La Jornada
Astillero
Crudo diagnóstico josefino
PAN se convirtió en PRI
Golpe a Calderón y Madero
Recomponer partidos
PAN se convirtió en PRI
Golpe a Calderón y Madero
Recomponer partidos
Julio Hernández López
Josefina Vázquez Mota
(JVM) pretende convertir en incendiarias banderas de precampaña interna
los agravios a la sociedad y a su partido que cometieron los jefes con
los que ella en su momento colaboró sin protestar y de cuyos yerros
mucho se benefició políticamente. La ahora virtual aspirante a presidir
el comité nacional panista prefirió mantenerse en silencio frente a la
enorme corrupción de la pareja presidencial durante 2000-2006, en
especial por cuanto a la cogobernante Marta Sahagún, quien la convirtió
en blanco de intrigas y maltratos durante el foxismo (Sahagún era gran
amiga y cómplice de Elba Esther Gordillo, otra de las groseras piedras
políticas que Vázquez Mota hubo de soportar sin sobresalto a cambio de
conservarse en el gabinete panista). Con Felipe Calderón igualmente
aguantó trampas y ninguneos, incluso como candidata presidencial a la
que nunca apoyó de verdad el michoacano, quien la usó como moneda de
cambio para negociar con Peña Nieto impunidad personal, familiar y
grupal.
La hora de reconstruir el PAN. Al menos así ha titulado un artículo (una especie de autolanzamiento en pos del liderazgo, el formal o el
moral, del partido de blanco y azul) que ha publicado en el blog de su página personal de Internet (www.josefina.mx/blog/). Allí habla de
la soledad vivida en muchos tramos de la contiendapresidencial y sostiene que las lecciones derivadas de la derrota sufrida
tendrán su propia valoraciónde la institución partidista
y liderazgos, en un
ejercicio autocríticoque les lleve a
responderfrente a la historia, los panistas y México. Sin embargo, fiel a su estilo escurridizo, la ex candidata no menciona jamás a Felipe Calderón ni a Gustavo Madero. En esencia, reparte culpas para que quien quiera se ponga el saco, pero sin ella como sastrecilla valiente.
El diagnóstico que JVM hace de sus propias filas es implacable y va más allá del contexto de las elecciones internas por venir. Asegura la ex secretaria de Desarrollo Social y de Educación Pública que escuchó en muchas ocasiones, en giras recientes, voces de panistas que se quebraban
no por el embate y el poder corruptor de nuestros adversarios políticos, sino por la traición de los propios, por la impotencia y frustración frente a actos de corrupción e intereses de grupo que eran burdos y día a día minaban la esperanza y el orgullo. Se sabía y reconocía ampliamente que detrás de cada pérdida electoral había una historia de divisiones internas, o de actuaciones de algunos liderazgos que avergonzaban a gran número de militantes y ciudadanos. La frustración e impotencia por la impunidad con que operaban eran abrumadoras.
La ex coordinadora de los diputados federales panistas ha hecho en su blog una crítica directa al priísmo y a su confirmada condición dinosáurica, de la cual
habla por sí mismala
corrupción con que se han aprobado leyes recientes. Y en la más arriesgada y llamativa de sus proclamas, la (casi) siempre sonriente Josefina asegura que
los priístas no cambiaron: son los mismos, pero
tenemos que reconocer que nosotros sí cambiamos: dejamos de ser el partido de la ética y la seriedad y comenzamos a emular al partido de siempre, ese que jamás cambiará.
Josefina puntualiza en su escrito que
Aun cuando la biografía política de Vázquez Mota la muestra siempre proclive a pragmáticas negociaciones que le permitan ocupar posiciones secundarias, y del tufo a revanchismo posdatado respecto a su principal verdugo, Felipe Calderón, y al gran pactista Gustavo Madero (ambos, por distintas razones, le negaron apoyo verdadero a Josefina en su candidatura presidencial tan llena de sinsabores), el texto y la postura de la economista que fue asesora de la Concanaco y la Coparmex tienen tal contundencia que resultaría grotesco tratar de usarlos solamente como desechables plataformas de campaña interna. Es probable que el paso crítico dado por JVM rebase sus limitaciones e inercias y sea el inicio de un sano proceso de reconstitución de un partido conservador que ha sido tan maltratado y prostituido por quienes han llegado al máximo poder mexicano gracias a esas siglas, en una cascada de corrupción y antidemocracia que desde Los Pinos permeó a toda la estructura de blanco y azul.
