Por Esto!Sucesión adelantada
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Anulados Osorio Chong y Videgaray
Fuga de “El Chapo”, aún sin culpables
“Tus subordinados deben ser un poco corruptos. Los podrás sustituir fácilmente”.- Jorge Saldaña
Lo que esperaban muchos mexicanos a raíz de la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera se centraba en un cambio en el gabinete presidencial que permitiera albergar alguna esperanza de cambio de rumbo a la mitad del camino y, en ese movimiento, encontrar cierta congruencia en el acontecer tanto político como económico, ambos ligados al flagelo del presente: la inseguridad. Dos personajes pasarán, una vez enterradas sus ambiciones presidenciales, a la historia de una de las etapas con mayores claroscuros del país. El tema de la seguridad pasó de ser un término ligado a las policías e inclusive a las fuerzas armadas, a la ocupación de los renglones políticos al enfrentarse a una verdad lacerante: el contubernio entre autoridades y mafias. Y ni qué decir de su impacto en el renglón económico al alimentarse la delincuencia organizada de quienes han visto disminuir y hasta desaparecer sus niveles de sobrevivencia engrosando las filas delincuenciales.
Contrario a lo que sucede en renglones que tienen que ver con la salud, la educación, la vivienda, los apoyos al campo e inclusive las inversiones, los presupuestos de seguridad alcanzan el 6 por ciento del Producto Interno Bruto y si eso sucede en el aspecto económico, en el político habrá que recordar lo expresado por el ex subprocurador: “Hay que reconocer que el narco ha devuelto a millones de mexicanos su dignidad”, o lo dicho por el ex subsecretario de Sagarpa: “Tenemos que copiar el modelo comercial de los narcos porque es exitoso”. Frente a esta clase gobernante, la desprotección de los ciudadanos se hace mucho más patente en todos los aspectos.
Pese a que se tienen los nombres de quienes encabezan estos dos renglones prioritarios para el funcionamiento de un país como México: Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray o Luis Videgaray y Miguen Ángel Osorio Chong, responsables directos de los dos pilares que controlan el 90 por ciento del gabinete presidencial –el otro porcentaje lo constituyen las fuerzas armadas—, como en todos los hechos recientes suscitados en el país que, incluso, han enlutado miles y miles de hogares, no se deciden a poner en juicio a nadie y sólo se buscan y sobresalen los nombres de pequeños funcionarios considerados “chivos expiatorios” a quienes, como hemos visto en el pasado, se les recompensará en sexenios venideros por su sacrificio actual.
Ha resultado imposible de creer que Eduardo Pequeño García otorgara una serie de prebendas, de beneficios a Guzmán Loera durante su estancia en el Altiplano sin que sus superiores estuvieran debidamente enterados. No parece pesar en ningún momento que el jefe de este funcionario, Monte Alejandro Rubido García, se hubiese desempeñado al lado de Genaro García Luna y que fuera en los tiempos en los que se desempeñaba como titular del CISEN que se fugó “El Chapo” del Penal de Puente Grande. O sea, que es a Rubido a quien ya se le escapó el sinaloense en dos ocasiones. Hasta ahora, Monte Alejandro sólo ha demostrado una gran dureza y rudeza cuando se trata de los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa o frente a los familiares de las víctimas de las últimas masacres.
La primera responsable directa de los llamados Ceferesos (Centros Federales de Prevención y Readaptación Social), que son 25 entre los que se incluye el Altiplano, y ahora ya está libre, su detención fue momentánea, era Celina Oseguera Parra, quien ya estuvo en el pasado al frente de manera directa en este tipo de penales federales, inclusive en el tiempo en que a través del llamado “Buzón Penitenciario” se llevó a cabo un concurso de poesía que ganó Guzmán Loera y no se decidieron a entregarle el premio por su condición de narcotraficante. El único de este grupo que no tuvo nada que ver con García Luna es el chetumaleño Juan Ignacio Hernández Mora. De entre esta baraja de nombres con dudosa reputación habrá que anotar también al yucateco Tello Peón.
