domingo, 26 de mayo de 2013

Para una chingada sirven sus reformas

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Sin crecimiento,  
¿para qué las reformas? 
Rogelio Ramírez de la O

Por lo menos desde la administración de Miguel de la Madrid los gobiernos aprendieron que el crecimiento económico era clave para su éxito político y que no era suficiente que ganara las elecciones de mediados del sexenio, sino también, y limpiamente, las del final del periodo. De ahí que el crecimiento económico sea clave, no sólo para el gobierno, sino también para la gente.

El crecimiento y cómo sostenerlo debe plantearse con independencia de las reformas. Primero, porque es posible lograrlo así, aunque no sea tan alto como con reformas. Segundo, y sin entrar en la discusión de cuáles reformas, porque sin crecimiento éstas pueden no concretarse o bien salir desacreditadas. Pues ¿de qué sirven las reformas si no se materializan en bienestar económico tangible?

La agenda de crecimiento de corto y mediano plazo es entonces insustituible y nunca ha resistido el análisis el alegato de que fue por falta de reformas que México casi no creciera en los 12 años del PAN en el gobierno. Aunque hayan servido muy bien como excusa.

Ahora, si puede haber un círculo virtuoso entre las reformas, vía expectativas de los inversionistas y el crecimiento, bienvenido. Pero no debe supeditarse cualquier acción buena para el crecimiento a que el Congreso tenga a bien aprobar las reformas y que además lo haga sin causar daño al diseño original de las mismas.

Con el ciclo económico estadounidense pasando por una desaceleración en el segundo semestre de 2012, los motores que produjeron crecimiento de 4% en 2012 se fueron apagando poco a poco, pero especialmente las exportaciones y las remesas.

Sin embargo, por primera vez en muchos años, la demanda interna se sostuvo razonablemente, tanto por el consumo como por la inversión. Los inversionistas extranjeros que siempre han visto en México una oportunidad, concluyeron correctamente que el cambio de gobierno daba una oportunidad para que el gobierno recuperara una agenda de crecimiento. Y se animaron más con el arresto de Elba Esther Gordillo, porque éste demostraba capacidad sin titubeos.

Sin embargo, después de cinco meses del nuevo año, los motores de crecimiento interno también se apagaron. Estados Unidos ha seguido creciendo y dándonos el modesto crecimiento que puede darnos hoy y por los próximos años. Pero la demanda interna se fue agotando.

Primero, se cayó la vivienda, un sector que ya estaba mostrando todo síntoma de enfermedad. Al mismo tiempo, las finanzas estatales, casi todas en pésimas condiciones, causaron freno de pagos a proveedores. Luego, la recuperación de la cobranza se volvió un dolor de cabeza en muchos sectores. El aumento del consumo se desaceleró y las ventas de las empresas cayeron.

La ambiciosa agenda del pacto no cubre la deficiencia de la falta de crecimiento y menos cuando las expectativas han estado tan altas como mostraron las encuestas. Este pacto puede ser compatible, pero no sustituto de otras acciones que se deben tomar para animar el crecimiento y que no pueden esperar al lento y tedioso proceso legislativo de aprobación.

La desaceleración es tan fuerte que ya afectó a la baja el crecimiento potencial de 2014 y no sólo el de este año. El riesgo es que el énfasis de la política económica se ponga ahora a reaccionar a problemas de corto plazo y que de ahí resulte una tasa de crecimiento de 2% a 3% para un tercio del sexenio. Las condiciones globales pueden facilitar el crecimiento en 2015, pero también será un año de dificultades, por el aumento muy probable de tasas de interés, al concluir la flexibilización monetaria de Estados Unidos.

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