Homozapping
INE, el proyecto frustrado
(Primera parte)
Jenaro Villamil
Ante la oposición de los gobernadores, encabezados por el mexiquense Eruviel Ávila, las resistencias en el PRI, las diferencias en el PRD y la fractura interna del PAN, la propuesta de crear un Instituto Nacional Electoral que concentre todas las funciones de organización y preparación de todas las contiendas estatales, municipales y federales naufraga en las negociaciones de última hora en el Senado y dará para a una “opción mixta”.
Por ahora,
aseguran los legisladores cercanos a la negociación, no hay consenso
para desaparecer los 32 institutos estatales electorales, más cuando el
costo de concentrar en un nuevo organismo todas las funciones
electorales sería mayor a los 20 mil millones de pesos, muy superior al
supuesto “ahorro” que implicaría la concentración en una sola autoridad
nacional.
La propuesta de creación del INE fue el
compromiso número 90, firmado por los dirigentes de los partidos
políticos y el gobierno federal en el Pacto por México. Además, de este
organismo se comprometieron a una reforma electoral que disminuya el
monto de los topes de gasto de campaña, sancione el rebase de tope de
gastos y se crearan nuevos mecanismos de participación y consulta
ciudadanas.
Sin embargo, desde el inicio de las
negociaciones en el Senado la mayoría de los legisladores del PRD y del
PAN –contrarios a la línea del dirigente nacional Gustavo Madero-
consideraron inviable la creación del INE y afirmaron que se trataba de
una imposición del Pacto por México.
En el foro organizado el jueves 20 de
junio, los tres participantes de la mesa que analizaron la propuesta de
crear el INE –el magistrado electoral Flavio Galván y los especialistas
Jorge Alcocer y Javier Aparicio- expresaron su oposición y argumentaron
que se trataba de un modelo “centralista”, “aberrante” y una “mala
idea”.
“La realidad fáctica no se puede cambiar
con un decreto”, sentenció Galván, quien calificó de “centralista” la
propuesta de unificar todos los organismos electorales. Afirmó que los
problemas que se presentan en el sistema son de falta de desempeño
técnico e independencia de los consejeros electorales locales, así como
el gasto excesivo en las campañas.
A su vez, Javier Aparicio, investigador
del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) consideró como
una “mala idea” la creación del INE porque “estamos queriendo
transformar el sistema electoral para darles un pequeño pellizco a los
gobernadores”.
Afirmó que si se quiere controlar “a los
gobernadores abusivos” el problema no es la desaparición de los
institutos estatales sino la cooptación de los Congresos locales por
parte de los mandatarios. “Esto es lo primero que nos debería
preocupar”, sentenció Aparicio.
En esa misma ronda de análisis, Jorge
Alcocer recordó que desde la discusión de la reforma electoral de
2007-2008 se analizó la creación de un solo organismo federal “y se
llegó a la conclusión de que no era conveniente crear un Instituto
Nacional de Elecciones”.
El senador Alejandro Encinas, del PRD,
impulsor de un modelo intermedio que mantenga a los institutos estatales
y le dote de mayores funciones al IFE que se transformaría en INE
subrayó que el problema principal es la corrupción y no de leyes.
“En lo personal, creo que el problema es
mucho más perverso y mucho más complejo porque el fenómeno de control o
pérdida de autonomía de los órganos electorales y también de los
órganos federales, no compete estrictamente a los gobernadores de los
estados, sino en gran medida es responsabilidad también de los partidos
políticos porque la cuota, la proporcionalidad en la asignación, van
distorsionando el objetivo que dio su origen”, afirmó Encinas durante su
intervención en ese foro del 20 de junio.
Ahora, hasta el coordinador de la
bancada del PAN en el Senado, Jorge Luis Preciado, ya admitió la
posibilidad de crear un “modelo intermedio”. Preciado afirmó el 12 de
noviembre que se analiza la posibilidad de que el INE asuma funciones de
organización electoral, capacitación, fiscalización y redistritación y
los institutos locales pasarán a ser una especie de juntas locales
ejecutivas.
