¡¡Exijamos lo Imposible!!
Solo palabras
El director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco
envió una carta con lenguaje claro y conciso en la que acusa al
presidente de México, Enrique Peña Nieto de llevar a cabo una defensa de
los derechos humanos fundamentalmente retórica y calificó su primer año
de gobierno como decepcionante / En estos casi 12 meses el gobierno
Federal no ha mostrado avances significativos en la investigación de
abusos del pasado y, por el contrario, se han detectado nuevas
violaciones graves de derechos humanos con impunidad
WASHINGTON, D.C., EU, 26 de noviembre (EFE/APRO/AFP).- La organización
no gubernamental Human Rights Watch (HRW) acusó hoy al presidente de
México, Enrique Peña Nieto, de llevar a cabo una defensa de los derechos
humanos fundamentalmente retórica y calificó su primer año de gobierno
como decepcionante”.
En una extensa carta remitida al presidente mexicano, el director para
América de HRW, José Miguel Vivanco, aseguró que pese a las promesas de
Peña Nieto por salvaguardar los derechos humanos de los mexicanos,
apenas ha logrado algún avance.
“A casi un año de gobierno, el cambio en su estrategia de derechos
humanos continúa siendo, en gran medida, exclusivamente retórico. Su
gobierno no ha mostrado avances significativos en la investigación de
abusos del pasado, y se continúan produciendo nuevas violaciones graves
de derechos humanos con impunidad”, aseveró Vivanco.
Con un lenguaje claro y conciso, Vivanco agrega en la misiva:
“A casi un año de gobierno, el cambio en su estrategia de derechos
humanos continúa siendo, en gran medida, exclusivamente retórico”.
Además, recuerda a Peña Nieto que cuando asumió la presidencia, el país
estaba sumido en una crisis de derechos humanos, con un ambiente de
impunidad “casi absoluto” en esta materia.
Los abusos, añade, se registraban comúnmente y con demasiada frecuencia
como torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas,
cometidas por las fuerzas de seguridad, en el contexto de la lucha
contra el crimen organizado y el narcotráfico que instrumentó el
expresidente Felipe Calderón.
De manera abierta, HRW critica la retórica de Peña y la falta de
acciones para mejorar la situación de los derechos humanos, y le
recuerda que cuando llegó al poder se comprometió a hacer realidad los
derechos humanos reconocidos por la Constitución Política de México.
“El Pacto por México expresó el compromiso de convertir el respeto de
los derechos humanos en una política de Estado, y el primer día de su
mandato emitió un ordenamiento dirigido a las fuerzas armadas, que
prohíbe el uso de la tortura, tratos crueles, inhumanos y/o degradantes
en toda diligencia o actuación”, destaca el escrito.
En misiva anterior, le recuerda, ya le había advertido al mexiquense que
la amenaza para la seguridad pública representada por el crimen
organizado era genuina y no ficticia.
Con sus trabajos de investigación de campo, HRW indica al Ejecutivo
mexicano que los militares y policías continúan cometiendo graves abusos
de manera impune. Estos hechos, añade, incluyen desapariciones
forzadas, ejecuciones extrajudiciales y torturas en las entidades de
todo el país, “perpetradas por miembros de todas las fuerzas de
seguridad en el ámbito federal, estatal y municipal”.
E insiste que frente al reto que representa el crimen organizado, en
materia de seguridad y de derechos humanos la estrategia de seguridad
instrumentada por el gobierno de Peña Nieto no ha dado resultados.
Vivanco no sólo subraya el fracaso en la estrategia de seguridad del
gobierno de Peña Nieto, sino que incluso la compara con la de Calderón,
que convirtió al país en un territorio de sangre y de muerte.
“Por el contrario, cuando la situación de la violencia ha requerido una
intervención federal, su estrategia pareciera haber sido prácticamente
indistinguible de la de su predecesor”, concluye la carta.
A continuación la carta íntegra de Human Rights Whatch a Peña Nieto
Washington D.C., 26 de noviembre de 2013
Excmo. Señor Presidente Peña Nieto:
A pocos días que concluya el primer año de su sexenio, tengo el honor de
dirigirme a S.E. para manifestar nuestra profunda preocupación debido a
que no se han registrado resultados frente a las graves violaciones de
derechos humanos ocurridas en México en los últimos años.
