¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La Justicia debe de estar basada en la legalidad
Lorenzo Salas González
Desde hace poco más de dos décadas, cuando el poder presidencial perdió
el control absoluto de la actividad política, el Poder Judicial empezó a
adquirir relevancia pero lamentablemente los magistrados fueron
cooptados en su mayoría por la influencia corruptora de Vicente Fox,
quien no sólo les aumentó los sueldos de manera desmesurada, muy por
encima del suyo propio, sino que además les hizo entrega de dinero y les
otorgó millonarios aguinaldos, lo que desprestigió una actividad que
siempre debiera de ser limpia, pues en ella tiene basada la sociedad su
necesidad de justicia.
Cuando se empezó a acudir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación
para dirimir asuntos políticos y fallos en contra de sindicatos y de los
resultados electorales, se empezó a usar la expresión: “No hay que
politizar la justicia ni judicializar la política”, lo cual
lamentablemente sigue ocurriendo y el ejemplo más claro es la detención y
encarcelamiento de Elba Esther Gordillo Morales.
He repasado los hechos relevantes de la relación entre la Gordillo y el
PRI para intentar encontrar las causas ocultas que, según analistas,
llevaron a Enrique Peña Nieto a ordenar una acción contundente en contra
de la ex dirigente del SNTE y he encontrado que su exceso de fuerza la
fue debilitando, pues no midió contra quiénes se enfrentaba y, sobre
todo, a quiénes amenazaba públicamente y cuáles eran sus amenazas.
En primera instancia, es bien sabido que la característica esencial de
Elba Esther fue la traición. No le importó traicionar a un presidente de
la República, a un compañero dirigente, a un grupo político o a todo un
partido político, si era necesario para conseguir sus fines personales
de tener cada vez más poder, más dinero y más influencias en las
decisiones trascendentales del país.
Algunos dirigentes nacionales del SNTE que pertenecían a su primer
círculo la traicionaron y denunciaron sus formas corruptas de actuar, a
las que se les dio amplia difusión en los medios de comunicación y
ninguna autoridad se dio por enterada, ni siquiera los sucesivos
Secretarios de Hacienda de Fox y de Felipe Calderón, quienes eran los
que distraían los miles de millones de pesos que le entregaban a Elba
Esther y ahora dicen que no se dieron cuenta, como es el caso señalado
de Ernesto Cordero Arroyo.
De Carlos Jonguitud Barrios aprendió a tener un control casi absoluto de
los mentores sindicalizados, pero de Carlos Salinas aprendió las
mejores y más eficaces formas de corrupción y simulación, aprendizaje
que fue continuado y avalado por Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe
Calderón. Fue tanto el poder que le dieron los dos ex presidentes
panistas, que la señora se creyó sus mentiras y siguió vendiendo a los
partidos políticos la idea de que era invencible, no obstante que en
Michoacán —y seis entidades más— sus estrategias le fallaron y de nada
sirvió su apoyo a la “Cocoa” Calderón Hinojosa, quien perdió claramente
ante el candidato del PRI a la gubernatura, Fausto Vallejo. Figueroa,
que debió de ser un primer aviso para la ex “Suprema” y hasta para los
priistas que la apoyaban y le mantienen el apoyo.
Sin embargo, esto no pasó inadvertido para un importante sector de
priistas que ahora están con Enrique Peña Nieto, quienes presionaron
para romper las relaciones con la ex “Vitalicia” y para que no hubiera
ninguna alianza que los obligara a darle las concesiones que recibió
bajo el poder de Fox y Calderón. Especialmente, porque esta vez sus
exigencias eran desmesuradas y ya no brindaba ninguna seguridad de
triunfo.
De los errores cometidos públicamente el más serio fue el de haberse
opuesto a la Reforma Educativa, de haberse burlado del Secretario de
Educación, Emilio Chuayffet Chemor, a quien calificó de ignorante de los
asuntos educativos y de haber amenazado con movilizar al magisterio,
hecho que hubiera empañado definitivamente a la Reforma, sobre todo
porque éstas se añadirían a las de la Coordinadora y el presidente no
debía tener a ambas partes del sindicato en su contra.
Entonces la orden fue dada, pero a pesar de que fueron doscientos
agentes que la persiguieron, la movilización se mantuvo en el más
absoluto secreto, por lo que no hubo filtraciones que impidieran la
detención.
Una vez realizada ésta, en los medios de comunicación crece el reclamo
de que se haga lo mismo con Carlos Romero Deschamps, quien, al igual que
Elba Esther, llegó a la dirigencia del sindicato petrolero traicionando
a su jefe y amigo, Joaquín Hernández Galicia, “La Quina.” Es más,
agregan a Joel Ayala Almeida, dirigente de la Federación de Sindicatos
de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE).
La respuesta del Sr. Procurador General de la República en el caso de
Romero Deschampsa es que no tiene un solo elemento para investigarlo y
es de entenderse que lo mismo dirá de Ayala y de cientos de corruptos
más. La explicación más sencilla es que, a diferencia de la Gordillo,
ellos sí se han mantenido leales al PRI. La politización de la justicia,
pues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario