miércoles, 26 de diciembre de 2012

Emilio gritó, pataleó,brincó y lo regañaron

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri

El vandalismo al estilo de Gamboa Patrón (y Carlitos Olmos)

Comandados por el calderonista Ernesto Cordero, los panistas comieron el mandado al yucateco Gamboa Patrón, al clausurar la sesión para impedir la aprobación de la reforma y adiciones peñistas para hacer de Gobernación la dependencia policiaca ultrapoderosa. Fue una hábil y tramposa maniobra que dejó a los priístas enfurecidos. En venganza, Gamboa tomó la tribuna y, como los niños cantores de Viena, desafinados y sin saberse la letra completa, entonaron el Himno Nacional Mexicano como escudo patriotero para hacerse los “héroes” de una batalla legislativa que perdieron. Los panistas actuaron de malísima fe enredando a Gamboa con sumas y restas de la más elemental aritmética; y éste, queriendo llorar, con voz entrecortada, ya no lo pudo echar abajo.

Sabiendo que había quedado mal con Peña, Gamboa y sus senadores armaron tremendo escándalo sin consideración a la institución y a la representación del federalismo. Y como no pudo vencer a sus enemigos la derecha y la izquierda unidos—, ha estado realizando actos de conciliación, sabiendo que la “regó”. Y más cuando su director de Comunicación, Carlos Olmos (Carlitos para los cuates), abrió las puertas a los reporteros para que se enteraran del alboroto. Los panistas tomaron esto como una medida contra ellos y con su clásica barbarie contra los medios de comunicación, hechos unos trogloditas arremetieron contra los periodistas. Y de nueva cuenta Gamboa volvió a quedar mal. Total, que ese día el yucateco vivió su mala suerte, su ineficacia y que pierde los estribos como primerizo en esas batallas.

Fue, por la gritería y desenfreno, un acto vandálico el que organizó Gamboa, quedando en mayúsculo ridículo. Los panistas le dieron una sopa de su propio chocolate, y no supo cómo cicatrizar la herida. Y unos días después, caminando por la Alameda Central, acompañado de Cordero y otros panistas, por más que andaban de la mano, ni la mirada ni la palabra se dirigían. Y es que los azules insisten en ponerle candados y controles a los nombramientos policiacos de Gobernación, a cambio de aprobar la propuesta peñista. Y Peña no quiere; pero el doctor en maniobras y perversidades no supo cómo hacer la transa. Y Carlos Olmos, su jefe de prensa priísta-panista, no entendió la seña del pitcher Gamboa y puso el lanzamiento para que Cordero bateara de jonrón con casa vacía, pues ya no había quórum y corrió todas las bases para anotar tremenda carrera.

Ante la hábil maniobra, Gamboa y Olmos miraban que panistas y perredistas se iban, y con amenazas y gran alboroto asaltaron la tribuna. Gamboa alega que ya había terminado la sesión y que tan explosiva actitud está permitida. Obviamente no es cierto. Pero el yucateco que le quedó mal a Peña, no midió su follón y cayó en el vandalismo político. Al grado que, llamado a Los Pinos, le dieron tremenda regañada por pasarse de bravucón. Y él, a su vez, regañó a Olmos por llamar a los reporteros que nos informaron “con pelos y señales” lo que pasó dentro del Senado. Gamboa hizo su berrinche. Enloqueció. Le movieron el tapete y ordenó la toma de la tribuna para su vandalismo.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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