miércoles, 26 de diciembre de 2012

Que se vaya ese rey asesino de elefantes

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Cacerolada 
Por María Teresa Jardí

No salí al balcón. Entre otras cosas porque no lo tengo. Pero igual no habría salido porque el ruido que una cacerola hubiera podido hacer, desde donde vivo, no habría significado nada de cara a invitar al Borbón a que se vaya. O si quiere seguir viviendo en la Península Ibérica que deje de ser rey en España. El pueblo español, que en las diversas ciudades de la Península Ibérica salió como respuesta a la cacerolada convocada por las redes y de boca en boca en representación del resto de españoles, excluidos los falangistas, no queremos más reyes y sí el ascenso de la Tercera República.

Los ciudadanos españoles salieron a hacer ruido, mientras ese impresentable asesino de elefantes, entre otras especies animales y encubridor de su corrupto yerno marido de la infanta, amén de otras lindezas que han ido saliendo sobre su inmoralidad irredenta, mientras Juan Carlos I daba por la telebasura española de cara a los enajenados por esa institución, convertida en todo el mundo en perversa deseducadora, su tradicional mensaje navideño, sin despertar ya ninguna simpatía en un pueblo libertario empeñado de nuevo en ser republicano, el pueblo español indignado golpeaba cacerolas en balcones, en la calle y en las plazas públicas.

Por supuesto, tampoco lo escucho ni menos lo veo. Pero persona bien informada que me gusta ser, me levanto navideña el 25, a leer lo que dijo quien dedicó gran parte de sus palabras a reflexionar sobre la “grave crisis económica” que atraviesa España.

“... Tras destacar que los españoles viven uno de los momentos más difíciles de la reciente historia del país, aseguró que las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar de mañana en un plazo razonable de tiempo, de manera que se asegure la protección de los derechos sociales. La Corona es muy consciente del esfuerzo y el sacrificio que los ciudadanos están llevando a cabo con entereza; ningún esfuerzo en la vida es baldío y tampoco lo serán los que se están haciendo ahora, añadió el rey, que animó a los españoles a reaccionar con una demostración de confianza. Para que la economía española vuelva a crecer, ‘tenemos que poner orden en nuestras cuentas y, a la vez, generar estímulos para la creación de riqueza’, punto en el que aseguró que ‘el primer estímulo que nos sacará de esta crisis se llama confianza’. Una confianza en mismos que genere, a su vez, confianza de los mercados financieros en España, con la convicción de que, al igual que durante la Transición a la Democracia, los españoles podrán superar las dificultades actuales si actúan congenerosidad, talento y creatividad’. España es parte de la solución a la crisis global y debe ser protagonista en la toma de decisiones de los grandes foros internacionales. Recordó también a Iberoamérica, de la que dijo ‘es parte fundamental de nosotros, como también nosotros lo somos de ella’. Lo mismo acontece con Europa. ‘Con la Unión Europea tenemos que seguir trabajando para superar las visiones puramente nacionales y reforzar las bases de la solidaridad con las que se avanzó en el proceso de integración’. Hemos de garantizar que nada de lo conseguido juntos, ni los derechos individuales y sociales, ni el bienestar económico, ni el proceso de construcción política y económica puedan verse amenazados... Este ha sido el primer mensaje navideño en el que el monarca no mencionó el terrorismo, después de que hace más de un año ETA anunciara el cese de su actividad. También ha sido el primero en que se dirige a los españoles desde su despacho, de pie ante su mesa de trabajo, en lo que supone su reaparición institucional tras la última intervención quirúrgica a la que fue sometido en la cadera. Las banderas de España y de la Unión Europea, un retrato del fundador de la dinastía Borbón-Parma, una foto de la reciente Cumbre Iberoamericana de Cádiz y un belén acompañaron al monarca en la imagen televisada de su alocución, de casi nueve minutos. El jefe del Estado manifestó su preocupación por el desapego de los ciudadanos hacia las instituciones y reivindicó la importancia de ‘la política con mayúsculas’, basada en ‘la ética personal y social, para salir de la crisis, porque no todo es economía...”

Vacías chorradas de quien para los españoles ya no pinta nada.

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