México necesita en los cruciales momentos actuales, y en los difíciles que están por venir, partidos bien definidos, con base dispuesta a la crítica y la autocrítica y dirigentes que sean lo mejor de esas formaciones políticas, y no lo peor como ha ido sucediendo en años recientes. Las bases doctrinales del PAN y la historia de líderes y militantes de antes de la corrupción derivada del arribo al poder deberían impulsar a una cruzada correctiva. Lo mismo sucede en la izquierda partidista, hoy tan devaluada y desvirtuada, además de dividida y sujeta a personalidades dominantes y a cambiantes pasiones individualizadas. Los priístas también viven una realidad engañosa. Con Peña Nieto se ha vuelto al esquema clásico de la sujeción del partido de tres colores a Los Pinos, en un retorno al poder que sólo beneficia a un puñado rapaz y que ni siquiera pretende conservar las apariencias
Y, mientras en la Universidad de Texas
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Hernández
los panistas no podemos ignorar una realidad que lastima y que nos ha provocado pérdidas electorales, pérdida de credibilidad y de confianza, pérdidas de militantes que no se reafiliaron por decepción y hartazgoy que
dentro de la propia casa del PAN a nivel municipal, estatal, y desde la propia dirigencia, en diversos momentos, se consintieron atropellos y también se protegieron. Llamando a reconstituir una oposición digna, la autora de Dios mío, hazme viuda llama a una depuración interna, pues
en el PAN nunca ha habido espacio para las visiones mesiánicas y es claro que las grupales y corruptas deben dejar el partido.
Aun cuando la biografía política de Vázquez Mota la muestra siempre proclive a pragmáticas negociaciones que le permitan ocupar posiciones secundarias, y del tufo a revanchismo posdatado respecto a su principal verdugo, Felipe Calderón, y al gran pactista Gustavo Madero (ambos, por distintas razones, le negaron apoyo verdadero a Josefina en su candidatura presidencial tan llena de sinsabores), el texto y la postura de la economista que fue asesora de la Concanaco y la Coparmex tienen tal contundencia que resultaría grotesco tratar de usarlos solamente como desechables plataformas de campaña interna. Es probable que el paso crítico dado por JVM rebase sus limitaciones e inercias y sea el inicio de un sano proceso de reconstitución de un partido conservador que ha sido tan maltratado y prostituido por quienes han llegado al máximo poder mexicano gracias a esas siglas, en una cascada de corrupción y antidemocracia que desde Los Pinos permeó a toda la estructura de blanco y azul.
México necesita en los cruciales momentos actuales, y en los difíciles que están por venir, partidos bien definidos, con base dispuesta a la crítica y la autocrítica y dirigentes que sean lo mejor de esas formaciones políticas, y no lo peor como ha ido sucediendo en años recientes. Las bases doctrinales del PAN y la historia de líderes y militantes de antes de la corrupción derivada del arribo al poder deberían impulsar a una cruzada correctiva. Lo mismo sucede en la izquierda partidista, hoy tan devaluada y desvirtuada, además de dividida y sujeta a personalidades dominantes y a cambiantes pasiones individualizadas. Los priístas también viven una realidad engañosa. Con Peña Nieto se ha vuelto al esquema clásico de la sujeción del partido de tres colores a Los Pinos, en un retorno al poder que sólo beneficia a un puñado rapaz y que ni siquiera pretende conservar las apariencias
revolucionariasen términos de desfiles.
Y, mientras en la Universidad de Texas
juegana la cacería de migrantes ilegales (http://tinyurl.com/k9g2mwv), ¡hasta mañana!
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Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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