domingo, 30 de diciembre de 2012

Anabel Hernández... "México en llamas"

 









¡¡Exijamos lo Imposible!! 
FCH MANCHÓ AL MUNDO: ANABEL HERNÁNDEZ
Mónica Maristain

Para la periodista, vivir con guaruras es un precio alto por continuar en la investigación de los asuntos de seguridad nacional. En México en llamas, su último libro, da cuenta de los estragos del sexenio acabado 

Aunque no se queja, la vida no es fácil para la periodista Anabel Hernández. Su mundo es el reportaje conseguido en el filo de la información, en esa línea difusa donde nadie quiere hablar y pocos quieren ver, mucho menos verse.  

Vivir con guaruras en forma permanente, atravesar esos días en que quisiera, como cualquiera, echarse a volar con su familia a un sitio donde nadie la amenace, es un precio muy alto que la autora de La familia presidencial, Fin de fiesta en Los Pinos, Los cómplices de presidente y Los señores del narco paga para investigar y luego informar sobre temas que influyen mucho más de lo que nos animamos a admitir en nuestra vida cotidiana.

Por mencionar un hecho que dio la vuelta al mundo y que se descubrió gracias al escrutinio y la fe en el oficio de Anabel, podríamos citar el caso de las famosas toallas de Los Pinos, durante el gobierno de Vicente Fox y su nunca bien ponderada esposa Martha Sahagún.

La ropa de baño de Marthita quedará en la historia como el espejo por donde se mira un México ahogado en la ignominia desde tiempos inmemoriales y que se niega a cambiar la corruptela dominante con una pertinacia difícil de entender y de explicar.  

Y no porque este país, inmensamente prodigioso, no se merezca la transparencia, el desarrollo, la prosperidad a que sus riquezas naturales y culturales lo obliga o porque su gente, mucha de ella de la calidad moral y profesional de nuestra entrevistada, no haya aspirado con fe prístina dar vuelta el destino de oprobio a que la han condenado los sucesivos gobiernos corruptos.  

Sencillamente, los cambios no vienen. Se retrasan. Y el tan mentado tercer milenio que para muchas naciones significó la posibilidad de soñar con adelantos científicos impresionantes, la constatación de que viviremos en muchas partes del mundo más y mejor, en nuestro país selló la vuelta al pasado con el regreso del PRI y un país que 12 años de la derecha menos propositiva y más corrupta de que se tenga memoria dejó en llamas.

Precisamente, del que acaba de abandonar Felipe Calderón Hinojosa versa el reciente libro de Hernández. México en llamas, editado por Grijalbo a pocos días de que el Presidente panista dejara su sillón en Los Pinos. Implica una continuidad en la línea de investigación a la que Anabel se ha entregado en los últimos años, convirtiéndose con ello en la sombra endiablada de Calderón y de su mano derecha, el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal Genaro García Luna. Reportera fundadora de Reforma (1993-1996) y Milenio (1999-2002), en 2002 ganó el Premio Nacional de Periodismo por su investigación acerca del llamado toallagate. En 2003, la Unicef le dio un reconocimiento por una serie de reportajes sobre la esclavitud sexual infantil en Estados Unidos. En marzo de 2012, en París, Francia, la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA) le otorgó el Premio Pluma de Oro de la Libertad, el cual dedicó simbólicamente a todos los periodistas mexicanos cuya voz fue cercenada por la muerte, la desaparición forzada o la censura, así como a aquellos que diariamente cumplen con la tarea de informar y denunciar al costo que sea.

EL PODER DE LA FIGURA PRESIDENCIAL 

La primera conclusión que deja la lectura de México en llamas es el poder que todavía tiene en nuestro sistema de gobierno la figura presidencial. Por el trabajo de investigación de Anabel, quien no duda en comparar la personalidad déspota del Presidente saliente con la del tristemente célebre emperador romano Nerón, uno cae en la cuenta de que sólo al final de su mandato la gente del PAN comenzó a cuestionarle algunas cosas a Felipe Calderón.  

Durante todo el sexenio, en cambio, el mandatario tuvo cancha para gobernar a su antojo, sin debatir ni consultar, ensimismándose cada vez más hasta terminar sus últimos días de gobierno en la soledad más absoluta.