El PRI no ha expresado claramente su
posición, pero ha dejado correr la negociación del INE, elemento central
para dictaminar y aprobar la semana entrante la reforma
política-electoral en el Senado, condición puesta por el PAN para pasar a
la discusión y dictaminación de la reforma energética.
El coordinador de la bancada priista en el Senado, Emilio Gamboa, afirmó que “lo del INE se está discutiendo”. “Ayer, diría hoy a altas horas de la mañana, trabajamos en el grupo de mi partido, el Revolucionario Institucional; se llevaron ya una idea, no puedo adelantar lo que están discutiendo”, dijo Gamboa Patrón en rueda de prensa, el 12 de noviembre.
Eruviel y la Revuelta de los Gobernadores
El más explícito en su oposición a la
desaparición de los institutos estatales electorales ha sido el
mandatario mexiquense, Eruviel Avila, quien, además, envió una
iniciativa de reforma al Congreso local para que se mantengan en su
cargo los consejeros del Instituto Electoral del Estado de México
(IEEM), señalados por la oposición y por especialistas como afines al
gobernador.
Avila afirmó el 30 de octubre que la
creación del INE sería una “regresión democrática” porque además de
atentar contra la soberanía de los estados, implicaría una oleada de
decisiones centralistas y viola lo estipulado en el artículo 40
constitucional.
“Los estados ya tenemos mayoría de edad,
en los estados hay capacidad para poder resolver cualquier tipo de
circunstancia político-electoral; yo soy de la idea de que quienes estén
a favor o en contra, lo expresen, porque sería una regresión al pacto
federal que no merece México”, afirmó Eruviel Avila.
El sucesor de Enrique Peña Nieto al
frente del gobierno mexiquense fue más allá en su cuestionamiento: “¿Qué
viene? ¿Desaparecer los tribunales superiores de justicia? ¿Desaparecer
los Congresos locales, tal vez, hasta los Ejecutivos locales? No lo
podemos permitir. Debemos cerrar filas los que integramos el pacto
federal, es decir, quienes integramos las entidades federativas y los
estados”.
El desplante de Eruviel Avila generó
todo tipo de especulaciones al interior de la clase política mexiquense.
Su crítica al INE ocurrió en medio de insistentes versiones sobre su
supuesta licencia para dejar el gobierno estatal, ante las presiones y
diferencias con el gobierno federal de Peña Nieto. Otros políticos
mexiquenses consideraron que se trata de un “pleito arreglado” con el
peñismo para abortar la propuesta del INE.
A la rebelión de Eruviel Avila le
siguieron expresiones en contra del jefe de Gobierno capitalino, Miguel
Angel Mancera, del gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, y de
otros mandatarios como el de Hidalgo, Francisco Olvera, y el de Quintana
Roo, Roberto Borge.
Incluso, ya se creó una “asociación” de
consejeros electorales locales, para defenderse ante la posibilidad de
que se desaparezcan estos organismos. El 29 de octubre pasado,
presidentes de 14 institutos estatales sostuvieron una reunión con la
Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados. Ahí
negaron que fueran “controlados” por los gobernadores.
Un estudio elaborado por el suplemento Enfoque, del periódico Reforma, revela
que de los 32 institutos electorales estatales sólo dos no son afines
al gobernador (el de Baja California, controlado por el PRI; y el de
Tabasco, dominado por el PAN).
En contraste, la mayoría de los 30
organismos electorales estatales son afines a la línea del gobernador.
En la mayoría de los casos, gracias a que mantienen una mayoría cómoda
en los Congresos estatales, como es el caso del Estado de México, donde
Eruviel Avila y el PRI tienen el control de 39 de los 75 diputados
locales; o el Distrito Federal, donde el PRD tiene 34 de los 66 escaños
de la Asamblea Legislativa; o Hidalgo, donde el gobernador Olvera y el
PRI controlan 20 de los 30 escaños del Congreso.
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