sábado, 2 de marzo de 2013

No hay que politizar la justicia

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
La Justicia debe de estar basada en la legalidad 
Lorenzo Salas González 

Desde hace poco más de dos décadas, cuando el poder presidencial perdió el control absoluto de la actividad política, el Poder Judicial empezó a adquirir relevancia pero lamentablemente los magistrados fueron cooptados en su mayoría por la influencia corruptora de Vicente Fox, quien no sólo les aumentó los sueldos de manera desmesurada, muy por encima del suyo propio, sino que además les hizo entrega de dinero y les otorgó millonarios aguinaldos, lo que desprestigió una actividad que siempre debiera de ser limpia, pues en ella tiene basada la sociedad su necesidad de justicia.

Cuando se empezó a acudir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para dirimir asuntos políticos y fallos en contra de sindicatos y de los resultados electorales, se empezó a usar la expresión: No hay que politizar la justicia ni judicializar la política”, lo cual lamentablemente sigue ocurriendo y el ejemplo más claro es la detención y encarcelamiento de Elba Esther Gordillo Morales.

He repasado los hechos relevantes de la relación entre la Gordillo y el PRI para intentar encontrar las causas ocultas que, según analistas, llevaron a Enrique Peña Nieto a ordenar una acción contundente en contra de la ex dirigente del SNTE y he encontrado que su exceso de fuerza la fue debilitando, pues no midió contra quiénes se enfrentaba y, sobre todo, a quiénes amenazaba públicamente y cuáles eran sus amenazas.

En primera instancia, es bien sabido que la característica esencial de Elba Esther fue la traición. No le importó traicionar a un presidente de la República, a un compañero dirigente, a un grupo político o a todo un partido político, si era necesario para conseguir sus fines personales de tener cada vez más poder, más dinero y más influencias en las decisiones trascendentales del país.

Algunos dirigentes nacionales del SNTE que pertenecían a su primer círculo la traicionaron y denunciaron sus formas corruptas de actuar, a las que se les dio amplia difusión en los medios de comunicación y ninguna autoridad se dio por enterada, ni siquiera los sucesivos Secretarios de Hacienda de Fox y de Felipe Calderón, quienes eran los que distraían los miles de millones de pesos que le entregaban a Elba Esther y ahora dicen que no se dieron cuenta, como es el caso señalado de Ernesto Cordero Arroyo.

De Carlos Jonguitud Barrios aprendió a tener un control casi absoluto de los mentores sindicalizados, pero de Carlos Salinas aprendió las mejores y más eficaces formas de corrupción y simulación, aprendizaje que fue continuado y avalado por Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón. Fue tanto el poder que le dieron los dos ex presidentes panistas, que la señora se creyó sus mentiras y siguió vendiendo a los partidos políticos la idea de que era invencible, no obstante que en Michoacány seis entidades mássus estrategias le fallaron y de nada sirvió su apoyo a la “Cocoa” Calderón Hinojosa, quien perdió claramente ante el candidato del PRI a la gubernatura, Fausto Vallejo. Figueroa, que debió de ser un primer aviso para la ex “Suprema” y hasta para los priistas que la apoyaban y le mantienen el apoyo.

Sin embargo, esto no pasó inadvertido para un importante sector de priistas que ahora están con Enrique Peña Nieto, quienes presionaron para romper las relaciones con la ex “Vitalicia” y para que no hubiera ninguna alianza que los obligara a darle las concesiones que recibió bajo el poder de Fox y Calderón. Especialmente, porque esta vez sus exigencias eran desmesuradas y ya no brindaba ninguna seguridad de triunfo.

De los errores cometidos públicamente el más serio fue el de haberse opuesto a la Reforma Educativa, de haberse burlado del Secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor, a quien calificó de ignorante de los asuntos educativos y de haber amenazado con movilizar al magisterio, hecho que hubiera empañado definitivamente a la Reforma, sobre todo porque éstas se añadirían a las de la Coordinadora y el presidente no debía tener a ambas partes del sindicato en su contra.

Entonces la orden fue dada, pero a pesar de que fueron doscientos agentes que la persiguieron, la movilización se mantuvo en el más absoluto secreto, por lo que no hubo filtraciones que impidieran la detención.

Una vez realizada ésta, en los medios de comunicación crece el reclamo de que se haga lo mismo con Carlos Romero Deschamps, quien, al igual que Elba Esther, llegó a la dirigencia del sindicato petrolero traicionando a su jefe y amigo, Joaquín Hernández Galicia, “La Quina.” Es más, agregan a Joel Ayala Almeida, dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE).

La respuesta del Sr. Procurador General de la República en el caso de Romero Deschampsa es que no tiene un solo elemento para investigarlo y es de entenderse que lo mismo dirá de Ayala y de cientos de corruptos más. La explicación más sencilla es que, a diferencia de la Gordillo, ellos se han mantenido leales al PRI. La politización de la justicia, pues.

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