¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
La “caravana Televisa”: dudas y omisiones
Concluyó en Nicaragua el juicio contra los 18 mexicanos que
viajaban en camionetas pintadas con los colores y el logotipo de
Televisa. El juez Edgard Altamirano los declaró culpables de los delitos
de lavado de dinero, delincuencia organizada y tráfico de drogas. Pero
ni el juez ni la fiscalía ni los abogados de la defensa ni los propios
acusados despejaron las dudas fundamentales del caso: ¿cuál es el origen
de los 9.2 millones de dólares que transportaban en las camionetas?
¿Cómo se explican los rastros de cocaína encontrados en los vehículos?
¿A quién llamaron por teléfono a México desde territorio nicaragüense?
¿Para quién trabajaban en realidad?
MANAGUA.- El juez Edgard
Altamirano encontró culpables a los 18 mexicanos aprehendidos en
Nicaragua cuando transportaban 9.2 millones de dólares en camionetas que
tenían estampados logotipos de Televisa. Los cargos: lavado de dinero,
crimen organizado y tráfico internacional de estupefacientes.
Sin embargo, mientras el juez leía el fallo expresó un par de dudas:
“Esta
autoridad tiene indicios fuertes y probados de que este dinero no es de
total legalidad, porque viene oculto en caletas (…) Hasta el momento
esta autoridad desconoce qué fin económico traían”, admitió Altamirano
al referirse a los 9.2 millones de dólares en 23 maletas ocultas en
compartimentos secretos en cinco de las seis camionetas.
“Utilizan
el enmascaramiento de una actividad ilícita, fingiendo ser funcionarios
de una empresa mexicana, una de las más grandes en Latinoamérica, y con
ese engaño, con esa mampara, proceden a pasar por este país en ruta,
transportando una cantidad de dinero que todavía no tiene explicación, o
este judicial no encuentra ninguna explicación”, insistió el juez.
El
origen y el destino de ese dinero siguen siendo una incógnita que no
despejaron los 20 testigos convocados por el Ministerio Público y la
Procuraduría General de la República, quienes desfilaron en cuatro de
las cinco audiencias del juicio oral y público que se inició el pasado
lunes 10.
En el transcurso del juicio surgieron una serie de
conjeturas razonables. La más popular de esas teorías es que el dinero
se utilizaba para comprar droga en Costa Rica y trasladarla luego a
México.
Según los peritos las cinco caletas (o compartimentos
ocultos) tenían forma de U y medían 36 centímetros de ancho por 45 de
largo. Estaban en la parte trasera de las cinco unidades, bajo las
consolas de sonido. Según el informe IO-CONT231-2012, presentado como
prueba documental durante la primera audiencia del juicio, en ellas se
podían ocultar unos 2 mil kilos de cocaína.
Uno de los testigos,
Carlos Quintana, oficial de la Policía Nacional desde hace 10 años y
operario del aparato Sintrex Trace 2200 –que se usa para detectar drogas
ilícitas– fue quien descubrió partículas de cocaína en las caletas de
cuatro de las seis camionetas.
–De acuerdo al manejo de la
máquina, ¿qué le indica la presencia positiva para cocaína en las
caletas? –preguntó el fiscal auxiliar, Giscard Moraga, a Quintana.
–Lo que indica es que en algún momento se almacenó ahí, o tuvo contacto con alguna sustancia psicotrópica –respondió.
El
perito policial expuso que el Sintrex Trace 2200 es un equipo adquirido
por la Policía Nacional desde hace un año, que es muy preciso –“no
tiene margen de error”– y se utiliza para detectar presencia de cocaína,
mariguana, heroína y metanfetaminas.
En cuatro de las camionetas
el equipo dio positivo en el caso de las caletas y negativo para
asientos, tapizados, tableros y otras partes de los vehículos. Por lo
tanto las autoridades descartaron que las partículas de cocaína fueran
para consumo individual o del grupo. En su alegato final el fiscal
auxiliar Moraga insinuó que el traslado de la droga pudo haberse
realizado en el penúltimo viaje del grupo, entre el 6 y el 9 de junio
pasados.
Sin embargo los abogados defensores rechazaron esa tesis
en sus alegatos conclusivos. “No hay transporte (de estupefacientes) si
no está la droga, la sustancia prohibida. Aquí ninguno de los testigos
mostró ni un kilo de mariguana ni de cocaína. Es una falacia, que quedó
probada en juicio, decir que el 9 de junio transportaban droga. Lo único
que sí quedó demostrado es que salieron y entraron a Costa Rica en esas
fechas”, dijo el coordinador del equipo de defensores, José Ramón Rojas
Urroz.
Sus colegas apuntaron en otra dirección: “¿Cuáles son los
ilícitos de donde proviene ese dinero? Eso no quedó demostrado”, dijo la
abogada defensora Johanna Fonseca. Su colega Amy García insistió:
“Ellos (la fiscalía y la Procuraduría) están obligados a demostrar si
ese dinero procede de actividades ilícitas. ¿En qué momento se ha
demostrado de qué actividades ilícitas proviene ese dinero?”
