Por Esto!
Entre la realidad nacional y la mediocridad futbolera
Ricardo Andrade Jardí
Las contradicciones de lo que es hoy México no pueden ocultarse, sirva de ejemplo la decadente selección nacional de fútbol, que parece sucursal de Movistar y Coca-Cola, ante su incapacidad de hacer goles, es convenientemente salvada por dudosísimos arbitrajes que terminan por hacerle el favor.
Las contradicciones de lo que es hoy México no pueden ocultarse, sirva de ejemplo la decadente selección nacional de fútbol, que parece sucursal de Movistar y Coca-Cola, ante su incapacidad de hacer goles, es convenientemente salvada por dudosísimos arbitrajes que terminan por hacerle el favor.
El “triunfo” del seleccionado mexicano en el juego con Panamá, de la muy deslucida Copa Oro 2015, es por demás deprimente y no merece celebrarse por nadie, pero sirve para entender un poco de la decadencia que nos constituye, pues los triunfos fraudulentos de la selección nacional, ahí donde la federación de fútbol mexicana tiene influencia (es decir la CONCACAF), son ejemplo de cómo los poderes fácticos construyen las fantasías del circo nacional con el que se nos vela la posibilidad de ver la realidad que acontece, mientras el desgobierno priísta asesina niños y civiles en Michoacán, se pueden escuchar los alaridos de victoria de los adiestrados comentaristas de la telecracia (particularmente los de Televisa) ante el dudoso penalti en favor de la selección mexicana en los cuartos de final contra Costa Rica, cambiando la suerte del juego en favor de los que menos jugaron al fútbol, y lo mismo y peor con la semifinal ante Panamá, en las mismas horas en que se militariza Oaxaca, para imponer una reforma laboral, que en nada cambiará los niveles paupérrimos de la educación nacional, donde no se intenta fomentar talentos y capacidades sino adiestrar desde la infancia a las nuevas y acríticas bases del partido único, en tanto “El Chapo” vive a lo grande, luego de su fuga supuestamente por un túnel, a tan sólo 700 metros de un campo militar.
¡Ni hablar!, si esto no es un narcoestado es entonces un imbécil estado (ambos casos igual de graves). Pero el circo, con cada día menos pan, pues la “educación”, el clero y la telecracia han logrado oprimir los imaginarios colectivos a tales niveles que hoy somos una sociedad capaz de trabajar más diez horas y sólo recibir el salario esclavista equivalente a cinco de esas horas laboradas.
Años de falsos credos y paraísos prometidos por curas pederastas, fomentados por la formativa programación basura de la telecracia y reforzada por las huestes corruptas de Elba Ester Gordillo, hoy aliadas a la reforma laboral, que no educativa, que terminará también por destruirlas –lo cual es el único aliciente de esto— han fomentado una inmensa masa social mediocre, que se conforma con muy poco, ante las eternas carencias a las que nos ha sometido la dictadura perfecta de nuestra particular hamburcolateledemocracia de mercado, por eso no es raro ver a una parte del aficionado, nacido entre fraudes electorales, políticos, empresariales y religiosos, celebrar las transas de la CONCACAF y la FMF, como si se tratará de válidos y legítimos triunfos, ojalá esos aficionados lograran abrir los ojos y ver más allá de lo dispuesto por Televisa, la mediocridad de su equipo hoy, tal vez así se sumarán también, y desde su legítima afición al fútbol, al urgente despertar ciudadano que requiere esta patria tan agraviada por apátridas telecráticos y sus comparsas políticos.
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