¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
Atrasados y enredados
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La Secretaría de Educación Pública (SEP) se
ha movido de la manera más inconsistente en el desempeño de su labor,
porque ha puesto en marcha una primera reforma del sexenio que no es
educativa sino laboral y que ha generado el más radical y extenso
movimiento político y social en su contra; ha defendido un examen
estandarizado para luego afirmar que una prueba de ese tipo, como la de
ENLACE, debería ser suspendida; ha elaborado un plan sectorial con
enfoques de hace un siglo; ha establecido políticas hacia la educación
media superior y superior que se desdibujan en la realidad porque no
pueden asegurar efectos constatables en el corto plazo para atender a
miles de estudiantes desplazados; y, ahora, enfrenta un verdadero enredo
con la compra de 240 mil computadoras inalámbricas.
Con
la pretensión de que se trata de un programa muy original, la
adquisición de esos aparatos esconde la truculencia de una operación
fallida porque, en lugar de mostrar desde sus inicios las bondades de un
proyecto educativo y pedagógico, la licitación realizada para su compra
ha entrado en los dimes y diretes entre la SEP y las empresas
involucradas, y pasan semanas sin que se informe sobre su contenido y
alcance educativo. Esto es de subrayarse porque, como se sabe, el que un
estudiante pueda contar con una laptop o una computadora no genera per
se un aprendizaje significativo, porque para que ello ocurra deben
organizarse procedimientos didácticos y pedagógicos de manera previa y
garantizar su pertinencia y eficacia entre docentes y alumnos.
Sin
embargo, como en la SEP se ha puesto la carreta enfrente de los bueyes,
el proyecto de repartir miles de computadoras se ha mantenido en los
términos de una licitación que huele raro, y se sigue a la espera de
conocer el modelo pedagógico que será utilizado para aprovechar estos
dispositivos informáticos entre los alumnos de quinto y sexto de
primaria en los tres estados del país (Colima, Tabasco y Sonora) que
serán los primeros puntos de distribución.
Con todo y que no se
reconozca, este programa fue copiado –pero mal– del que se implantó
(hace seis años) en Uruguay, con una estrategia integral denominada Plan
CEIBAL (Conectividad Educativa de Informática Básica para el
Aprendizaje en Línea; decreto presidencial 144/007, del 18 de abril de
2007), que fue definido con el propósito explícito de impulsar en forma
progresiva una sociedad igualitaria y de inclusión social. La compra,
distribución, uso y manejo de laptops no fue el objetivo del programa,
sino contar con una herramienta moderna para impulsar proyectos
innovadores en el aula, en las familias de los estudiantes y en la
sociedad, con el principio de democratizar el conocimiento. El uso
integrado de la informática fue concebido “como apoyo a las propuestas
didácticas del docente de los centros educativos (y) para la formación y
actualización permanente de éstos, tanto en el área tecnológica como
educativa (con el fin de) generar sistemas de apoyo y asistencia
tecnológica y pedagógica (y) promover la autonomía docente y de los
centros educativos para la real concreción de comunidades de
aprendizaje”. (Gunther Cyranek. En el camino del Plan CEIBAL. UNESCO,
Uruguay, 2007, página 32-33.)
Desde 2008, se amplió la propuesta a
la educación media, tanto pública como privada, de modo que, entre 2007
y 2009, a través del Plan CEIBAL, se habían entregado computadoras
portátiles al 100% de los centros educativos de ese país. Este plan puso
en el centro al docente, su formación y capacidad para la innovación
académica y escolar, así como a los estudiantes concebidos como
promotores de sus experiencias cognitivas y de apropiación didáctica de
los materiales educativos mediados por la informática.
Pero en el
enredo de las laptops de la SEP, los ciudadanos, en lugar de vernos
beneficiados, tendremos que pagar más caro por cada aparato, mientras en
otros países se avanza y se generaliza su uso pedagógico y educativo.
Así, van agregándose años de atraso e inconsistencia en el sistema
educativo; primero, con el fracaso y desfalco millonario que causó la
cada vez más olvidada Enciclomedia, con la Alianza para la Calidad de la
Educación (que sirvió para enriquecer a una familia y a otros
especímenes corrompidos de la política mexicana), con las maquinitas
carísimas pero muy poco útiles de Telmex que se han distribuido en las
primarias del país, mientras ahora se cuece el proyectito gubernamental,
tardío y muy enredado, de las portátiles. A pesar de las buenas
prácticas de otros países, ¿ni siquiera imitar bien podemos?
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