Mientras
leía su fallo final Altamirano hizo alusión a las críticas de los
abogados defensores. “La prueba del perito establece que fueron
encontradas partículas de cocaína en cuatro de las seis van”, dijo y
luego agregó que la norma no indica necesariamente que debe ser
encontrada la droga para que exista el delito, ya que la misma también
habla de preparar, ocultar, custodiar, etcétera.
“Esto lo quiero
aclarar porque los defensores dijeron que había que encontrársele la
droga. Estos vehículos estaban acondicionados para esto”; por tanto, los
declaro culpables del tráfico de estupefacientes en la modalidad de
“preparación o acondicionamiento de los medios necesarios”, indicó el
juez citando la ley antidrogas.
El “Lic. Amador”
Otra de las
dudas que expresó Altamirano y que no despejó el juicio oral y público
es la referida a la presunta relación laboral de los 18 mexicanos con
Televisa.
“La empresa Televisa no se ha comunicado ni ha
comparecido informando hasta este juez si son o no son trabajadores. No
ha habido ninguna comunicación ni negando ni aceptando lo que son”, dijo
el titular del juzgado noveno penal de Managua durante la lectura final
del fallo.
Agregó: “Esta autoridad desconoce algún tipo de
trabajo (periodístico) que hayan realizado. Tampoco la defensa lo aportó
para poder discernir o poder decir que realmente desde 2008 algunos de
estos acusados han circulado con este enmascaramiento”.
La
presunta relación de los 18 mexicanos con Televisa surgió en varias
ocasiones durante el juicio oral y público, que comprendió cinco
audiencias, más de 30 horas, 20 testigos y miles de hojas con pruebas
documentales y periciales.
La primera vez fue cuando declaró el
testigo de rostro oculto identificado únicamente como “Oficial Código
Número Tres” y que corresponde al coordinador del puesto migratorio de
Las Manos, compartido con Honduras, y quien los retuvo el 20 de agosto
de 2012.
“Traían documentos donde contenían unidades de
transmisión de Televisa, los equipos que traían y firmada por un
licenciado Amador, vicepresidente de Información Internacional de esa
televisora. Al momento que estaba pasando el dato (a sus superiores de
Migración y Extranjería), tenía a la vista el documento donde se
describe el vehículo, la placa, lo que traía y la firma y una copia para
la embajada de México. Cada vehículo estaba descrito en cada documento,
con el logotipo de Televisa y firmado por ese Lic. Amador”, declaró,
según el acta de transcripción de la audiencia inicial en poder de
Proceso.
La segunda vez es cuando declaró el testigo oculto
identificado como “Oficial Código Número Uno”. Se trata de un oficial de
inteligencia policial destacado en el departamento de Nueva Segovia, al
cual está supeditado el puesto fronterizo de Las Manos. “Pasamos la
información (del grupo) al jefe y dijo que verificaron la información;
lo raro es que nadie llamaba hablando por ellos, aunque dijeron que
trabajaban para la televisora”, dijo al comparecer en la audiencia
inicial.
La siguiente conexión la hizo otro testigo oculto
identificado como “Código Número Dos”, que corresponde a otro oficial de
la Policía Nacional en Nueva Segovia, quien participó en las
“entrevistas” que hicieron a cada uno de los 18 mexicanos y que se
extendieron desde las 10:30 horas del 20 de agosto hasta las 4:00 horas
del 21 de agosto.
“Primero ella (Raquel Alatorre Correa) al ser
abordada por la policía, en el caso de mi persona, dijo en la entrevista
que venía a Managua a hacer investigaciones de la empresa Televisa, a
investigar instituciones del Estado; después cambió la versión diciendo
que había pasado por Guatemala, Honduras, Nicaragua para investigar
movimientos financieros de un ciudadano Carlos, que se había enriquecido
de la noche a la mañana en México, y que por eso Televisa, a través de
su director, le había encomendado a esas 18 personas investigar a esa
persona”.
En la segunda audiencia del juicio oral y público, la
lectura del “recibo de ocupación No. 0544” por parte del capitán Álvaro
Rivas, detective de la policía, provocó un revuelo entre los defensores
que trataron de impedir su lectura e incorporación como elemento
probatorio.
Ese recibo, tal como quedó registrado en el acta de
transcripción judicial, contiene los documentos que estaban a bordo de
la camioneta placa 571-XXD, color blanco, que conducía Alfredo Mar
Hernández. Entre ellos, una carpeta blanca con documentos con sellos de
Televisa.
“Si ese documento debió ser ofrecido como prueba
documental, no puede ser leído, no puede ser incorporado por el
investigador, el que lo lea produce ilegalidad (…) Ese documento no fue
propuesto como prueba documental, la prueba documental se ofrece
conforme el artículo 210 CPP. Esta defensa se opone a que se continúe
con la pretensión del Ministerio Público”, dijo Amy García. Igual lo
hicieron los otros cuatro abogados defensores.
