Homozapping
Un PAN dividido, la fórmula del PRI
Autor Invitado Jesusa Cervantes
México, D.F., 24 de mayo (apro).- Durante seis años el gobierno federal panista encabezado por Felipe Calderón Hinojosa se dedicó a minar la fuerza del PRD y lo partió en dos: de un lado estaban los de Nueva Izquierda mejor conocidos como Chuchos y en el extremo los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador.
Pero fue en la contienda por la
dirigencia nacional entre Jesús Ortega de los chuchos y Alejandro
Encinas, respaldado por López Obrador, donde se evidenció de una forma
más nítida la mano del gobierno federal panista.
La disputa
por la dirigencia del PRD, con miras a la elección presidencial de 2012,
llegó hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
donde el fallo se le dio a Jesús Ortega. En ese momento se comentó entre
columnistas y politólogos que la mano de Felipe Calderón inclinó la
balanza hacia los chuchos.
En otro espacio, la Cámara de Diputados,
se habló del respaldo a Guadalupe Acosta Naranjo, otro chucho, para que
presidiera la Mesa Directiva, una suculenta posición pues ahí los
presidentes y secretarios gozan de una millonaria cantidad de dinero al
mes la cual no están obligados a justificar, o por lo menos así ocurría
desde que Emilio Gamboa Patrón estuvo al frente de la coordinación de
los priistas en San Lázaro.
Con la llegada de Acosta Naranjo a la
presidencia, se comentó, llegó más dinero para apuntalar a Jesús Ortega.
Cierto o no, Jesús llegó a la presidencia del PRD y éste se descompuso
aún más enfrentando a los lopezobradoristas con los chuchos.
Con dicho antecedente, hoy resulta
ingenuo pensar que el PAN, que en su momento de gobierno recurrió a la
división del PRD, no se haya preparado para evitar que desde el
PRI-gobierno le aplicaran la misma fórmula.
Con elecciones en puerta de 14 estados,
entre ellas la gubernatura de Baja California, uno no se explica cómo
fue que los panistas no vieron desde el 2 de diciembre, cuando se hizo
público el Pacto por México, que ello llevaría a una división y
enfrentamiento entre calderonistas y maderistas.
Con el Pacto el PRI logró dividir al
PAN. En el Senado se llegó a la sustitución del coordinador
parlamentario en un intento por aniquilar cualquier cuestionamiento a
los designios del presidente del PAN, Gustavo Madero, quien negoció en
“lo oscurito” con el PRI y el PRD de los chuchos, las reformas del Pacto
que se han venido imponiendo al Congreso dela Unión.
Antes de remover a Ernesto Cordero, el
presidente nacional del PAN removió de otro cargo, al estilo más
autócrata, a otro legislador, al diputado Homero Niño de Rivera Vela,
quien el 22 de abril criticó el entreguismo de Madero al PRI vía Pacto y
la tibieza y alineación al PRI de su coordinador en Cámara de
Diputados, Luis Alberto Villarreal.
El PRI partió en dos a los panistas;
el espectáculo político que dieron a nivel nacional, las
recriminaciones y acusaciones mutuas entre calderonistas y maderistas
les hicieron sentir a ellos mismos que esto les afectará en las
elecciones locales de 14 entidades.
Mientras los panistas se acusan de
entreguistas, de tenerle pavor a Manlio Fabio Beltrones, de no cuidar
cada uno de sus actos para no molestar al PRI y mucho menos incomodar a
Enrique Peña Nieto, los operadores de Acción Electoral del tricolor lo
aprovechan para posicionarse en los estados y tratar de ganar espacios
con un partido cohesionado que camina en la misma dirección: mantener o
recuperar espacios de poder en las 14 entidades, sobre todo Baja
California, primer estado que perdió el PRI en una gubernatura, allá por
1989.
Las críticas del diputado Niño de Rivera
Vela del 22 de abril le valieron la destitución, el 30 de abril, de su
cargo como secretario de la comisión de Energía en la Cámara de
Diputados. Posición clave ya que la presidencia la tiene el PRI con
Marco Antonio Bernal, un hábil operador de Beltrones Rivera, además de
que ahí se procesará la reforma energética que tanto urge a Peña Nieto.