Al respecto, cabe mencionar que la transparencia y la permanencia informativa prometida por Osorio Chong se convirtió de nuevo en una declaración mediática, sin que se observe desde ningún ángulo la posibilidad de convertirlas en realidad. Lo único que puede verse es la desesperación y la búsqueda de apoyo que se riega por todo el país a través de solicitar a los gobernadores su apoyo para la localización de Guzmán Loera. Siguen cadenas que van desde la solicitud de los planos de construcción de la cárcel hasta a quienes pudieron vender los tanques de oxígeno que presuponen, nada más que debieron ocuparse para que Guzmán Loera recorriera el túnel que supuestamente lo llevó a la libertad.
Según Enrique Francisco Galindo Ceballos, comisionado de la Policía Federal, “todas las capacidades del Estado mexicano están puestas en la búsqueda del prófugo Guzmán Loera, “El Chapo”, y existe una instrucción precisa del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para ello”. Uno se pregunta ¿había cabida para declaraciones diferentes? ¿Acaso no también EPN instruyó que se le mantuviera vigilado para evitar otra fuga? Quien está fallando, ¿la gallina o los huevos podridos?
Muertos que pagan impuestos
Juan Carlos Loa, socio de Litigio Fiscal de Deloitte, dijo que “vivo o muerto, las obligaciones fiscales en México se mantienen efectivas”. Ello derivado de que no desaparece de la lista del SAT un contribuyente que pueda tener una responsabilidad frente a las autoridades fiscales del historial que viene manejando; si tiene unas auditoría abierta o créditos pendientes de pago sigue registrado y cuando hay una circunstancia relevante como la muerte, no desaparece en automático el adeudo.
Incluso, advierte, el SAT procederá a ver si se puede liquidar el adeudo mediante la herencia o recursos que haya dejado la persona fallecida y, hasta que quede satisfecho dará de baja del padrón al contribuyente. De ahí que sea la propia Procuraduría de la Defensa del Contribuyente la que reciba este tipo de casos y quejas con mucha frecuencia a sus oficinas y que sea ahí cuando la gente se entere que el Código Fiscal de la Federación establece que las obligaciones fiscales siguen aún tras la muerte y que existe un procedimiento para que un tercero pueda dar de baja el registro del fallecido ante el fisco cuando ya no haya nada pendiente.
Rejuego sucesorio
Al encontrarse en el filo de la navaja tanto Osorio Chong como Videgaray Caso, han cobrado fuerza las menciones de Manlio Fabio Beltrones y de Aurelio Nuño Mayer como posibles sucesores de Enrique Peña Nieto. Estos dos últimos nombres hablan del enfrentamiento entre las “dos mafias” tantas veces señaladas por Andrés Manuel López Obrador. Una, la de hace décadas comandada por los entonces llamados “tecnócratas” y en la que los Salinas de Gortari –tanto Carlos como Raúl— mantienen el liderazgo y la de los mejor conocidos como “toluquitas”, sobrenombre que les impusiera nuestro compañero Francisco Rodríguez.
Aunque una vez desatada por adelantado la sucesión, justo en el tiempo en el que la totalidad de presidentes en México gozaba de su permanencia y control del poder, los panistas empiezan a mostrar cartas y nombres. Uno de ellos es el del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, otros son Gustavo Madero, la propia Margarita Zavala y el joven Ricardo Anaya, del que se habla hasta del regreso de la alianza con el Verde. Para los perredistas, el gallo era Miguel Ángel Mancera, pero los cambios realizados dentro de su gabinete hablan de la posibilidad de que se decida a ser de los “independientes”, de los “sin partido”. El resto de organizaciones irán en alianza y sólo MORENA tiene, desde hace meses, un solo aspirante: López Obrador.
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