¡¡Exijamos lo Imposible!!
Estado de los ESTADOS
Por Lilia Arellano
Autoritarismo
Subirán energéticos, advierte Peña Nieto
Afectarán inflación y el poder adquisitivo
Abrirán sectores energéticos a empresarios
Cancelarán subsidios; serán sólo focalizados
Suben el gas, otra vez; 20 kilos a $242.16
Gobernadores respaldan a EPN contra EEG
Relevo en el SNTE; va la reforma educativa
“Gobernar siempre quiere decir hacer descontentos”.- Anatole France.
La reforma laboral se impuso, canceló históricas conquistas de los
trabajadores y nadie se opuso; la reforma educativa fue impuesta a
través del Pacto por México y quien se opuso fue encarcelada; ahora
impondrán la reforma energética y nadie se opondrá, a pesar de que
implicará un considerable aumento a los combustibles y la apertura del
sector a más participación de la iniciativa privada, con los
consecuentes impactos en los ingresos de la Federación, lo que empujará
al aumento de impuestos. La concentración del poder presidencial no
tiene enfrente oposición. Los partidos presuntamente opositores, PAN y
PRD, se han sumido en el Pacto por México y comprometido a cumplir sus
postulados; sólo Morena y Andrés Manuel López Obrador podrían
representar una oposición significativa al proyecto neoliberalista de
Enrique Peña Nieto, quien sigue la escuela de Carlos Salinas de Gortari y
se encamina a encabezar una neodictadura perfecta en México.
Lejos ya de los tiempos electorales para definir la Presidencia de la
República y olvidadas las promesas de campaña, este jueves, el
presidente Enrique Peña Nieto advirtió que se registrará una alza
gradual y sostenida a los precios de los energéticos, sin mencionar los
negativos efectos inflacionarios y en el poder adquisitivo de los
trabajadores, particularmente la clase media, que será duramente
golpeada. Anunció nuevos esquemas para abrir a la inversión privada más
ramas del sector energético, sin señalar el impacto que esta medida
tendrá en la recaudación anual. Advirtió que los subsidios generales, en
materia energética, serán cancelados y sólo se aplicarán de manera
focalizada a población de escasos recursos, sin que los mecanismos para
esto se hayan precisado.
Todo esto está incluido en la Estrategia Nacional de Energía para los
próximos quince años, que el titular del Ejecutivo Federal envió al
Senado de la República para que sea ratificada por el Congreso de la
Unión. Una estrategia similar ya le había sido enviada al Congreso por
primera vez en 2010. El Congreso la ratificó en tiempo, pero realizó
diversas observaciones que debían ser atendidas por el Ejecutivo, el
cual respondió a las mismas en septiembre del mismo año. No obstante, en
el documento correspondiente a 2011, las observaciones del Congreso no
fueron consideradas, por lo que la Comisión de Energía del Senado
decidió no emitir dictamen, sino hasta realizar un encuentro con el
Ejecutivo para discutir el tema. El documento no fue emitido en 2011 y
tampoco en la revisión de la Estrategia en 2012.
Hasta ahora, en febrero de 2013, el Presidente de la República solicita
la ratificación de su plan energético, tal y como lo establece el
artículo 33 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. El
Congreso tiene un plazo máximo de 30 días hábiles para ratificar o
rechazar en su totalidad la propuesta de Enrique Peña Nieto, en materia
de energía, para el periodo 2013-2027. Al no haber oposición real en el
Congreso, se espera la ratificación del documento que no incluye una
reforma energética, aunque se ha manejado que ésta sea presentada en el
segundo semestre de este año. Tal y como se encuentra el contexto
político y legislativo, todo parece indicar que será aprobada en los
términos que señale el gobierno federal, pues no existe oposición real
ni en el Senado de la República ni en la Cámara de Diputados.
Aún sin la aprobación de la reforma energética y menos aún sin una
indispensable reforma fiscal que le dé sustento, nada parece impedir que
se apliquen las acciones de la estrategia energética que está
proponiendo el presidente Enrique Peña Nieto y que, presuntamente,
pretende “el crecimiento económico, disminuir la intensidad energética,
mantener un superávit, lograr un desarrollo incluyente, apoyar a la
población menos favorecida y consolidar la infraestructura energética”.
También intenta “garantizar la integridad, incrementar la eficiencia de
las instalaciones energéticas, avanzar a una transición de tecnologías
limpias, y reducir la huella ecológica del sector mitigando su impacto
en el medio ambiente”. Todo esto en el papel, que aguanta todo. La
realidad es muy distinta.
