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Sorpresa y júbilo
es difícil, porque el Cartel de Sinaloa provee de todo, desde las semillas hasta el equipo
BADIRAGUATO, Sinaloa, 19 de julio (REUTERS).- En el pueblo natal de Joaquín “El Chapo” Guzmán, algunos pensaron que estaban soñando y otros hasta lloraron de alegría cuando escucharon que el capo del narcotráfico se había fugado de una cárcel de máxima seguridad del Altiplano a través de un túnel construido bajo su celda.
Badiraguato, un remanso pintoresco y agrícola en las faldas de las montañas de la Sierra Madre del noroeste de México, ha sido cuna de algunos de lo más notorios -y exitosos- traficantes de drogas.
Por encima de todos está ‘El Chapo’, cuyo segundo escape de una prisión hace una semana humilló al presidente Enrique Peña Nieto y expuso los límites y la corrupción del sistema penitenciario del gobierno federal.
Desde el restaurante de pollo asado ‘El Chapo’, ubicado cerca de la plaza principal, hasta en las declaraciones de algunos funcionarios locales, la presencia del capo, a quien los lugareños llaman ‘El Viejón’, se cierne sobre la ciudad de 400 años de edad que vive y respira drogas.
Pero incluso aquí, la fuga de Guzmán, es difícil de creer.
“Fue algo inédito. Increíble, nadie la cree… yo pensé que estaba soñando, se me hacía algo imposible”, dijo el alcalde Mario Alfonso Valenzuela, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) al que pertenece Peña Nieto.
Si hay un sentimiento en Badiraguato, en la población, de sorpresa pero también de alegría, como decir: “¡Ah mira! se les escapó ‘El Chapo’, es bien chingón”.
El pueblo, que se extiende hasta escarpadas laderas donde las condiciones pueden ser muy básicas, tiene poco más de 32 mil habitantes de los cuales oficialmente el 75 por ciento vive en la pobreza.
Pero Reuters constató que el pueblo en sí tiene conspicuas señales de riqueza como grandes casas con portones, autos nuevos y un parque recreativo gratuito construido recientemente a la orilla de un río.
Al menos la mitad de los habitantes de Badiraguato cultiva mariguana, dijo Valenzuela, la misma droga que Guzmán cultivó junto con su padre cuando era un niño pobre de la Sierra en el poblado de la Tuna, mucho antes de que se hiciera tan rico que la revista Forbes lo incluyó en su lista de multimillonarios.
No es de extrañar entonces que algunos que esperaban seguir sus pasos se conmovieron con su fuga del penal de El Altiplano unos 17 meses después de ser arrestado.
“La pura verdad que cuando supe (de la fuga) me puse un pedón (se puso ebrio) como de tres días, y te voy a decir que sí lloré y no me da pena (...) Él te ayuda, él te da el trabajo y tu puedes ganar mucho dinero”, dijo Roberto, de 15 años, que siembra mariguana.
“Él tiene un dicho: ‘El dinero te hace lo que no eres’ y por eso, si tienes, pues tienes que llevártela tranquilo”, comentó.
Rica tradición
Con algunas de las tierras más ricas de México, Sinaloa, el estado natal de Guzmán, se convirtió en el mayor productor de mariguana a inicios del siglo pasado, y después, de opio y heroína, luego de que emigrantes chinos trajeron las semillas al cruzar el Pacífico.
Y según Roberto, iniciarse en el negocio no es difícil.
“Si quieres sembrar ellos te dan todo y te digo todo todo, la semilla, con lo que la siembras, y tu radio porque allá arriba no hay señal de celular”, dijo.
El cultivo de la amapola aquí alguna vez fue alentado por Estados Unidos para suministrar a sus soldados analgésicos como la morfina durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam, dijo Raúl Benítez, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Pero con la declaración de una guerra contra las drogas del presidente estadounidense Richard Nixon, el negocio pasó a la clandestinidad, dejando listo el escenario para rivalidades entre bandas y conflictos que han cobrado decenas de miles de vidas en México en la última década.
En Badiraguato, las mortales reglas del juego no son un secreto.
“Tu lo ves como un trabajo”, dijo Juan Carlos, de 22 años, vendedor de baratijas afuera de la alcadía, quien dice que trabajó alguna vez como sicario por 200 mil pesos.
“Esa no es gente buena, esa gente va a matar a otros que son inocentes (...) a veces sí te arrepientes”, dijo.
“No es Robin Hood”
Camionetas pickup y motos con hombres armados y enmascarados paseaban por el pueblo, revisando constantemente la plaza en busca de caras desconocidas.
En vez de criticarlo, un policía local sugirió que Guzmán es una de las pocas personas capaces de poner orden en México.
“Ellos tienen su negocio y no le hacen nada a nadie, es gente trabajadora pues. El desmadre (desorden) está en el sur (del país)”, dijo en un retén a la entrada del pueblo. “Él (Guzmán) tiene que estar afuera para que calme el desmadre”, comentó.
Hay evidencia de que capos de Badiraguato son más rudos que sus rivales.
De los 24 capos más buscados por el gobierno mexicano en 2009, todos menos tres están muertos o encarcelados.
Esos tres nacieron cerca de Badiraguato: Guzmán, de 58 años, y sus aliados del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada y Juan José Esparragoza, alias “El Azul”, ambos entrados en los sesenta.
La mamá de ‘El Chapo’ aún vive en el rancho de la familia Guzmán de La Tuna, a unos kilómetros de Badiraguato, y el alcalde Valenzuela dijo que él y muchos otros miembros de la comunidad la conocen y la describen como una mujer muy buena y religiosa.
Hace años, Guzmán pagó por el suministro de electricidad del pueblo, y contrató helicópteros para ayudar a colocar postes, dijo un funcionario municipal, quien habló bajo condición de anonimato.
Valenzuela rechazó la versión diciendo Badiraguato no tiene obras públicas pagadas por Guzmán o sus colegas.
“Digo como gobierno que no dependemos de él ni el gobierno ni la población tampoco. Claro que hay una cadena que depende de sus negocios pero tampoco es un Robin Hood, no es así”, dijo el Alcalde.
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