¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La rectoría del Estado...
María Teresa Jardí
Si
se trata de recobrar la rectoría del Estado el nuevo, tan viejo, PRI
debe empezar por el rearmado ético de todas las instituciones.
De nada sirve, y ha quedado probado una y mil veces, el crear
instituciones por encima de otras que no funcionan. La CNDH es el mejor
de los ejemplos.
Para no meterle mano al aparato federal y a los procuradores estatales
de justicia, cuando Jorge Carpizo, entonces ministro de la Corte, fue a
ver a Carlos Salinas para decirle que en México se torturaba a los
detenidos y hacerle ver que esto no era posible en un país que se soñaba
ya de primer mundo, éste, al que le interesaba sobre todo la firma del
Tratado de Libre Comercio a favor de los gringos, le pidió a Jorge armar
una institución defensora de los derechos humanos de los detenidos; en
lugar incluso, de pedirle a él, o al adecuado para hacerlo, la
radiografía de esa institución que continuó como siempre, para meterle
mano en aras de rescatarla como procuradora de justicia.
Se trataba, como ahora queda claro, de que no funcionase ni una ni la
otra. Aunque debo decir a mi favor que a Jorge yo se lo dije siempre y
lo escribí muchas veces.
Y como Carpizo, como presidente de la CNDH, empezó a molestar a
gobernadores con sus Recomendaciones, entonces se ideó el crear una
serie de instituciones por encima de las procuradurías estatales en las
que pudieran ser manipulados, por el gobernador en turno, sus
respectivos presidentes. Quedando en federal, dejando de ser nacional,
la que se llama nacional todavía, aunque no lo sea. La que no tardó
tampoco demasiado en verse obligada a convertirse en revisora de lo que
no hacen las comisiones estatales, sobre todo en los casos realmente
graves en los que incluso de oficio interviene un Ombudsman en los
lugares que sí tienen un Defensor del pueblo.
Es claro que algunas comisiones funcionan algunas veces y es claro que
no todos los presidentes de las mismas son iguales. Algunos hasta tienen
un compromiso con los derechos humanos.
Pero también es claro que las comisiones estatales o incluso
gubernamentales, como son aquí la mayoría, lo mismo que las
organizaciones no gubernamentales defensoras de derechos humanos, tienen
sentido en la medida en que se crean, para desaparecer. En tanto se
rearman las instituciones, digamos, primarias. Y de rearmar a la PGR y
de entender el actual titular de esa institución y sobre todo el
secretario de Gobernación —que ya habla de dotar de presupuesto propio
al grupo de ministerios encargados de resolver el caso de los
desaparecidos— que el caso de los desaparecidos debe ser tratado
directamente por el Procurador General de la República con un grupo
pequeños de ministerios públicos y de policías en los que confíe el
Procurador, y no por una fiscalía por encima de esa institución, está el
que se pueda conocer de manera creíble lo realmente ocurrido en cada
caso de desaparecidos siendo ese el rubro más sensible para el pueblo e
imprescindible para que el partido gobernante pueda retomar la rectoría
del Estado mexicano.
Es muy importante escuchar a las víctimas familiares de esa otra víctima
que es cada desaparecido. Pero no es suficiente. Y en parte eso es lo
que hizo la fiscalía encabezada por Carrillo creada por Fox cuyo fracaso
salta a la vista. El caso de los desaparecidos pasa por el Nunca Más
como única solución valida. Y en la medida en que aquí se vayan
acumulando los de Peña lo demás no será más que otra tomadura de pelo en
un país que no aguanta ya más mentiras.
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