¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La nueva era
Gerardo Fernández Casanova
Dados como somos los humanos a buscar explicaciones a los
acontecimientos inexplicables creamos mitos y, al estudiarlos, las
mitologías, entre ellas la griega tan elegante e inspiradora de
filósofos y poetas; pero también la judeocristiana y la islámica, tan
imbuidas del juego del poder. Toca la moda y la promoción turística a la
mitología maya, no menos esotérica que las otras, pero con el añadido
de estar dotada de ciertos elementos científicos de conocimiento de la
astronomía y la matemática que adornan sus postulados. Bueno, pues
siendo así, puede valer la pena aprovechar su actual auge universal, no
sólo para atraer al turismo, sino para aprovechar sus enseñanzas.
Según
dicen los mayólogos esotéricos, el cambio de una era marca el punto de
inflexión de una curva histórica: la decadencia física y social de la
era precedente caduca y da lugar al nacimiento de una nueva prosperidad
ascendente. La anterior, caracterizada por el deterioro climático y la
descomposición social, en tanto que la nueva llega plena de expectativas
de restablecimiento del equilibrio ecológico y de reconstrucción del
entramado de la humanidad para una mayor felicidad. Por lo que toca a la
primera, no hay duda de que se apega a la realidad imperante en el
mundo actual; habría que ver si fue predicho o si los estudiosos
fincaron su criterio en los hechos consumados. La verdad es que el
mundo, tanto el físico como el social, se enfilan al desastre con riesgo
de la extinción de la especie, si no por la conjunción de los astros,
sí por la impertinencia humana.
Si la nueva era tiende a la felicidad, démosla por buena y, al igual que
la del deterioro fue provocada por el hombre, apliquémonos para hacerla
realidad. La predicción no deja de ser una atenta invitación a la
humanidad para actuar de manera distinta a la que provocó el desastre;
una cultura que sea respetuosa de la naturaleza y que exalte lo que al
hombre distingue: la inteligencia y el espíritu. Hacer que la capacidad
científica se destine al perfeccionamiento de las relaciones entre las
personas y de estas con la naturaleza, todo ello en la procuración de la
máxima felicidad de todos.
Por lo menos, tal es mi razón al desear un feliz año nuevo y, más aún,
una era nueva. Así, sin mayúsculas, para no confundir con la efímera
felicidad del día en que comienzan y que sólo anticipan la cruda y la
resaca para el resto del año. Aunque, más allá de desearnos felicidad en
el año y la era nuevos, hagámonos la invitación para construir la
felicidad entre todos.
Correo electrónico: gerdez777@gmail.com
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