¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La lotería gratuita de visas
Juan José Morales
Escrutinio
Durante años, ha estado circulando por la Internet todo tipo de engaños y
timos, desde la consabida notificación de un suculento premio ganado en
alguna lotería sin haber participado en ella, hasta peticiones de ayuda
—a cambio, desde luego, de una jugosa comisión— para retirar de algún
oscuro banco de África varios millones de dólares o de euros de una
cuenta olvidada por los parientes de un fallecido, o bloqueada por las
autoridades por pertenecer a alguna princesa tribal que, dada su calidad
femenina, está impedida de manejar dinero.
Ahora, ha aparecido una modalidad de tales trampas: un correo en el cual
se notifica al recipiente que ha sido el afortunado ganador de una de
las 38 visas de trabajo en Estados Unidos, con duración de diez años y
renovables al cabo de ese tiempo, que cada año el gobierno de ese país
otorga, a través de la compañía UniAir, “a ciudadanos de las naciones en
desarrollo de todo el mundo para permitirles viajar a Estados Unidos y
comenzar una nueva vida y un nuevo empleo” y, si lo desean, solicitar
también la ciudadanía norteamericana. Podrán hacerlo, además, en
compañía de su familia, a la cual se hace extensiva la visa.
Y de ribete —para que nadie desaproveche tal oportunidad de participar
en el sueño americano—, los beneficiados recibirán gratuitamente un
boleto de avión para viajar a cualquier ciudad norteamericana.
El aviso viene adornado con el logotipo del Departamento de Estado de
los Estados Unidos, registrado con un número de expediente y firmado por
Johnson Pears, coordinador nacional de un enigmático CEO.
Ciertamente, ese puñado de ganadores pueden considerarse más que
afortunados, pues —como se explica en el documento— ni siquiera es
necesario solicitar las tales visas, ya que el sorteo de las mismas se
hace mediante un programa de computadora que selecciona, al azar, cierto
número de personas en la Internet. ¡Vaya, ni siquiera las elige por
nombre sino por dirección electrónica!
Lo único que resta por hacer a quienes reciben el mensaje, es ponerse en
contacto, a través de la dirección de correo que se indica en el propio
documento, con una tal Miss Jane Jawarat e iniciar el papeleo. Una vez
completado el procedimiento y cubiertos ciertos costos, el beneficiado
recibirá por servicio de mensajería, en la dirección que indique, el
boleto de avión y los documentos oficiales para presentarse muy contento
en el consulado que le corresponda y recibir la visa a la que tanta
gente aspira inútilmente.
Pero como nada en este mundo es gratis —mucho menos las visas
norteamericanas—, para recibir tan codiciado documento habrá que abonar
880 dólares a la cuenta que se le señale, por concepto de pago de
derechos y tarifas; una bicoca si se considera que para entrar
ilegalmente a Estados Unidos hay que pagar a veces más de diez mil
dólares a un coyote.
Resulta por demás decir que se trata de un engaño. La supuesta compañía
aérea no existe, y se necesita ser muy ingenuo para creer que el
Departamento de Estado norteamericano esté repartiendo visas de trabajo
como si fueran caramelos cuando —por lo contrario— Washington ha
endurecido su política antiinmigrantes y hasta quien desea obtener una
simple visa de turista tiene que someterse a minuciosos interrogatorios y
cumplir numerosos requisitos.
Pero lo que sobra en este mundo son ingenuos, y por ello los autores de
este tipo de engañifas siguen llenándose los bolsillos con dinero ajeno.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
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