Endosan culpas al pueblo
Estrategia gubernamental sólo de “retiradas”
“EPN, político de figurín”: opinan publicistas
Sigue México señalado como el más corrupto
“Quiero un presidente que no gire instrucciones precisas y que no tenga una agenda apretada”.- Jorge Saldaña
Se llega a esta reunión en medio de una situación, en la que el pueblo de México está profundamente herido y no logra explicarse el porqué de tanta saña puesta de manifiesto en todos los pronunciamientos, en los discursos, en las actuaciones, en la indolencia, en las mentiras. La mañana de ayer, el general Salvador Cienfuegos, titular de la Defensa Nacional, señaló que la mentira, el reproche, la crítica infundada, la violencia y la intolerancia poco abonan al esfuerzo de los sectores por fortalecer el rumbo del país. Y sus palabras son muy ciertas, sólo que como ya es costumbre, son dedicadas a los ciudadanos y no a las autoridades quienes son las que dieron origen a todo esto que hoy señala acremente.
No fueron los ciudadanos y mucho menos los electores, los que hicieron promesas falsas no sólo en relación a la construcción de una refinería, o a las viviendas dignas, o a un mejor salario o al bienestar familiar, mucho menos fueron los que ocultaron reformas que alteraban en sus puntos más sensibles los logros de muchos años de lucha del sector laboral, principalmente. Tampoco fueron los ciudadanos, los que mintieron para ofrecer incentivos para las inversiones nacionales, cargas fiscales correctas, etcétera. Si se trata de reprochar, tampoco son los del pueblo los que adquirieron en unos cuantos meses una propiedad que cuesta decenas de millones de pesos y mucho menos, los que ocultaron durante dos años su declaración patrimonial para terminar reforzando la primera que fue muy criticada por tanta y tanta donación.
Las críticas, por lo que ha logrado observarse y comprobarse, no han sido infundadas, menos aún cuando a quienes se culpa de todos los males tienen grandes dosis de razón en todos sus cuestionamientos, de sus señalamientos, de sus afirmaciones. Si consideramos infundadas las críticas a nivel nacional, ¿qué pasa en el esquema internacional en el que hasta vergüenzas se pasan? ¿Acaso es mentira que México está en un punto muy alto en cuanto a corrupción se refiere? ¿Han exagerado al señalar que las policías de todos los niveles y agrupaciones han sido infiltradas por la delincuencia organizada y hasta por pandilleros menores? De nuevo vuelven a ser los que están fuera del esquema gubernamental los malos, como si no hubiese el gobierno federal manipulado una y diez veces la información, como si no supiéramos de las farsas y de las escenografías, de los montajes en los que incluso ha participado el Ejército haciendo que desfilan en una fecha patriótica.
La violencia no inició por parte del pueblo, fueron otros los que la empezaron y entre ellos hay autoridades municipales, estatales, federales que hicieron caso omiso, en algunos casos, y en otros participaron activamente. Y así ha sido hasta para llevar tras las rejas a quienes cometieron el delito de reclamar, de manifestarse públicamente. Así que, la intolerancia tampoco provino de quienes ahora quieren aparecer como los malos de todos estos episodios que no sólo están en las tumbas, sino en las mesas, dentro de las casas, en los hogares, en los hospitales, en la quiebra económica. No puede aceptarse ningún grado de culpabilidad cuando es a ese pueblo al que hoy intentan señalar como causante de muchos males ni lo ven, ni lo escuchan y, mucho menos, son capaces de enfrentarlo y admitir abiertamente que han fracasado.
CUMBRE BORRASCOSA
Argentina, Venezuela y Brasil enviaron representantes a los trabajos de esta Cumbre que se lleva a cabo en Boca del Río, Veracruz, punto de nuestra geografía convertido en un auténtico búnker, en un sitio donde se impidió el paso de autos y camionetas, así como de vehículos de carga con perecederos y ni qué decir de las famosas vallas y de los uniformados de negro con cachuchas tapando media cara, otros con pasamontañas, todos con chalecos antibalas y portando armas largas. Visión ésta de un México que duele porque también tiene sus dosis escenográficas con las que intentas manejar los momentos de gran crisis como éste.
Nada que ver la de ahora con las anteriores, en cuanto a contenido y manejo de problemas que viven los países del área; eso sí, una mayor dosis de vanidades, de oropel, de imágenes falsas sobre una posición económica de la que se carece, de la que cada día nos encontramos más y más lejos. Se acepta que América Latina ha entrado en un proceso de desaceleración y se advierte que es necesario seguir con prudencia las políticas macroeconómicas, ese renglón en que se pensaba que Enrique Peña Nieto la había librado, pero que tampoco es así y de ello, de nuevo, se culpa a quienes han sembrado la desconfianza manifestándose, protestando, cuando ésta ha surgido de las malas políticas económicas y sociales aplicadas durante las últimas décadas y con continuidad en los dos años de mandato del mexiquense.
Ahora y en esta Cumbre, por las fechas incluso, podría pensarse en una baja en este tipo de reclamos sin embargo no será así. Las peregrinaciones por los festejos a la Virgen de la Concepción, a la Guadalupana, donde se reúnen millones de fieles, se verán ahora con frases que acompañarán al “ruega por nosotros” con llamados a la protección de los ¿43? ¿42?; de los ¿más de 20 mil? desaparecidos. La insensibilidad mostrada una y otra vez, primero tratando de minimizar y hasta olvidar el caso Ayotzinapa creando cortinas de humo mediáticas, después haciendo un cruel llamado a “superar el momento de dolor” de don Enrique Peña Nieto, ha traído aún más enojo e ira entre los ciudadanos. Pidió hacer un esfuerzo colectivo para ir hacia delante y ¿eso cómo se logra?, ¿acaso con los apoyos que dice tendrán para atraer turistas a Acapulco, con algunos pesos para las familias de los jóvenes desaparecidos? ¿Es ésa la forma de gobernar que todos esperábamos?
Dijo allá en Acapulco: “No tengo duda, son más, muchos más, los guerrerenses que quieren paz, que quieren tranquilidad, y que quieren orden en su Estado”. Y en efecto, eso pasa con los de Guerrero, pero también con los del resto del país y no es criminalizando a quienes demandan justicia como se alcanza esa tranquilidad y mucho menos el orden. Hoy, todos esos padres a los que se refiere también se preguntan ¿en qué momento la emprenderán contra cualquiera de mis hijos por equivocación, por que se atrevan a levantar la voz, por que den muestra de solidaridad, por que reclamen un futuro seguro?
Se llega, se abre la cartera y se pretende borrar todo lo sucedido. Antes, antes, hay mucha autoridad y leyes que aplicar y eso, eso no se ve cuando casi están por transcurrir 3 meses de la tragedia de los normalistas y estamos rumbo a la cuarta década de descenso en picada.
Duro habrá sido escuchar: “Peña no es Ayotzinapa. Como Ayotzinapa tenemos dignidad, como Ayotzinapa somos campesinos de origen indígena y no somos unos políticos hipócritas que han engañado durante mucho años al pueblo mexicano con sus partidos políticos y sus policías, todas ellas relacionadas con la delincuencia organizada”, expresó José Solano, padre de uno de los normalistas.
¿SERA MEJOR LA RETIRADA?
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