Finalmente
Altamirano ordenó la lectura del documento, bajo protesta de los
defensores que parecían querer proteger la imagen corporativa de la
televisora mexicana.
Rivas leyó la carta firmada por Amador Narcia
Estrada, vicepresidente de Información de Televisa, fechada el pasado
14 de agosto y dirigida a las autoridades de Nicaragua para explicarles
que los equipos tenían como misión filmar diversas locaciones en el país
y pedirles apoyo. También había otra carta en dos hojas con el sello de
Televisa, dirigida a Aduanas de Nicaragua, en la que se describen los
seis vehículos y los equipos técnicos.
En los alegatos finales,
durante la audiencia final del miércoles 19, los defensores rechazaron
la incorporación de esta carta de Narcia Estrada como prueba documental.
“No entiendo por qué y para qué quedó incorporada. ¿Qué está probando?
Más vicio e ilegalidad. Se quiere construir algo en base a la
ilegalidad”, dijo Amy García y agregó: “Aquí no se discute si son o no
periodistas de Televisa”.
Por su parte Mike Woo, otro de los
defensores, dijo en los alegatos finales: “Aquí hubiera sido bueno que
el Ministerio Público corroborara ese documento, que hubiera llamado de
testigo a un funcionario de Televisa”.
La “última palabra”
El
remate lo puso el teniente Jorge Isaac Pérez, de la Dirección de
Auxilio Judicial y coordinador de la investigación del denominado “Caso
Televisa” en la Policía Nacional. Compareció la noche del martes 18 como
testigo de cierre de la fiscalía nicaragüense.
“Se le pregunta a
la ciudadana qué andaba haciendo y ella dijo que su trabajo era una
investigación, que debía comunicarse con sus jefes para que hablaran con
Nicaragua. Dijo que llamaría a Claudio X. González (vicepresidente
corporativo de Televisa); llamó varias veces. Entre preguntas y
respuestas no convincentes llegamos a las 12 de la noche” del 22 de
agosto, cuando fueron trasladados de Las Manos a Managua y llevados a la
sede de la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía Nacional.
El testimonio de Pérez provocó la inmediata protesta de todos los abogados defensores.
“Me
sumo a la protesta, pese a todas las nulidades, adversidades, hemos
sido demasiado tolerantes; mi protesta es porque en la página 9 del
intercambio se señala lo que se incorporará con el testigo, que son
actas de detención, actas de reconocimientos, recibos de ocupación. Esto
sería violación al debido proceso.
Pido que el fiscal interrogue al
testigo conforme lo propuesto en el testimonio. Esto lo pido por lealtad
procesal, transparencia”, dijo Amy García.
Altamirano dijo que
quedarían registradas las protestas y pidió que el testigo, Pérez,
siguiera rindiendo declaración auxiliándose de una presentación en power
point. Éste declaró que al día siguiente, 23 de agosto, volvieron los
18 mexicanos a la sede de Auxilio Judicial a eso de las 10:00 de la
mañana.
“La Lic. Raquel comenzó a realizar llamadas para que le
enviaran un documento a las autoridades nicaragüenses que dijera que
ellos trabajaban para Televisa. Ese mismo día, después de las 12, se
notificó a la embajada de México que estaban los 18 ciudadanos en la DAJ
Nacional. Ese día llegó carta firmada por el señor Germán (Murguía,
cónsul de México); se plasma que los 18 ciudadanos no son trabajadores
de Televisa. La Lic. Raquel sigue haciendo llamadas a México.
“A
las 7 de la noche fue el tiempo que se esperó para que se pronunciaran
las autoridades de su país; como no fue así, se puso a los 18 ciudadanos
a Migración y empieza la investigación paralela por Migración y la
Policía Nacional”, declaró.
Inmediatamente después empezó el
registro de los vehículos y el descubrimiento de la primera caleta en la
camioneta Chevrolet placas 886-XCR, conducida por Rodolfo Jiménez
Camacho.
En su análisis final Altamirano trató de despejar las
dudas sobre el vínculo laboral con Televisa, o la ausencia del mismo, de
los 18 mexicanos de una forma casi salomónica. “Hay una negación tácita
porque la empresa Televisa no se ha comunicado con esta autoridad ni ha
comparecido ante este juez. Ellos en su momento alegaron que eran
trabajadores de Televisa. Esta autoridad los tiene como no empleados de
Televisa”.
Tras declararlos culpables Altamirano les concedió la
“última palabra”, que corresponde a la oportunidad de los acusados para
dirigirse al juez. Doce de ellos hicieron uso de este recurso, pero
ninguno despejó las dudas sobre la procedencia del dinero, con qué fin
trasladaban ocultos más de 9 millones de dólares, para quién trabajan,
quiénes son sus jefes, a quién llamaron a México y si son o no empleados
de Televisa.
Esas dudas razonables no lograron ser despejadas
tras cinco audiencias del juicio, 20 testigos convocados por la fiscalía
ni por decenas de pruebas documentales y periciales presentadas en el
proceso oral y público, que desde su inicio estableció y reconoció el
derecho de los acusados de “abstenerse de declarar”.
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