¡¡Exijamos lo Imposible!!
Democracia Ya
País de ninis
Sanjuana Martínez
México
carece de políticas públicas destinadas a los jóvenes. Es un país de
ninis. Y seguirá siéndolo mientras universidades como la UNAM rechacen
al 91.4 por ciento de los aspirantes. En el último examen de ingreso a
la Universidad Nacional Autónoma de México, 115 mil 837 no lograron obtener un lugar.
¿Qué pasará con ellos? Han sido excluidos. Sólo el 8.6 por ciento de los
jóvenes que presentaron el examen logró conseguir pasar para estudiar
una de las 104 licenciaturas e ingeniarías; es decir, por cada 10
aspirantes que presentaron, apenas uno logró obtener un lugar.
El procedimiento se repite en todas las universidades del país. Los
exámenes de admisión se han convertido en un mecanismo de exclusión que
lanza a los jóvenes al hoyo negro de los ninis. El 24.7% de los jóvenes
de 15 a 29 años en este país no estudian ni trabajan.
La situación es tan grave que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE),
ha colocado a México en tercer lugar en cuanto a ninis a nivel
internacional, según el estudio Panorama de la Educación 2013 que
elabora ese organismo.
Lo peor de todo es que no hay esperanza de cambio porque el mismo
estudio revela que en México el gasto anual por alumno es el más bajo
entre los países de la OCDE debido a que la mayor parte de los recursos
de la educación se destina al pago de salarios de los maestros; es decir
cerca del 87.2% del gasto en educación primaria se asigna a la
remuneración de los maestros, el porcentaje más alto entre los países de
la OCDE. Y en torno al gasto en secundaria y educación media superior
se destina el 78.1%, la segunda cifra más alta después de Portugal.
Lo más desolador es que frente a las anteriores cifras se encuentra el
gasto de México en educación: dos mil 993 dólares al año por cada
alumno, frente al resto de los países de la OCDE esa cifra asciende a
nueve mil dólares. Y por si fuera poco, faltan maestros: por cada 28
alumnos hay un profesor, mientras que en otros países hay 14 alumnos por
cada maestro.
El panorama es alarmante. De los siete millones 337,520 de ninis, el 75
por ciento son mujeres. La desigualdad vuelve a imponerse. La
discriminación contra las mujeres se observa en que ocho de cada 10
mujeres ganan el equivalente a tres salarios mínimos y deben cubrir
“jornadas largas” de trabajo.
En general, el concepto de nini puede considerarse peyorativo. Los jóvenes
que son etiquetados en esta categoría están siendo discriminados por el
sistema educativo y por la falta de políticas públicas del gobierno, no
por ser perezosos o sin aspiraciones.
De hecho, muchos de estos jóvenes rechazados por las universidades
trabajan en lo que pueden o de lo contrario hacen labores del hogar.
Algunos que finalmente consiguen estudiar en escuelas privadas con el
esfuerzo de su trabajo de obreros durante el día, a veces se ven
obligados a desertar por falta de recursos económicos.
Ante la falta de oportunidades en el mercado laboral o el sector
educativo, los jóvenes muchas veces deciden casarse pronto y tener
hijos, lo cual los lleva directamente a la marginación. La tasa de
desempleo en el 2009 en México fue de tres millones, mientras que el
subempleo fue de cuatro millones, es decir, siete millones de personas
no tienen trabajo estable.
¿Cuántos de estos millones de ninis se integrarán a las filas del crimen
organizado?… Los jóvenes sin sustento intentarán ingresar al subempleo o
la económica informal, pero otros decidirán obtener sus ingresos por
caminos más rápidos como la delincuencia. La desesperanza unida a la
desesperación generan malas decisiones. El caldo de cultivo de los cárteles de la droga está precisamente en este segmento de la población.
Un segmento ignorado y despreciado. En lugar de aprovechar a la
población joven, México decide no utilizar su bono demográfico. En el
2050 el 28 por ciento de la gente tendrá más de 60 años.
El segmento de los ninis está siendo estigmatizado como si ellos
tuvieran la culpa de no estudiar ni trabajar, cuando en realidad son
víctimas de un modelo económico y educativo que no les otorga espacio.
Incluso la palabra nini puede considerarse discriminatoria.
México necesita abrir más espacios educativos. Es urgente la creación de
más universidades. Está claro que las 366 universidades públicas que
existen, según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones
de Educación Superior, son insuficientes.
¿Cuántas universidades se podrían haber creado con el dinero en concepto
de evasión fiscal de las grandes empresas? ¿Cuántas con el saqueo
indiscriminado de recursos públicos? ¿Cuántas sin el robo de caudales
públicos que hacen gobernadores o alcaldes?
Por ahora, todo lo que se hace es insuficiente, como el Programa
Emergente de Matrícula de Educación Superior (Proemes) que abrió cinco
mil 30 lugares más para los estudiantes rechazados por las instituciones
de educación superior públicas en el Distrito Federal y el Estado de México.
Si el gobierno de Enrique Peña Nieto
no afronta la gravedad del problema, el país estará perdiendo toda una
generación potencial de ciudadanos encaminados a la superación y al
trabajo, que se irán directamente al hoyo negro de la marginación.
Los jóvenes que no estudian ni trabajan merecen una oportunidad, un
espacio donde estudiar, un empleo bien remunerado, una esperanza.
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