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Se queja Peña de espionaje y él espiaba a los legisladores
Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
El lunes 28 de octubre los templos católicos estuvieron abarrotados para
venerar a San Judas Tadeo. Se dice que es el abogado de las causas
difíciles y los mexicanos que sobreviven a las permanentes crisis
actuales, le solicitan ayuda. Y el martes 29, el periódico Reforma con
el periodismo de investigación de sus reporteros: Claudia Guerrero,
Erika Hernández y Víctor Fuentes, informaron a los lectores del contrato
suscrito, al parecer por el segundo de a bordo del Director General de
Comunicación de Los Pinos o sea de la Presidencia de la República, David
López, y que ostenta el cargo de director de Análisis Político, de
nombre Rodolfo Villarreal Lizárraga. El gravísimo asunto es que se había
contratado a la empresa Talla política, que dirige Jorge Jaime Díaz
Basáñez, para espiar a los senadores y diputados de todos los partidos;
enviando sus reportes, con grabaciones, filmaciones y fotos, a la
Oficina de Peña Nieto.
Del 17 al 28 de octubre, si Pitágoras no se equivoca, fueron 12 días los
que estuvieron espiando a los legisladores federales. Y no menos de 100
“orejas” que se mezclaron entre diputados y senadores, haciéndose pasar
por gestores, cabilderos y hasta por “reporteros” del sitio web Talla
política, en realidad obtenían información de primera mano entre
panistas, perredistas, priístas, del PT, de Movimiento Ciudadano, con
especial interés por éstos y no se diga por Ricardo Monreal de la
bancada petista. Sin olvidar espiar un poco a los verdes.
Lo sorprendente del caso es que los senadores y diputados lo único que
hicieron, en lugar de reaccionar airadamente y pedir una explicación,
con un voto de censura a Peña, de reglamentar la presencia de los
cabilderos, entre los que estaban los espías. El hecho era como para que
los legisladores del Congreso General hubieran, por unanimidad de
mayorías y minorías, haber llevado a cabo un acto de protesta parando
las sesiones. Resulta que Peña se queja de que fue espiado por Obama, la
CIA y el FBI, de una manera muy comedida y en cambio autorizó que
espiaran a los legisladores, incluyendo a los del PRI que son leales a
él y todo para saber qué pasaba tras bambalinas en las dos Cámaras del
Poder Legislativo Federal.
Una cosa es que el espionaje se practique desde la más remota antigüedad
(Jean-Pierre Alem: El espionaje y el contraespionaje; breviario del
Fondo de Cultura Económica, con el número 332) y muy otra es que se
realice tan a lo descarado y que los espías sean pillados “con las manos
en la masa”. Si Peña ordenó este espionaje, o sin saberlo y haberlo
autorizado, de todas maneras recibía las carpetas con todo lo espiado,
en lo que sin duda algo tuvieron que ver sus empleados de Comunicación
(David López y Rodolfo Villarreal Lizárraga), muestra y demuestra que
entre los políticos cunde la deslealtad. Pero ya con el Pacto… por Peña,
el servilismo de Los Chuchos y todos los controles de que presume, Peña
no tenía motivo para espiar a los senadores y diputados que han estado
trabajando incondicionalmente para él día y noche.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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