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Homozapping
Televisa y Telmex: los monopolios presidencialistas
(Primera Parte)
Jenaro Villamil
La tarde del viernes 8 de marzo, unas
horas antes de la reunión del Consejo Rector del Pacto por México que
analizaba el último borrador de la reforma a las telecomunicaciones y a
la radiodifusión, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso,
realizó una sorpresiva visita a las instalaciones de UNOTV, el canal de
televisión por internet de Carlos Slim.
Videgaray estuvo acompañado por Carlos
Slim Domit, hijo del magnate y principal accionista de América Móvil, el
gigante de las telecomunicaciones que controla las dos principales
compañías de telefonía en México: Telmex y Telcel. El recorrido se hizo
para eliminar la tensión entre el gobierno federal y Slim.
La tensión
entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y Carlos Slim se incrementó
cuando el accionista de Telmex abandonó días antes Los Pinos tras una
agria discusión con el primer mandatario.
Slim reclamó que el proyecto de reforma
constitucional para telecomunicaciones lo afectaba más a él que a Grupo
Televisa, de Emilio Azcárraga Jean, el pilar del otro monopolio en
televisión abierta y restringida en México, con quien sostiene una
guerra abierta desde 2011.
El borrador del texto de la reforma le
otorgaba facultades al nuevo órgano regulador para desagregar activos y
declarar la dominancia de más del 50 por ciento del mercado a las dos
principales subsidiarias de América Móvil. Además, mantenía el candado
para que el must carry y el must offer no se ofreciera a empresas con ese mismo porcentaje de dominio del mercado.
En otras palabras, argumentó Slim y sus
principales asesores, la reforma tenía una “clara dedicatoria” al
magnate de las telecomunicaciones, ya que no afectaba de igual forma a
su ex socio y actual competidor, Grupo Televisa, asociado desde el año
pasado con Grupo Iusacell, de TV Azteca.
El domingo 10 de marzo, Emilio Azcárraga
Jean hizo otra visita sorpresiva a Palacio Nacional. Los testigos
relatan que llegó con una carpeta de papeles. Se reunió también con
Videgaray, el auténtico artífice y redactor de buena parte de las
medidas de desconcentración económica de la reforma.
Como a Slim, el secretario de Hacienda
tuvo que convencer a Azcárraga Jean que la reforma no lo iba a afectar
tanto. Y era cierto. Los criterios para ordenar medidas para eliminar
barreras a la competencia y la libre concurrencia, así como para
“ordenar la desincorporación de activos”, establecidos en la reforma al
artículo 28 constitucional, privilegió criterios de servicios de
telecomunicaciones (tarifas, porcentaje de usuarios, interconexión, etc)
y no los propios de los servicios de radiodifusión (concentración de
concesiones, publicidad, audiencia y producción y distribución de
contenidos).
El “candado” regulador que afectaba más a
Grupo Televisa y a su socio TV Azteca es que ninguno de ellos podía
participar en ninguna nueva licitación de televisión abierta si tenían
más de 12 Mhz. Ambos poseen más de tres canales de televisión (cada uno
tiene 6 Mhz).
De última hora, Azcárraga Jean logró
frenar la posibilidad planteada en el Consejo Rector que también se
abriera al 100 por ciento la inversión extranjera en radio y televisión.
Argumentó que son mercados distintos. Y consiguió que se mantuviera el
límite de 49 por ciento de inversión foránea.
La incomodidad de los dos principales
monopolios en telecomunicaciones y en radiodifusión frente a la reforma
por venir fue frenada con promesas y acuerdos que aún no están del todo
claros.
La “bienvenida” de los Monopolios
Paradójicamente, la reforma que va a afectar a los monopolios fue “saludada” por Grupo Televisa y por América Móvil,
así como por otros agentes que pretenden competir en el mercado, como
Grupo MVS, que acabó enfrentado con el gobierno de Felipe Calderón por el “rescate” de la banda 2.5 Ghz.
Grupo Televisa, que posee el 70 por
ciento de las concesiones en televisión abierta, el 60 por ciento de los
suscriptores en la industria por cable, acapara más del 50 por ciento
del mercado publicitario nacional y de la producción y distribución de
contenidos, emitió un comunicado para anunciar que continuará con sus
inversiones.
“Grupo Televisa ha realizado inversiones
importantes y se ha preparado para competir ahora en un campo más
parejo, con nuevas reglas del juego, como las que contempla la reforma
que toma en consideración las asimetrías existentes en el sector”,
afirmó el comunicado del 11 de marzo.
Desde la mañana, a través de su cuenta de Twitter, Emilio Azcárraga Jean escribió:
“Ya se presentó la #ReformaTelecomunicaciones. Tiempo de grandes retos y también de oportunidades. Bienvenida la competencia”.
América Móvil mantuvo un extraño
silencio durante las primeras horas, posteriores al anuncio de la
reforma, realizada por el jefe del Ejecutivo en el Museo Tecnológico de
la Comisión Federal de Electricidad.
Finalmente, en un escueto comunicado de
una cuartilla América Móvil recibió “con beneplácito” la iniciativa de
reformas constitucionales y “celebra la apertura de una nueva etapa” en
el desarrollo del sector.
La empresa más poderosa en
telecomunicaciones, que controla el 70 por ciento del mercado de
telefonía móvil, el 80 por ciento en telefonía fija y el 71 por ciento
del internet alámbrico en México, afirmó que “da la bienvenida, como lo
ha reiterado en varias ocasiones, al incremento de la participación al
100 por ciento de la inversión extranjera en telecomunicaciones, factor
necesario para incrementar la demandante inversión, tanto local como
externa, que requiere el sector”.
A pesar del beneplácito de ambos actores
dominantes, el mercado bursátil opinó lo contrario: las acciones de
América Móvil disminuyeron 2.64 por ciento ese mismo día y las de
Televisa bajaron 1.36 por ciento.
Tres días después, la más afectada fue
América Móvil, al acumular una disminución de casi 13 por ciento,
mientras que sus acciones en el mercado bursátil de Estados Unidos
disminuyeron 11.4 por ciento.
Esta disminución representó una pérdida
de 9 mil 201. 43 millones de dólares para América Móvil, superiores a
los 7, 500 millones de dólares que obtuvo la compañía por concepto de
utilidades en 2012.
A su vez, Televisa tuvo un retroceso de
3.1 por ciento en el valor de sus acciones, que representaron pérdidas
por 678.5 millones de dólares, mientras los títulos de TV Azteca
disminuyeron 5.1 por ciento, es decir, una pérdida de 76.4 millones de
dólares.
Continúa mañana
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