Cuando S.E. asumió la presidencia, México estaba sumido en una crisis de
derechos humanos, y existía una impunidad casi absoluta por abusos
generalizados —incluidas torturas, ejecuciones extrajudiciales y
desapariciones forzadas— cometidos por miembros de las fuerzas de
seguridad en el contexto de operaciones contra la delincuencia
organizada.
S.E. ha señalado reiteradamente que los derechos humanos son un tema
prioritario para su gobierno. En el discurso que pronunció al asumir la
presidencia, se comprometió a “hacer realidad los derechos humanos que
reconoce [la] Constitución [de México]”. El “Pacto por México” expresó
el compromiso de convertir el respeto de los derechos humanos en una
“política de Estado”, y, el primer día de su mandato, emitió una
directiva dirigida a las fuerzas armadas que “prohíbe el uso de la
tortura, tratos crueles, inhumanos y/o degradantes en toda diligencia o
actuación”, según su administración.
Cuando asumió en diciembre de 2012, le dirigí una comunicación pública
en nombre de Human Rights Watch, instándole a que acompañara estas
declaraciones con un plan de acción concreto y detallado para dar
respuesta a los problemas de derechos humanos que heredó su gobierno.
Aclaramos que entendíamos que se trataba de problemas complejos y de
difícil solución que no se atribuían a su gobierno, y que llevaría
cierto tiempo resolverlos.
También advertimos que la amenaza para la seguridad pública que
representa la delincuencia organizada es genuina y no ficticia y que al
gobierno le incumbe la responsabilidad de proteger a los ciudadanos
frente a estos grupos.
En el último año, su gobierno ha adoptado algunas medidas positivas en
materia de derechos humanos. Promulgó una Ley General de Víctimas para
ofrecer justicia y resarcimiento a víctimas de delitos, pero aún no se
ha adoptado la correspondiente ley reglamentaria. Su gobierno reconoció
la magnitud del problema de las desapariciones, y conformó una unidad de
investigación dedicada exclusivamente a estos delitos. Su gobierno
afirmó estar trabajando en la definición de un Programa Nacional de
Derechos Humanos, si bien aún no trascendieron los pormenores de este
proyecto.
No obstante, a casi un año de gobierno, el cambio en su estrategia de
derechos humanos continúa siendo, en gran medida, exclusivamente
retórico. Su gobierno no ha mostrado avances significativos en la
investigación de abusos del pasado, y se continúan produciendo nuevas
violaciones graves de derechos humanos con impunidad.
Nuevos abusos cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad
Human Rights Watch ha identificado casos que demuestran que militares y
policías continúan cometiendo graves abusos de manera impune durante su
presidencia. Estos hechos incluyen desapariciones forzadas, ejecuciones
extrajudiciales y torturas en estados en todo el país, perpetradas por
miembros de todas las fuerzas de seguridad en el ámbito federal, estatal
y municipal.
Entre estos casos se incluye el de Armando Humberto del Bosque
Villarreal, detenido el 3 de agosto por miembros de la Marina cerca de
Nuevo Laredo, Tamaulipas. Su padre presenció la detención e informó
haber hablado con un capitán de Marina, quien le aseguró que Armando
sería liberado en breve, pero posteriormente el capitán negó que la
detención hubiera ocurrido. El cuerpo de Armando fue hallado el 3 de
octubre a pocos kilómetros de un cuartel de la Marina.
Otro ejemplo es el asesinato de tres dirigentes campesinos en Guerrero,
que fueron encontrados muertos el 3 de junio, tras ser llevados contra
su voluntad junto con otras cinco personas el 30 de mayo. El día previo a
la fecha en que fueron llevados, miembros del movimiento social a la
cual pertenecían habían presentado una denuncia formal ante las
autoridades expresando su temor de que el alcalde y el jefe de policía
municipal pudieran ordenar su asesinato. Un testigo que sobrevivió a los
hechos indicó en una declaración que el alcalde y el jefe de policía
visitaron el lugar donde él y las demás personas en cautiverio se
encontraban detenidas, y el alcalde ordenó que fueran torturados.
A pesar de evidencias que señalan la participación de agentes estatales, ningún funcionario ha sido consignado en estos casos.
Su administración aún no ha dado los pasos necesarios para hacer cumplir
la prohibición del uso de pruebas obtenidas bajo tortura, entre ellos
mejorar la implementación del nuevo sistema de justicia penal, y la
práctica de tortura persiste en algunas partes del país a pesar de esa
reforma amplia para proteger los derechos básicos.
Se mantiene una estrategia de seguridad que no ha dado resultados
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