¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Cuánto vale un mexicano
A principios de 2007, muchos preguntamos cuánto valía la vida de un
mexicano, dos o tres, para que el gobierno federal reconsiderara su
estrategia contra el crimen organizado. La respuesta de Felipe Calderón
Hinojosa fue: Nada. Son “bajas colaterales”, dijo, víctimas secundarias
de un propósito central. El resultado fueron entre 60 mil y 90 mil
muertos, más de 20 mil desaparecidos y un número incalculable de
desplazados, dolidos, viudas, huérfanos.
Nuevamente la pregunta:
¿Cuánto vale la vida de un michoacano?
En los hechos, Enrique Peña Nieto va caminando hacia el mismo
despeñadero de Felipe Calderón. Su éxito, el único, es el arresto de
Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40. Y qué. Podrán arrestar al
nuevemilquinientoscuarenta y eso no hace la diferencia.
Los michoacanos mueren por indolencia oficial. Tierra Caliente es el
nuevo Ciudad Juárez, con la diferencia de que, por lo menos, Calderón sí
fue a esa frontera y se permitió que una mujer lo cuestionara frente a
las cámaras. Ahora, el muñequito de boda sigue arriba del pastel. Que
nadie lo toque, que no se atrevan muchos menos esa prensa que le ayudó a
llegar, a cuestionarlo.
Con gran tristeza se puede decir que en materia de seguridad el gobierno
de Peña Nieto es, hasta ahora, una mala copia, más trágica e insolente
–porque ni siquiera escucha– del de Calderón.
Y a esta falta de resultados se suma la ingobernabilidad en Michoacán,
donde el Gobernador Fausto Figueroa Vallejo, enfermo y todo –cosa que,
en el sentido personal, se lamenta–, es incapaz de hacerse a un lado
para permitir que alguien con más capacidad y fuerza física pueda asumir
la enorme responsabilidad y el reto que representa ahora mejorar las
condiciones de seguridad en esa entidad.
Mientras todo esto pasa por acuerdos administrativos y políticos,
decenas de personas siguen cayendo a diario por las balas de unos y
otros bandos. La ciudadanía está a la buena de Dios y el Estado muestra
una grave incapacidad frente a la arremetida del crimen organizado.
La coordinación prometida no llega, ni tampoco la voluntad política de
responderle a los miles de michoacanos que viven hoy apertrechados en
sus comunidades, defendiendo como pueden a sus familias de las mafias,
pero también de la corrupción policial y política.
¿Es tan poco lo que vale la vida de un mexicano?
(SIN EMBARGO.MX)
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