¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La traición a punto de consumarse
Laura Bolaños Cadena
A
propósito de movilizaciones por lo del petróleo, ¿dónde andan los
jóvenes del #132, que no aparecen en lo más urgente de un momento en que
está en riesgo el futuro del país? Ya hasta el PRD se añade al llamado
de López Obrador para dar la batalla contra la entrega de la nación a
intereses extranjeros, por más que su salida del Pacto por México sea
tan oportunista como lo fue su entrada.
¿Qué pasa con estos muchachos de la Ibero que parecían tan aguerridos?
Se limitaron a una única bandera: estar en contra de Peña Nieto por lo
de Atenco y protestar por su imposición. Rehuyeron confundirse con
cualquier partido político y a fin de cuentas acabaron por rehuir toda
participación. Desaparecieron sin pena ni gloria en contra de los
aplausos conque fueron recibidos por los eternos optimistas: ¡Ya
despertó la juventud! ¡La juventud se levanta! ¡Ahora sí entran los
jóvenes en la lid! Pues cuáles jóvenes, pregunté entonces. Un pequeño
grupo sin una verdadera dirección política y que se pretendían tan
puros, tan puros que a fin de cuentas se disolvieron en la nada. Digo,
¿dónde andan? No lograron siquiera conmover a los jóvenes de las demás
universidades, salvo excepciones que acabaron desapareciendo igual que
ellos. ¿Y los jóvenes de la UNAM? Bien, gracias.
En tanto sigue en marcha el propósito de reformar el artículo 27
constitucional a fin de abrir totalmente las puertas a las
trasnacionales petroleras. Y la incursión no será sólo en PEMEX.
Quedamos expuestos a injerencias que atentan contra la soberanía
nacional al entregar los sectores estratégicos. Esto estaba amarrado
desde la campaña de Peña Nieto. ¿Por qué creen que les interesó tanto
preparar el fraude con toda anticipación, de forma tal que numéricamente
no pudiera caber duda del resultado favorable para quedarse con la
presidencia? No fueron en vano las experiencias de elecciones
presidenciales anteriores, esta vez no correrían el menor riesgo. De
algo servirían tantos años de hacer trampas.
Y no nos hagamos ilusiones: no lograron comprar votos “aprovechándose de
la pobreza de millones de votantes”, sino aprovechando la pobreza de su
interés en los destinos del país y la proclividad bien cultivada a la
corrupción. ¿Qué me dan a ganar? Una tarjeta de Soriana, un monedero de
Monex. Es atractivo. El PRI da, regala. ¿Los otros qué dan? O a poco nos
creemos que han sido de balde las sempiternas compras de votos por
medio de diversos regalos, simples desayunos, lonches, en el último de
los casos hasta por una gorra o una camiseta. Recuérdense los gastos en
almuerzos y comidas durante la campaña del entonces candidato López
Portillo, bien documentados día por día por el periódico Excélsior en
ese tiempo bajo la dirección de Julio Scherer. Fueron la gota que
derramó el vaso de la ira oficial por las críticas. De ahí el
echeverriazo que sacó a Scherer y sus colaboradores del periódico. Una
muestra más de cómo se maneja la democracia a la mexicana.
Si el PRI no iba a emplear en esta ocasión lo mejor de sus mañas para
evitar que una vez más la oposición de izquierda amagara con
arrebatarles el poder, ¿para cuándo acumuló tanta experiencia en el
manejo de masas un sistema que se apoyó, entre otras trapacerías, en la
ignorancia política y la corrupción? ¡Eso es insultar la dignidad del
pueblo!, claman los idealizadores. El pueblo, queridos amigos, no es
algo homogéneo, el pueblo es todo, y ese todo está compuesto de factores
positivos y negativos, así como por elementos manipulables. No somos un
pueblo corrupto, sino un pueblo en el que caló muy hondo la corrupción
en muchos sectores. Y los decenios de “usos y costumbres” no pasan en
vano para gobernantes y gobernados. La corrupción es parte del sistema, y
no habría llegado tan profundo si no hubiera habido un consenso
bastante amplio. No nos hagamos ilusiones.
La tarea es precisamente cambiar ese estado de cosas. Mover el
importamadrismo de esa parte del pueblo acostumbrada a pensar sólo en el
metro cuadrado de tierra donde está parada y en el último de los casos a
recibir pasivamente los golpes. Ni modo, qué le vamos a hacer. Ya nos
saquearon y nos volverán a saquear. Combatir la idea de impotencia ante
un enemigo aplastante. Es a lo que se dedican movimientos como el de
López Obrador y otros. Pero no es fácil.
La desgracia es que el daño que estos traidores a la patria están
perpetrado, sólo podrá palparse cuando sea irreversible y mucho más
difícil de combatir. Nos están entregando y no por un plato de lentejas
sino por muchos, muchos miles de millones de pesos. Sus intereses están
coludidos con los que invitan a ser socios en el reparto del cuantioso
botín.
¿Qué hace la CNDH en el caso de Jorge Mario González?
Muy activa y diligente para condenar a los grupos de autodefensa -tarea
que no le incumbe, puesto que no son un sector oficial vulnerando
derechos de la población- y calladota ante el flagrante atropello a este
muchacho, detenido fuera del lugar de los hechos y acusado de
“anarquista”, al que sin prueba ninguna se le mantiene en prisión? Lleva
40 días en huelga de hambre y ahora se le ocurre al juez que la
revisión de su caso no se haga ¡hasta el 10 de enero! ¿Lo están
condenando a muerte, para mayor agravante, sin haber cometido delito
alguno? La CNDH será cómplice por omisión.
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