¡¡Exijamos lo Imposible!!
Doloroso luto
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Apresuran el despojo en San Lázaro
Mentiras y traiciones de Peña Nieto
Compran Presidencia, venden el país
Exigen cárcel a implicados en Monex
“Yo acuso” de Layda Sansores a EPN
“Quien a traidor se inclina, tarde volverá en su acuerdo”: Tirso de Molina
Qué difícil resultan días como el de ayer, cuando los sentimientos y los
pensamientos van de un lado a otro en aparente contrasentido pero con
un vértice que resulta común para quienes estamos en esta profesión. El
sueño, ese que incita José Saramago en “Cuadernos de Lanzagorte” a ser
privatizado, fue difícil de conciliar porque las horas que le
antecedieron dieron cuenta de un espectáculo denigrante para quienes
dicen pretender llevar al país y a más de 110 millones de ciudadanos a
una auténtica etapa de desarrollo.
La mañana no se veía clara pero, de pronto, hubo una gran oscuridad
producto de una noticia que enluta cuerpos, mentes y corazones porque se
va quien ha demostrado el amor a su país y el orgullo familiar en cada
página, en cada denuncia, en cada encabezado de los que aparecen durante
365 días del año, sin fallar, cumpliendo al igual que su señor padre
con ese compromiso autoimpuesto.
Una ardua búsqueda que resulta infructuosa es cuando tratamos de darle
un nombre al despojo de ayer, al daño que se le puede hacer a una Nación
y a sus ciudadanos, pero igual es tratar de encontrar como dirigirse a
quien ha perdido un hijo. Hay viudos, viudas, huérfanos, huérfanas, pero
no existe una palabra que pueda definir a quien ha visto marchar a su
vástago. No aparece, no se tiene, porque la inmensidad del dolor
entierra cualquier expresión. Mario Renato en plena etapa en la que
empieza a alcanzarse una plena madurez encontró la paz y la gloria que
durante Siglos nos han prometido existe y por la cual como nadie luchó y
de ello dan cuenta sus acciones como hijo, como padre, como esposo,
como profesionista, como hombre entregado al valor de los principios y
los valores que Mario Renato Menéndez Rodríguez le ha inculcado a su
familia.
Dentro de estas enseñanzas está la del trabajo, la de la entrega
permanente, la que marca cada acción, cada línea. La mejor manera de
mantenernos cerca de quienes amamos es cumpliendo sus deseos y la de
honrar a los Menéndez, es la de seguir sin tregua. Todos los que
laboramos en esa gran familia que son los diarios POR ESTO! estamos
dolidos, consternados, pero firmes al lado de quien guía esta nave,
solidarios, con una dosis de admiración que crece ante la presencia y la
actitud que asume quien advierte que la vida no deja de ser en ningún
momento el gran ring del que sólo sale victorioso el que se mantiene en
lucha.
Así que, las letras de hoy son mi más afectuosos abrazo, don Mario.
MENTIRAS Y TRAICIONES
Por el otro lado está la rabia, el coraje, la decepción de estar ciertos
de ser traicionados. Durante la campaña presidencial del 2012 un dato
que revelaban los sondeos de todas las encuestadoras es que el pueblo de
México estaba harto del latrocinio del régimen de Felipe Calderón, de
la corrupción imperante en sus filas, desde el primer círculo de la
Residencia Oficial de Los Pinos hasta en las más pequeñas entidades
federativas.
Estaban los mexicanos hasta el copete de la ola de violencia desatada
por el michoacano para alcanzar algo que jamás obtuvo, un poco de
legitimidad, no importa que ésta se diera a cambio de más de cien mil
muertos y otras decenas de miles de desaparecidos.
El hartazgo por la desigualdad imperante era inocultable y en eso se
basó el triunfo del candidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto,
ayudado por tácticas ilegales como los monederos de Soriana y Monex, que
de haberse respetado la legislación en la materia hubiera llevado a la
anulación de la elección presidencial y, con ello , el triunfo del
mexiquense.
A más de un año de los hechos, el fantasma de la ilegalidad e
ilegitimidad de la Presidencia de Enrique Peña Nieto vuelve a cubrirlo
con su sombra. Ayer, el diario “Reforma” de la capital de la República
difundió los resultados de una investigación federal que concluye que
los monederos electrónicos Monex de la campaña presidencial del
mexiquense fueron financiados en parte por una red criminal dedicada a
la venta ilegal de facturas, simulación de contratos y el lavado de
dinero.
Sostienen que al menos 23 millones de pesos ingresaron a la campaña del
PRI en el 2012 procedentes de un entramado de empresas “virtuales”
vinculadas a Edicom, Edificaciones, Ingeniería, Construcciones y
Materiales, que llevaban años reportadas por operaciones financieras
sospechosas.
