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Rosario, no te preocupes…
La estrategia de protección social del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto para evitar el crecimiento del sector más pobre de la población está funcionando “y debemos seguir por ese camino”, dijo ayer una triunfante Rosario Robles Berlanga, titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), en una entrevista concedida a Notimex, la agencia oficial del Estado mexicano.
La conversación en la que Robles Berlanga se congratulaba por la reducción de la pobreza extrema en el país, fue liberada por la agencia a las 11:40:02 horas del jueves. Dos horas y media antes, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló que en dos años del Gobierno de Peña Nieto la pobreza en México aumentó de los 53.3 millones de personas que había en 2012 a los 55.3 millones que se contabilizaron al 2014, lo que representa un aumento de casi 2 millones de habitantes.
El informe de la Medición de la Pobreza en México a nivel nacional refirió que aunque la cobertura de carencias sociales aumentó, los ingresos de las familias bajaron. Y precisó que en el caso de la pobreza extrema, ésta bajó apenas de 9.8 por ciento a 9.5 por ciento, esto es, 11.5 millones a 11.4 millones de mexicanos.
“Si el ingreso no hubiera disminuido, la pobreza hubiera sido de 44.8 por ciento (es de 46.7 por ciento). Es la falta de crecimiento económico y de elementos para mejorar el ingreso de los mexicanos”, aseguró ayer Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Coneval, durante la presentación del documento integrado con cifras al cierre de 2014.
Dos millones de pobres más en dos años es un nuevo récord, uno más de los que esta administración federal ha roto y, por desgracia para los mexicanos, no en sentido positivo.
Pero para Rosario Robles la estrategia contra la pobreza, encabezada por la Cruzada Nacional Contra el Hambre ha sido un éxito. El hecho de que el único decil o valor que aumentó fue el de los más pobres, y el que “los más pobres entre los pobres [los que están en pobreza extrema] no vieron afectado su ingreso, al contrario se incrementó”, quiere decir “que que toda la estrategia de protección de su derecho a la alimentación funcionó, porque estas familias gastan la mitad de su ingreso en alimentos”.
La funcionaria, sin embargo, no explicó en la entrevista con la agencia estatal por qué 2 millones de mexicanos migraron de la categoría de “vulnerables por carencias sociales” directo a la pobreza, de acuerdo con los indicadores del Coneval.
Hernández Licona lo dijo ayer sin más rodeos: si el ingreso de las familias mexicanas no hubiera en estos dos años, no habría más pobres.
Es decir, si la economía y la inversión productiva estuvieran frutos, no se tendrían ahora estos resultados que agobian aún más al país, sin que el Estado admita que sus estrategias no marchan y que, por el contrario, dos millones más de mexicanos pobres no se pueden ocultar con pronunciamientos y discursos.
De nuevo, pues, la negación por delante.
El 19 de abril de 2013, cuando transcurría apenas el quinto mes del actual sexenio y en el discurso con el que Enrique Peña Nieto arrancó la Cruzada Nacional contra el Hambre, el Presidente hizo un pausa y se dirigió entonces a la titular de Sedesol, quien días antes había sido acusada —junto con el priísta Javier Duarte de Ochoa, Gobernador de Veracruz— de desviar recursos públicos para beneficiar electoralmente al Partido revolucionario Institucional (PRI).
A la Secretaria le dijo: “Rosario, no te preocupes. Hay que aguantar, porque han empezado las críticas, han empezado las descalificaciones de aquellos a quienes ocupa y preocupa la política”.
Y agregó:
“Que sigan aquellos criticando las acciones, porque a otros los ocupan las elecciones; a nosotros nos ocupa y nos compromete acabar con el hambre de México”.
Sin embargo, a más de dos años y tres meses de aquella declaración es justo que los mexicanos digamos: Rosario, ¡sí preocúpate y, sobre todo, ocúpate! Porque han empezado las críticas y descalificaciones, y porque es inadmisible que en dos años no sólo no se haya acabado con el hambre en México, sino que se ha incrementado.
(SINEMBARGO.MX)
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