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Conjeturas
Por Alvaro Cepeda Neri
Pacto por México… camina como pato, nada como pato
Con urgencia se suscribió el Pacto por México, suspendido en un primer
intento porque el PRD, escindido por la salida de los 16 millones de
votos de López Obrador y el agandalle del chuchismo-obradorista, no
autorizó a Jesús Zambrano (sentado a la derecha de Peña) a estampar su
firma. Pero éste, hábil en trampas y mañas, al fin logró tener el aval
de Jesús Ortega, Manuel Camacho y Ebrard. Contiene 95 compromisos con 5
ejes y 13 decisiones. En su análisis ¿Qué esperar del Pacto por México?,
la analista María Amparo Casar sintetiza: “Pero el pacto se sustenta
solamente en la palabra dada. Las obligaciones contraídas no tienen
garantía de satisfacción. Nada hay vinculante. Nada legalmente exigible.
Ninguna sanción en caso de incumplimiento. No es un contrato. En el
mejor de los casos se asume como un deber moral, como un pacto de
caballeros que no los sujeta a obligación alguna” (Reforma: 11/XII/12).
Parece un pacto. Y si camina como pato, nada como pato, pues es un pato
al estilo cantonés a cuatro salsas: peñista, perredista-chuchista,
priísta y panista. Doña Amparo nos ilustra: 33 de esos compromisos
dependen de la buena voluntad de Peña. 43 necesitan reformas legales…
(y) 19, reformas constitucionales. 62 han de activarse, si se coordinan
Peña y senadores y diputados federales. 46 esperan reformas fiscales.
34, increíble, pueden llevarse a cabo sin recursos económicos. Y, 15
(dependen de) que haya disponibilidad presupuestal. Es… un Pacto de
buenas intenciones. Y es uno más de los que, con iguales fines se
firmaron en 2001, en 2005 y 2008, de la era panista. Palabras escritas
al viento. Éste es el cuarto y mucho más ambicioso en términos de
unidad: todos a una, como “una práctica que ha frenado o desfigurado
reformas y programas”.
Sólo se buscaba dar legitimidad a Peña. Tomarse juntos y revueltos la
foto para el álbum. Lo lograron. Pero sólo son ilusiones que se puede
llevar el viento sexenal. Y hay que agregar la reforma constitucional en
ciernes en materia educativa, donde, una vez más, Zambrano está a la
derecha de Peña. Una reforma pactada en lo oscurito con la señora
Gordillo, para llevar la fiesta en paz. En todo ese papeleo, el que
corre todos los riesgos es Peña, a quien le corresponde ejecutar estos
113 fines que están en el aire.
Moralmente comprometidos… pero la moral es un árbol de moras y, como los
compromisos éticos, no pasan de ser promesas que no se cumplen. Es la
obra sin espectadores: “la democracia sin el pueblo”, donde los actores
sonríen, se abrazan, se saludan (Zambrano, muerto de risa, intercambia
saludos con Chuayffet) y se comen el pato laqueado. Es la zanahoria,
pues ya usaron el garrote para reprimir la manifestación del uno de
diciembre. Hay un gran alboroto en el arranque del sucesor en la
presidencia. Cambió el lema de “Vivir mejor” a “mover a México”. Moverlo
con promesas, compromisos y la unidad (no la unión) de
panistas-calderonistas, perredistas-chuchistas y priístas-peñistas.
Todos a una en el pacto-pato, en el marco del “puente Guadalupe-Reyes” y
las vísperas de la cuesta de enero.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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