Los hechos no son para nada nuevos. Desde junio de 2012, Roberto Gil
Zuarth y Juan Ignacio Zavala, coordinador y vocero de la campaña de
Josefina Vázquez Mota, denunciaron que el PRI había sobrepasado por más
del doble los gastos de campaña, tan sólo en el rubro de operación
electoral, a través de las tarjetas Monex. Sostuvieron que en los tres
meses de campaña 300 delegados distritales del PRI recibirían 54
millones a través de los monederos electrónicos, y que otros 19 mil 490
representantes generales la suma de 389 millones 800 mil pesos.
De comprobarse fehacientemente los hechos que investiga la SIEDO se
constataría que Enrique Peña Nieto “compró” la elección presidencial,
por lo que no sería nada raro que “vendiera” el patrimonio de la Nación,
como lo han acusado los legisladores de la oposición de izquierda a lo
largo del debate en torno a la reforma energética.
El diputado federal del PRD, Roberto López, presidente de la Comisión
que investiga el Caso Monex, reclamó cárcel para los involucrados en el
financiamiento de los monederos electrónicos Monex de la campaña
presidencial del 2012; entre los que encabezan esa delincuencia
organizada está en primera fila el actual secretario de Hacienda y
Crédito Público, Luis Videgaray.
“Haiga sido como haiga sido”, como cínicamente declaraba el clásico
“hijo desobediente”, Enrique Peña Nieto tomó posesión de la Presidencia
de la República, con la legalidad que le dieron las instituciones
encargadas de organizar, calificar y sancionar los comicios, pero no con
el respaldo de la mayoría de los mexicanos, pues llegó a Los Pinos con
un porcentaje minoritario del total de ciudadanos inscritos en el padrón
electoral.
Como sea, llegó cargado con un amplio capital político, logrado a base
de promesas de desarrollo nacional, de igualdad, de combate a la
pobreza, de generación de empleos, de atención a los grupos vulnerables,
de respeto a los derechos humanos, de hacer prevalecer el Estado de
Derecho, de respeto a la ley, del fin de la corrupción y la impunidad y,
en resumen, de un mejor nivel de vida para los mexicanos.
A lo largo de más de doce meses, esas promesas de campaña que
encandilaron a un buen número de electores, no sólo no se han hecho
realidad sino que los resultados alcanzados son adversos y hablan de un
retroceso jamás visto en la historia reciente del país.
Las reformas diseñadas e impulsadas por Peña Nieto, así como sus
acciones de gobierno a lo largo del primer año de su administración,
hablan de todo lo contrario: de desaceleración económica rayando en la
recesión; de incremento del número de muertos ligados a la guerra
calderonista, ahora peñanietista, contra algunos cárteles de la droga;
de un brutal endeudamiento de la Nación, que alcanza ya más 7.5 billones
de pesos como se lo dimos a conocer en estas mismas líneas el día de
ayer, sin que se vea a dónde se fueron esos multimillonarios recursos
aportados por los bancos y que hipotecan al país; de un crecimiento
persistente y sostenido de la desigualdad, con la concentración cada vez
más aguda del ingreso nacional en unas cuantas familias.
Por todo lo anterior, una gran decepción impera en millones de mexicanos
al resentir los adversos resultados de la gestión de Peña Nieto,
desengaño que se convierte rápidamente en furia, en coraje, en
encabronamiento, al presenciar el despojo al país que están operando los
integrantes del gabinete federal y sus compinches en el Senado y la
Cámara de Diputados, que aprueban sin conocer siquiera los términos de
las leyes, las reformas estructurales que destrozan la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, que el presidente de la
República juró cumplir y hacer cumplir al tomar posesión, por lo que no
tardará mucho en que la Nación se lo demande.
La última pieza de estos hechos lo es sin duda lo sucedido la madrugada
de ayer, cuando el Pleno del Senado de la República aprobó en lo general
y en lo particular la reforma energética privatizadora de Enrique Peña
Nieto, reforzada con los agregados del Partido Acción Nacional que dan
al traste con la soberanía energética del país y ponen en manos de
compañías trasnacionales la riquísima renta petrolera que Pemex pone en
manos del gobierno para atender las necesidades de la población.
Con 98 votos a favor y 28 en contra la minuta en las que se registra la
aprobación de reformas a los artículos constitucionales 25, 27 y 28 fue
aprobada y enviada a la Cámara de Diputados que fungirá como Cámara
revisora.