“Creo que uno de los principales problemas estructurales de México es justamente que estamos en un sistema presidencialista y que nunca se modificó, pese a la mal llamada transición. La verdad es que no creo que ni siquiera hayamos llegado a la transición, pero en fin. Lo cierto es que se terminan 71 años de gobierno del PRI, luego entra Vicente Fox, después Felipe Calderón, pero la realidad es que la estructura del Estado nunca cambió y el poder presidencial jamás fue acotado”, dice Anabel Hernández en entrevista con Sin Embargo MX.

Tus labores de investigación te han llevado a plantarte frente a un hombre cuya sola mención le da miedo a cualquiera. ¿Cómo te sientes al ser esta especie de sombra negra en la vida profesional de Genaro García Luna?

Mira, desde que empecé a ejercer el Periodismo, desde esto hace ya 20 años, nunca me he planteado la existencia de figuras intocables. Desde muy joven investigaba, por ejemplo, los grupos de delincuencia organizada en Tepito, los distribuidores de drogas en diferentes vecindades. Nunca me he dicho: esto es muy peligroso, entonces no hay que hablar de esto. En el sexenio de Vicente Fox fui la primera periodista mexicana que indagó sobre las corruptelas en la casa presidencial. Como periodista, la libertad te la otorgas no la pides, no te autocensuras y todo lo investigas. Eso te lleva, claro, a personas tan siniestras y tan oscuras como efectivamente es Genaro García Luna.

Desde los tiempos de Durazo que no había un funcionario policial tan cuestionado…

Yo diría que Genaro García Luna opaca totalmente la figura corrupta de Arturo Durazo. Éste era un policía corrupto, compadre del Presidente de la República, José López Portillo, pero que sólo tenía una actuación muy limitada en el Distrito Federal. Las fechorías de Durazo se cometían sólo en la capital, a diferencia de García Luna, quien ocupó todo el territorio mexicano para afianzar sus nexos con el narcotráfico y para poner a 35 mil policías al servicio del crimen organizado.

Otra de las cosas que deja muy claro tu libro es la falta de compasión de Felipe Calderón, este no poder decir hasta aquí, cuando ves que muere y muere gente…

Felipe Calderón va a pasar a la historia como uno de esos terribles hombres que han manchado de sangre el mundo. Hombres como Pinochet, como Hitler, absolutamente enajenados e indolentes. Hombres que hasta al final, en su barbarie, creen internamente que tienen la razón, que está bien lo que hacen. Felipe Calderón es absolutamente inmisericorde. Aun en esos momentos terribles, cuando por ejemplo en el Castillo de Chapultepec, las madres llorando, desgarradas de dolor, le pedían justicia para sus hijos desaparecidos, la respuesta era el regaño. De hecho, regañó hasta al poeta Javier Sicilia cuando éste fue a hablarle de la muerte de su hijo. La gran farsa de Felipe Calderón es permitir el homicidio de mexicanos para proteger a un grupo criminal, no porque quiera combatir al narcotráfico.

En tu libro hablas del poder omnímodo del Chapo Guzmán, sin embargo, hay periodistas mexicanos que relativizan el poder de este narcotraficante, destacando por ejemplo el poder de grupos de blanqueo mucho más influyentes que el Chapo… ¿Esto es así? 

Ojalá el Chapo Guzmán fuera una caricatura, porque eso sería indicio de que México está mejor, pero no es así. Creo que si bandas como las de los Zetas fueran una caricatura o un instrumento del Estado, nuestro país estaría menos mal, por decirlo así. La gravedad de lo que vive México es que estos personajes, estos poderes, son auténticos y hacen valer su poder con dinero y balas. En estos últimos seis años en particular, la cruzada de Calderón para combatir a los enemigos del Chapo y a la vez proteger al Chapo, convirtió a esta organización criminal en una de las más poderosas del mundo. El Chapo Guzmán existe porque el gobierno mexicano se hizo su cómplice. En ese sentido, como periodista, para mí es más nota aquellos que están al servicio del Chapo siendo funcionarios públicos que el Chapo en .

Es el poder que quiere que veamos al Chapo como una caricatura…

Por supuesto y de eso se habló mucho en las jornadas de periodistas en la FIL Guadalajara. Juan Villoro fue muy claro al respecto. Él habla como por un lado existen las investigaciones sobre el narcotráfico, los desaparecidos, la gente que quedó con familiares asesinados y sin justicia y por el otro cómo esta violencia ha generado una moda. La de la narcoliteratura. Una moda donde personas que sin tener ni siquiera talento usan el tema del narco para darles aún más poder a los criminales.

SIN MISERICORDIA, SIN REFLEXIÓN 
SINEMBARGO.MX
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