domingo, 19 de julio de 2015

No estamos muy lejos de la moratoria

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

Mar de sargazos en el firmamento
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

La situación que se vive en el país es la constatación de que se han rebasado con mucho las vías de negociación política del régimen. Lo grave es que no hay condiciones concretas para recomponer esta crisis generalizada. El grupo en el poder está entrampado en un mar de sargazos, porque llegó a Los Pinos sin un proyecto de gobierno que contemplara algunos pocos caminos para salir de la trampa. En los dos años y medio de que la mafia mexiquense se hizo del poder, está más que comprobado que su único objetivo es aprovechar la oportunidad para enriquecerse hasta donde se pueda. La vida pública, es fácil advertirlo, está cada vez más enmarañada.

La única posibilidad real de evitar que se llegue a extremos inmanejables es un cambio de régimen. Esto no sucederá con medidas cosméticas, sino con políticas públicas que vayan a las causas estructurales de tanta descomposición del sistema, de tanta pudrición que acabó asfixiando el Estado de derecho, de una economía no sólo estancada sino que camina en reversa, con altísimos costos sociales. No tiene sentido hacerse ilusiones de que sacando al PRI de Los Pinos, como lo hizo el PAN en el año 2000, la vida nacional dará un vuelco progresista. Lo que urge no es otra cosa que impulsar políticas públicas que conjuguen verdadera democracia con justicia social, paradójicamente los objetivos con los que nació el partido tricolor en 1929, aunque sólo se hayan hecho realidad en el sexenio del general Lázaro Cárdenas.

Se podrá argumentar que no hay condiciones para dar ese gran paso, como se acaba de comprobar en Grecia, mucho menos al compartir 3 mil kilómetros de frontera con la principal potencia del Grupo de los Siete. Sin embargo, precisamente por eso es que se puede forzar un cambio progresista, antes de que la situación mexicana se convierta en un problema grave para Washington, una vez que no haya otra “solución” que la dictadura fascista, lo cual acarrearía nuevos y mayores problemas mucho más costosos. El primero de ellos una ola migratoria hacia el Norte de nuestro país imposible de contener. El segundo, no menos importante, la caída del intercambio comercial entre ambos países porque la economía se derrumbaría por la fuga de capitales y una inflación galopante.

En este contexto, el principal atractivo para los inversionistas extranjeros, la maquila barata, se vería muy perjudicado por la migración y porque no habría garantías para una relativa estabilidad política. En este marco nada hipotético, se desestabilizaría también el relativo orden hasta ahora existente para la producción y tráfico ilegal de estupefacientes, porque las fuerzas armadas serían rebasadas por las grandes organizaciones delictivas, al estar muy ocupadas conteniendo la ira de las masas en las ciudades y en el campo. Podrá decirse también que las fuerzas armadas están ya preparadas para enfrentar situaciones extremas, pues para eso se han hecho compras extraordinarias de armamento ultra moderno y tecnología de punta. Pero todo ello de nada serviría en una realidad marcada por el caos y unas instituciones absolutamente inoperantes

Así como la crisis de Grecia no fue solucionada con los “acuerdos” que le impuso la troika reaccionaria y voraz al gobierno de Alexis Tsipras, asimismo sucedería en México en caso de que se llegara al extremo de declarar una moratoria de pagos a los acreedores internacionales, de lo cual no estamos muy lejos, como lo demostró el fracaso de la llamada Ronda Uno, donde por cierto los beneficiarios mexicanos fueron los mismos que han sido favorecidos por la tecnocracia desde hace tres décadas: “empresarios” ligados a Carlos Salinas de Gortari.

En dos años y medio nada le ha salido bien a Enrique Peña Nieto, así que nos espera un fin de sexenio quizá inédito en cuanto a la complejidad que se viva en los meses venideros. La crisis estructural irá en aumento, porque no hay políticas públicas orientadas a corregir el rumbo del sistema, fortalecer el Estado de derecho e impulsar un desarrollo sobre bases firmes. Nada de eso se observa en el firmamento, sino más caos, más entrampamiento del grupo en el poder por la voracidad insaciable, tanto de la burocracia dorada como de la élite oligárquica. En este marco, la “fuga” de “El Chapono es más que una anécdota para entretener a la concurrencia.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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