sábado, 30 de noviembre de 2013

Donde rolan los jóvenes apolíticos del 132

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
La traición a punto de consumarse
Laura Bolaños Cadena

A propósito de movilizaciones por lo del petróleo, ¿dónde andan los jóvenes del #132, que no aparecen en lo más urgente de un momento en que está en riesgo el futuro del país? Ya hasta el PRD se añade al llamado de López Obrador para dar la batalla contra la entrega de la nación a intereses extranjeros, por más que su salida del Pacto por México sea tan oportunista como lo fue su entrada.

¿Qué pasa con estos muchachos de la Ibero que parecían tan aguerridos? Se limitaron a una única bandera: estar en contra de Peña Nieto por lo de Atenco y protestar por su imposición. Rehuyeron confundirse con cualquier partido político y a fin de cuentas acabaron por rehuir toda participación. Desaparecieron sin pena ni gloria en contra de los aplausos conque fueron recibidos por los eternos optimistas: ¡Ya despertó la juventud! ¡La juventud se levanta! ¡Ahora sí entran los jóvenes en la lid! Pues cuáles jóvenes, pregunté entonces. Un pequeño grupo sin una verdadera dirección política y que se pretendían tan puros, tan puros que a fin de cuentas se disolvieron en la nada. Digo, ¿dónde andan? No lograron siquiera conmover a los jóvenes de las demás universidades, salvo excepciones que acabaron desapareciendo igual que ellos. ¿Y los jóvenes de la UNAM? Bien, gracias.

En tanto sigue en marcha el propósito de reformar el artículo 27 constitucional a fin de abrir totalmente las puertas a las trasnacionales petroleras. Y la incursión no será sólo en PEMEX. Quedamos expuestos a injerencias que atentan contra la soberanía nacional al entregar los sectores estratégicos. Esto estaba amarrado desde la campaña de Peña Nieto. ¿Por qué creen que les interesó tanto preparar el fraude con toda anticipación, de forma tal que numéricamente no pudiera caber duda del resultado favorable para quedarse con la presidencia? No fueron en vano las experiencias de elecciones presidenciales anteriores, esta vez no correrían el menor riesgo. De algo servirían tantos años de hacer trampas.

Y no nos hagamos ilusiones: no lograron comprar votos “aprovechándose de la pobreza de millones de votantes”, sino aprovechando la pobreza de su interés en los destinos del país y la proclividad bien cultivada a la corrupción. ¿Qué me dan a ganar? Una tarjeta de Soriana, un monedero de Monex. Es atractivo. El PRI da, regala. ¿Los otros qué dan? O a poco nos creemos que han sido de balde las sempiternas compras de votos por medio de diversos regalos, simples desayunos, lonches, en el último de los casos hasta por una gorra o una camiseta. Recuérdense los gastos en almuerzos y comidas durante la campaña del entonces candidato López Portillo, bien documentados día por día por el periódico Excélsior en ese tiempo bajo la dirección de Julio Scherer. Fueron la gota que derramó el vaso de la ira oficial por las críticas. De ahí el echeverriazo que sacó a Scherer y sus colaboradores del periódico. Una muestra más de cómo se maneja la democracia a la mexicana.

Si el PRI no iba a emplear en esta ocasión lo mejor de sus mañas para evitar que una vez más la oposición de izquierda amagara con arrebatarles el poder, ¿para cuándo acumuló tanta experiencia en el manejo de masas un sistema que se apoyó, entre otras trapacerías, en la ignorancia política y la corrupción? ¡Eso es insultar la dignidad del pueblo!, claman los idealizadores. El pueblo, queridos amigos, no es algo homogéneo, el pueblo es todo, y ese todo está compuesto de factores positivos y negativos, así como por elementos manipulables. No somos un pueblo corrupto, sino un pueblo en el que caló muy hondo la corrupción en muchos sectores. Y los decenios de “usos y costumbres” no pasan en vano para gobernantes y gobernados. La corrupción es parte del sistema, y no habría llegado tan profundo si no hubiera habido un consenso bastante amplio. No nos hagamos ilusiones.

La tarea es precisamente cambiar ese estado de cosas. Mover el importamadrismo de esa parte del pueblo acostumbrada a pensar sólo en el metro cuadrado de tierra donde está parada y en el último de los casos a recibir pasivamente los golpes. Ni modo, qué le vamos a hacer. Ya nos saquearon y nos volverán a saquear. Combatir la idea de impotencia ante un enemigo aplastante. Es a lo que se dedican movimientos como el de López Obrador y otros. Pero no es fácil.

La desgracia es que el daño que estos traidores a la patria están perpetrado, sólo podrá palparse cuando sea irreversible y mucho más difícil de combatir. Nos están entregando y no por un plato de lentejas sino por muchos, muchos miles de millones de pesos. Sus intereses están coludidos con los que invitan a ser socios en el reparto del cuantioso botín.

¿Qué hace la CNDH en el caso de Jorge Mario González?

Muy activa y diligente para condenar a los grupos de autodefensa -tarea que no le incumbe, puesto que no son un sector oficial vulnerando derechos de la población- y calladota ante el flagrante atropello a este muchacho, detenido fuera del lugar de los hechos y acusado de “anarquista”, al que sin prueba ninguna se le mantiene en prisión? Lleva 40 días en huelga de hambre y ahora se le ocurre al juez que la revisión de su caso no se haga ¡hasta el 10 de enero! ¿Lo están condenando a muerte, para mayor agravante, sin haber cometido delito alguno? La CNDH será cómplice por omisión.

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