Por supuesto que Enrique Peña Nieto se congratuló de esta aprobación
lograda por sus testaferros del PRI en el Senado y sus cómplices del
PAN, así como sus satélites del PVEM y del Partido ANAL. Dijo que la
Cámara alta “ha tomado una decisión trascendental para México” e
insistió en sus grandes mentiras: “Petróleos Mexicanos (Pemex), la
Comisión Federal de Electricidad (CFE), los recursos energéticos y la
renta petrolera seguirán siendo propiedad de los mexicanos”.
También con una sonrisa de oreja a oreja, que nos lleva a preguntarnos
“¿de qué se ríe?”, el presidente nacional del PRI, César Camacho,
advirtió desde ahora que la ratificación a la reforma energética en los
Estados está asegurada porque las cámaras estatales tienen mayoría
priísta.
A pesar de eso y del hecho de que también en la Cámara de Diputados
priístas y panistas con sus satélites tengan la mayoría para avalar la
reforma energética, su aprobación no será un día de campo para esos
legisladores. Hay una férrea oposición de la izquierda, que debemos
decirlo, es minoría, pero cuenta con liderazgos políticos importantes en
las personas de los ex candidatos presidenciales Cuauhtémoc Cárdenas y
Andrés Manuel López Obrador.
Para el hijo del presidente Lázaro Cárdenas, la reforma energética
aprobada en el Senado de la República, hipoteca y vende el subsuelo de
México a intereses ajenos al país. También para el ex jefe de Gobierno
del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, dicha reforma que modifica los
artículos 27 y 28 constitucionales es “nefasta”.
El sometido dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, trata de lavarse
la cara del apoyo que le ha brindado a lo largo de este año al gobierno
de Enrique Peña Nieto señalando que la lucha en defensa del petróleo no
está perdida y seguirán dando la batalla hasta el 2015, cuando la
privatización de los recursos petroleros ya esté tan avanzada que será
muy difícil revertirla.
Otros actores políticos como el rector de la UNAM, José Narro, tratan
inútilmente de mantenerse en la neutralidad, sin asumir una posición y
un compromiso real en un tema de tanta trascendencia para el país como
es el petrolero, señalando que México necesita un proyecto que
fortalezca la soberanía energética para lo que solicitó a los
legisladores federales que se aseguren que los recursos de la reforma se
destinen a disminuir la pobreza y la exclusión, aún cuando estén
ciertos que eso no es más que una quimera.
A su vez, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcenas, pidió que antes de que sea
aprobada la reforma energética en el Congreso debe esclarecerse cómo
funcionará la parte fiscal, un tema que los legisladores
intencionalmente han dejado de lado, con el fin de que, como
acostumbran, se aprueben modificaciones a espaldas de la población en
las leyes secundarias.
EL “YO ACUSO” DE LAYDA SANSORES
En la noche del pasado martes, cuando se discutía y se votaba en lo
general la reforma energética en el Pleno del Senado de la República,
“la nota” como dicen los colegas reporteros, la dio la senadora
campechana Layda Sansores, con un “Yo acuso” contundente contra Enrique
Peña Nieto.
De inmediato entraron en acciones los operadores de medios de
comunicación tanto de la Presidencia de la República como del Senado
para que el tema no trascendiera en los medios nacionales y, mucho
menos, regionales o locales.
En su intervención, la senadora Sansores Sanromán destacó el delito de
“Traición a la Patria”, que es contemplado en el Artículo 108 de la
Constitución, así como en el artículo 123, Fracción I del Código Penal
Federal, que dice: “Traición a la Patria, quien realice actos contra la
independencia, soberanía e integridad de la Nación Mexicana, con la
finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero”.
De inmediato, la legisladora campechana sostuvo: “Acuso a Peña Nieto de
traición a la Patria porque esta contrarreforma atenta contra nuestra
soberanía y nuestra independencia… Acuso a Peña Nieto de corrupción, por
su silencio cómplice, por encubrir la corrupción en Pemex y en su
sindicato, porque no hace nada para combatirla… Acuso a Peña Nieto de
farsante, porque dice que no habrá privatización. No aparece la palabra
privatización en toda la iniciativa. Claro esta es una iniciativa
tramposa, engañosa, propia de delincuentes… Acuso a Peña Nieto de
irresponsable, por no considerar que las grandes empresas trasnacionales
no se van a conformar con llevarse las utilidades de nuestro petróleo…
Acuso a Peña Nieto de traición a la Patria, por su servilismo, por su
abyección, por su sometimiento a los países extranjeros, por entregar el
petróleo y la energía eléctrica, por no defender el derecho inalienable
en México de mantener su energía”.
Este “Yo Acuso”, que ya había sido delineado por los ex candidatos
presidenciales Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, así
como por políticos destacados como Manuel Bartlett y Ricardo Monreal,
pasará a formar parte de la negra historia reciente del país.
DE LOS PASILLOS
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