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Por Esto!
Nuestra guerra de la pulga
Jorge Carrillo Olea
Las “pulgas” que Calderón incitó, hoy brincan y pican por todas partes
Los militares no inician las guerras, lo hacen los políticos.- William Westmoreland
Con esta denominación se identifica una forma de conflicto bélico que es
un acoso constante, punzante y de breves ataques mortíferos por
pequeñísimas unidades. Simplificando la idea: es una guerra en la que no
hay frente, no hay retaguardia, no hay enemigo visible, pero éste es
terrible y está en todas partes.
La peor forma de enfrentarlo, como se demostró en Vietnam, es hacerlo en
un frente que resulta sólo imaginario y con grandes y poderosos
contingentes. Estados Unidos llegó a tener 500 mil efectivos en tierra,
más los poderosísimos bombarderos B 52 y la VII Flota Naval. Ganó la
pulga, la guerrilla vietnamita. Los últimos norteamericanos huyeron del
techo de la embajada y el general Westmoreland, su gran comandante,
murió desquiciado mentalmente 30 años después.
El gobierno de México se equivocó al iniciar una guerra no calculada. El
gobierno se equivocó desde hace décadas. Los presidentes han combatido
con energía esta su guerra de la pulga. Ninguno ha ganado nada, al
siguiente siempre le fue peor.
El crecimiento del conflicto llamado narco ha sido vigoroso y constante.
De simples acciones militares, pronto se convirtió en serio problema
político, nacional y binacional. Hoy se ha transformado de un tema
terrible pero sólo de delincuentes al de una sociedad criminalizada, ya
no es sólo el narco, es el crimen omnipresente el que está ahogando al
país, auspiciado por la situación.
Desde aquellos tiempos, septiembre de 1973, en que, como respuesta a una
imposición de Nixon, Echeverría echó a volar su Plan Canador
(contracción de cannabis y adormidera) mandando tropas al Triángulo
Dorado (Sinaloa, Chihuahua, Durango); el cometido simplemente no
resultó. Fue el primer compromiso con EU, antes había habido ya otras
operaciones: el Plan Cóndor de 1966.
En 1971, EU con Nixon adoptó un dogma del que hoy no puede salir: la
“Guerra contra las drogas”. Posteriormente Ronald Reagan demandaba “Di
no a las drogas”, y en México se repetía como eco la cantaleta de
“erradicación de plantíos”. Era un mantra. Ni ese país, ni México
calcularon las consecuencias.
La situación más equivocada fue la que provocó Calderón. Dio órdenes
descabelladas contra objetivos que —analizados siete años después— nunca
han estado más lejos de alcanzarse: abatir bandas, recuperar
territorio, detener el flujo de drogas, armas y dinero. Fue un acto
político irresponsable, necesitaba para legitimarse su propio quinazo,1
nadie le ofreció un cálculo de consecuencias.
Sus asesores, militares y civiles, los titulares de Gobernación,
Defensa, Marina, SSP y PGR no le advirtieron que estaba golpeando un
avispero. Callaron obsecuentemente y con ello alentaron el error que ha
costado al país cientos de miles de muertos, crisis, devastación,
parálisis, desprestigio. Eso a cambio exactamente de nada.
Ha sido una auténtica tragedia que nos cuesta a todos y va mal. Así
seguirá si Peña Nieto continúa por ese camino. Esta guerra la ganará la
pulga pero a diferencia de Vietnam y de los norteamericanos, nosotros no
tenemos para dónde huir.
Lamentablemente para el país y para Peña, en 2007 se echaron a andar
acciones imposibles de revertir con rapidez y contundencia. Las pulgas
que Calderón incitó hoy brincan y pican por todas partes: decenas de
muertos y violaciones a garantías están en Michoacán, Guerrero, Estado
de México, Tamaulipas, Veracruz, Morelos, Jalisco, Chihuahua, Distrito
Federal. La decisión de Calderón, solamente matizada por Peña,
sencillamente lleva a un fracaso.
La situación es de extrema gravedad y por parte del gobierno no parece
asomar ninguna intención de buscar alternativas. Nadie duda de las
preocupaciones de Enrique Peña y su gabinete. La situación es sumamente
obscura, pero alguna fórmula existirá. Mientras la pulga se propaga,
brinca y pica por doquier.
Una decisión de comprometer más efectivos militares o policiales o de la
adquisición del más aterrador armamento sólo será un anuncio más de
fracaso. Lo que el presidente requiere y eso —sin que suene a consejo—
es fortalecer sus medios para el abatimiento judicial de la impunidad y
la corrupción.
Debe empezarse abatiendo los niveles de impunidad y corrupción. La
procuración de justicia sigue siendo insuficiente, ineficiente y
corrupta. Ése es hoy, y lo ha sido por medio siglo, el talón de Aquiles
nacional.
Puede ser un trabajo arduo y prolongado, pero para ésta y otras materias es esencial.
* * * *
…Suspensivos. El país se estremece y el PRI, como intérprete del sentir
social, que hoy no tiene preocupaciones, a través de su sector CNOP está
organizando una consulta para formular ¡la lista de los mejores 70
mexicanos! ¡Olé!
1 Detención de Joaquín Hernández Galicia.
hienca@prodigy.net.mex
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