El cargo de Niño de Rivera Vela no sólo
implicaba un dique a los priistas en la comisión, en caso de que
pretendieran imponer algo que no les conviniera a los panistas, sino que
además él tenía bajo su cargo convencer al resto de los 113 diputados
de su bancada de las bondades de una reforma energética y evitar así
cualquier voto en contra.
Pero a Gustavo Madero le incomodaron las
críticas al Pacto, a su presidencia y a la operación que ha tenido en
cámara de diputados uno de sus aliados, el coordinador Villarreal, así
es que ordenó a éste remover a Niño de Rivera Vela de la secretaría y
ubicar a alguien más manejable, Rubén Camarillo, o por lo menos así lo
consideran en el Cen del PAN.
Luego de este corte de cabeza vino el
más fuerte, el de Ernesto Cordero lo cual cohesionó a un grupo de
calderonistas y dividió al PAN en calderonistas y maderistas.
Si antes algunos panistas no estaban de
acuerdo con el acuerdo con las posiciones de la dirigencia nacional no
importaba pues no se manifestarían en tanto que eran gobierno y eso les
podría costar caro, sin embargo hoy, siendo “oposición” los panistas
pueden defender abiertamente su dignidad y reclamar ser una oposición
responsable pero digna.
El senador Roberto Gil Zuarth,
calderonista, dice que no les importa si en Senado les retiran
posiciones, presidencias o secretarías de comisiones, pues eso no hará
que callen. Pero se antoja difícil que Madero le corte la cabeza a otros
calderonistas ubicados en posiciones claves, pues ello significaría
sepultar en definitiva la reforma energética.
Y es que en el Senado el PRI necesita de
los votos del PAN para lograr la reforma, en tanto que en Cámara de
Diputados con los aproximadamente 60 perredistas que tiene de su lado,
los otros 40 son más afines a López Obrador o a René Bejarano y ya se
han manifestado en contra de dicha reforma más aún si viene del llamado
Pacto por México.
Así es que el PRI que requiere las dos
terceras partes en Diputados, es decir 332 votos de los 500, los puede
obtener con los 213 de ellos, 28 del Verde y 10 del Panal que suman 251,
más 60 perredistas 311 así es que sólo le faltarían 21 votos del PAN,
los cuales sí puede obtener pues según el propio Niño de Rivera Vela
existe por lo menos un 50% de la bancada que no está de acuerdo con el
actuar de Madero y el otro lo respalda totalmente.
Si Madero quiere darle en bandeja de
plata al PRI la reforma energética, sin exigirle reforma electoral por
delante, tendrá que pararle ahí y dejar de actuar como autócrata donde
sólo él decide cambios, a pesar de que sus propios estatutos se lo
permiten. No es momento para el presidente del PAN de respaldarse
únicamente en las normas de su partido pues más cambios le implicarían
más división y con ello sumaría más votos en su contra y de su
corriente, si es que la tiene.
No hay que olvidar que en diciembre
viene la elección del nuevo presidente del PAN y para ello los
calderonistas ya trazaron un plan: recorrer todo el país denunciando el
entreguismo de la dirigencia panista hacia el PRI, encontrar así adeptos
y ganar la presidencia para “cambiar el rumbo del partido” y ser una
oposición digna. Candidatos hoy los tiene, pero su fortaleza dependerá
de cómo se muevan en el siguiente periodo ordinario de sesiones cuando
las reformas energéticas, financieras y política, se presenten. En esos
meses la habilidad política o falta de ella los puede sepultar…pero
antes el PRI ya habrá tenido lo que quería: un PAN dividido rumbo a las
elecciones de julio próximo. Una estrategia que el PAN no vio cuando él
mismo la aplicó desde el gobierno contra los perredistas…
Comentarios mjcervantes@proceso.com.mx
@jesusaproceso
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