Como siempre, la enunciación de los objetivos a perseguirse no son
rebatibles, pero sí lo son los métodos para presuntamente alcanzarlos,
en los que destacan la aplicación de nuevos esquemas para maximizar la
inversión privada en algunas ramas. También sobresale la intención de
alternar el uso de energías fósiles con el uso de gas natural, para lo
cual se impulsará la participación de la iniciativa privada en el
desarrollo de la nueva infraestructura de transporte de gas natural por
ductos. De hecho, se llevará a cabo la promoción de una “amplia
participación del sector privado en el suministro de energía, en las
áreas que permita la regulación vigente”.
También sobresale la intención de eliminar los subsidios que aún existen
en energéticos, como las gasolinas. Peña Nieto propuso a los
legisladores “revisar y modificar, en lo pertinente, la metodología
actual de fijación del precio público, de tal manera que genere una
dinámica de bienestar en todo el país, a partir de apoyos técnicos y
focalizados en la población de escasos recursos”. Asimismo, plantea
adecuar el marco regulatorio para generar incentivos que permitan
expandir, respaldar e incrementar la capacidad de almacenamiento y el
gas de respaldo que debe conservarse para situaciones de contingencia.
La propuesta gubernamental destaca que se requiere promover esquemas y
precios, que reflejen las condiciones reales de oferta y demanda, para
que las señales económicas, derivadas de ello, incentiven un uso óptimo
del gas y generen condiciones equitativas para todos los participantes.
Señala que se optimizarán las futuras centrales de generación eléctrica
con gas natural, tomando en cuenta las zonas con disponibilidad de
gasoductos.
Las preocupaciones de la nueva propuesta de Estrategia Nacional de
Energía se centran en los efectos negativos que provoca el hecho de que
las empresas paraestatales –Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de
Electricidad- absorban parte del costo de los combustibles y
electricidad que se venden a la población. El titular del Ejecutivo
advierte que “es inevitable que el costo final de la energía pueda
incrementarse para el consumidor”, y propone que la población pueda
hacer frente a una eventual alza de energéticos a través de “subsidios
focalizados”, es decir, sólo para algunos sectores. También sugiere, a
los usuarios que adquieran equipos, que les permitan reducir sus
consumos de energía.
Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía, fue el encargado de
reunirse con los senadores del PRD para “ablandarlos” y evitar que se
opongan a la propuesta de la Estrategia Nacional de Energía 2013-2027,
que precisa –y aquí está el meollo del negocio privado— que se espera un
importante incremento en la demanda de energía debido a factores como
el crecimiento poblacional, que se estima cercano a un millón de
habitantes al año. Esa población irá formando más ciudades, por lo tanto
se demandarán más servicios, particularmente de energía eléctrica y
gas, y las actuales intensificarán su crecimiento. También se espera un
importante aumento del parque vehicular, lo que presionará la demanda de
gasolina y diesel para el transporte, y repercutirá en un crecimiento
de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera por el uso de
energéticos.
El senador del PRD, Luis Sánchez, advirtió que la estrategia fue
elaborada sin tomar en cuenta al Poder Legislativo, por lo que carece de
las observaciones de éste. Veremos si legisladores de izquierda pueden
modificar las intenciones de este proyecto energético sustentado por la
gestión de Peña Nieto.
SUBEN EL GAS
Y como una muestra de lo que representará en el corto plazo la
Estrategia Nacional de Energía 2013-2027, la Secretaria de Energía
anunció ayer los precios máximos al consumidor durante marzo del gas
licuado de petróleo (LP), el de mayor consumo en los hogares mexicanos,
con lo cual la variación anual del producto será de 7.9 por ciento
superior en comparación con el tercer mes de 2012. El energético tendrá
un precio de 12.11 pesos por kilogramo a partir de este viernes y estará
vigente durante todo marzo en el Distrito Federal y algunos municipios
del Estado de México e Hidalgo.
El tanque de 20 kilos, el más popular, tendrá un costo al consumidor de
242.16 pesos, de acuerdo con el decreto publicado en el Diario Oficial
de la Federación. Los nuevos precios máximos representan una diferencia
superior de 7.9 por ciento frente a los decretados en marzo del año
pasado, cuando el tanque de 20 kilogramos costó 224.35 pesos en la zona
centro del país.
APLICACIÓN DE LA LEY…
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