¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La corrupción mata neuronas
María Teresa Jardí
México ya ocupa el primer lugar en corrupción en el mundo. Todo un honor
para el prianismo y sus congéneres, aparecer, con ese carácter, en la
revista Forbes.
Y, la corrupción, que nadie se equivoque: no es sólo robar dinero.
Corrupción son también la mentira y la desinformación y el
ocultamiento... Corrupción son los pasos dados para hacer la entrega y
el uso de las personas para que se conviertan a modo.
Una lista escasa la de Forbes y apenas un ejemplo que puede multiplicarse por varios cientos de miles de veces.
Una lista que, me parece, habría merecido, dejando a tantos de los
grandes corruptos fuera, algún ápice de piedad, en algunos casos, porque
la piedad también tiene que ver con la justicia.
La Gordillo es una mujer esperpéntica en todos los sentidos. Es criminal y ladrona, abusadora, prepotente, soberbia e imbécil.
Pero la Gordillo es producto de lo que se necesitaba cuando, mintiendo y
fingiendo, Carlos Salinas de Gortari daba los primeros pasos
definitivos para la venta del petróleo de los mexicanos.
Ya no era suficiente la deseducación propiciada por la telebasura
desinformativa y, peor aún, educativa a modo para que los pobres
entendieran que los ricos, mafiosos, entre los que se incluyen hoy todos
los políticos de primer nivel y todos los grandes empresarios y dueños
de monopolios, lo pueden y lo merecen todo aunque sean violadores,
pederastas, tratantes de blancas y encierren en la cárcel a los pobres
que tienen como obligación la de ser tontos y buenos.
A la Gordillo se le permitió ser lo que era y lo seguiría siendo si no
se hubiera enfrentado a Peña. La Gordillo es un producto de lo que los
neoliberales, para traicionar del todo a la patria mexicana,
necesitaban.
Era la adecuada para regalarle el Sindicato de maestros con la SEP
incluida. Se opuso a la reforma educativa porque, criminal y ladrona, se
dio cuenta que era una reforma laboral que a los pobres, entre los que
destacan los maestros, estaban convirtiendo en esclavos y como venganza
de Peña hoy se encuentre presa. Estorbaba y la encerraron.
Raúl Salinas es un ladrón, como su hermano, como Zedillo, como Fox, como
Calderón y como Peña. Pero Raúl Salinas pagó con diez años de cárcel
acusado de un delito que no le pudieron probar que hubiera cometido. Fue
encerrado, no por ladrón, fue enviado a la cárcel por Zedillo como
venganza contra su hermano y se le acusó de un crimen no resuelto, a
pesar de haberse tratado del secretario del podrido partido que Peña
dirige.
Y lo mismo se puede decir de Romero Deschamps. Sí, es un individuo
abominable, ladrón y siniestro, y cobarde a modo, lo que aún es peor; y
entre sus crímenes destaca el de haber formado parte de la restauración
del presidencialismo imperial, al que se refería el martes en un
artículo publicado en el diario La Jornada Luis Hernández Navarro, que
se ha impuesto con Peña. Pero ese impresentable fue elegido por sus
características como el indicado para iniciar el desmantelamiento de
PEMEX a cambio de la corrupción inmoral que él y sus hijos exhiben.
Presidencialismo imperial que al PRI le va a durar poco tiempo. Luego de
seis años de pesadilla continuada para el pueblo mexicano con el
regreso, no del viejo PRI, de en lo que se fue convirtiendo al PRI desde
Alemán, pasando por Echeverría, concretizado desde la llegada de Carlos
Salinas. Aunque ningún priísta sea capaz ya de ver lo que la crónica le
anuncia. La corrupción es evidente que mata neuronas y los priístas no
han entendido —o a lo mejor ya ni eso les importa porque se aprestan
para huir del país— que el costo de la reforma energética, a modo de la
derecha fascista, que en el PAN se escuda, se le va a cobrar al PRI y es
posible que el poder televisivo elija para imponer, en la dictadura que
ya se inicia, a un traidor emanado de la derecha panista, fascista a la
medida.
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