¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Huérfanos de la Revolución
Laura Bolaños Cadena
Mucha gente sigue sin darse cuenta de cuánto debemos a la Revolución
Mexicana y cuánto hemos perdido y seguimos perdiendo gracias a la
contrarrevolución que se ha venido gestando desde el poder, en especial
desde los multicitados últimos 30 años. Uno de los postulados de la Ley
Federal del Trabajo, producto de esa revolución, establecía
categóricamente: “A trabajo igual, salario igual”. Pues bien, la Junta
Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) acaba de asestar un duro
golpe a la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA)
saltándose a la torera ese principio para favorecer a la empresa
Aeroméxico. Ésta pretende reducir nada menos que en un 60% los salarios
de los sobrecargos de nueva contratación, quitarles derechos y
aumentarles los horarios de trabajo, a lo que se opone el sindicato. La
JFCA había concedido un amparo a la ASSA contra la arbitraria pretensión
de la línea aérea, pero acaba de dar marcha atrás y deja el amparo sin
efecto, con lo que la empresa queda autorizada para llevar a cabo la
arbitrariedad. Lo curioso del caso es que ha sido un sí, luego un no y
finalmente un “siempre sí”. De inicio la JFCA había fallado a favor de
la empresa para luego, hace pocos días, emitir una resolución amparando a
los trabajadores; pero el fin de semana pasado comunicó a la ASSA que
el fallo definitivo es a favor de Aeroméxico, lo que hace sospechar
presiones de diferentes tipos.
Tamaño atropello habría sido imposible no hace muchos años. Es más, no
era fácil que algún patrón se atreviera a intentarlo, pues era contrario
a la ley, y seguro que saldría perdiendo. La JFCA fue establecida, en
principio, para defender a los trabajadores, y si bien ya sabemos cómo
se manejan las cosas en este país donde los que tienen más saliva son
los que tragan más pinole, en muchos aspectos se cumplía la ley, como en
la jornada de ocho horas, la duración de los contratos, el pago de
horas extra y entre otros, el de no ser posible rebajar los salarios.
Tampoco era posible contratar por días u horas, cosa hoy avalada por la
infame reforma laboral. Pero en la actualidad se trata de favorecer en
todo a la parte patronal, y aún veremos cosas peores.
En el caso mencionado de Aeroméxico, los sobrecargos irán a la huelga programada para el 22 de diciembre a las 24 horas.
Tal como están las cosas es de temerse que la línea aérea se salga con
la suya, la intención de las autoridades está muy clara. Paso a paso nos
hemos ido convirtiendo en huérfanos desamparados al estilo de los
tiempos de Don Porfirio. Si los trabajadores no logran crear un frente
único, nos van a seguir desmadrando. Lo peor es que muchos seguirán sin
darse cuenta de dónde venían nuestros anteriores derechos y echará la
culpa a la Revolución pensando que le debemos este sistema.
Desmemoria histórica
Ni aun hay mucha conciencia del porqué les ha sido posible mantenerse
tanto tiempo en el poder a los malandrines que se montaron en el proceso
revolucionario. Por muchos años se debió justo a todo lo bueno que
heredamos de la parte verdaderamente revolucionaria y progresista de
aquella lucha armada; de los que redactaron la Constitución de 1917, lo
más avanzado en su momento justo antes de la Revolución Soviética; de
las puertas que abrió la educación a un pueblo formado entonces por un
85% de analfabetos y donde apenas existía la clase media. Hubo una
sucesión de medidas que cimentaron el país. Se nacionalizaron las
finanzas, los ferrocarriles y se crearon industrias estatales con la
culminación de la expropiación petrolera hoy convertida en letra muerta.
Se crearon múltiples instituciones como el Instituto Politécnico
Nacional, el Seguro Social y un largo etcétera. No fue el paraíso ni
mucho menos, es bien sabido que el proceso estuvo acompañado de
corrupción, autoritarismo, represión y otros muchos defectos; pero en
medio de todo se gozaba de ventajas y derechos, y sobre todo había
esperanza. Fue esa esperanza basada en lo bueno que se había recibido lo
que posibilitó la permanencia del partido oficial en el poder, y es la
pérdida de esa esperanza lo que ha ocasionado que por tres veces el
gobierno prianista haya tenido que acudir al fraude para mantenerse
aferrado a la Presidencia y seguir sometiendo al país a esta debacle no
sólo en materia de seguridad, sino en materia de derechos. Hoy asistimos
al declive de todas las conquistas que trajo la Revolución.
Demagogia de “izquierda”
Miguel Ángel Mancera: qué pena ver desmoronarse, por una inexplicable
estupidez, el capital político ganado por el gobierno del DF. Qué
necesidad había de la farsa ridícula de “consulta popular” a 7 mil 500
personas de entre un universo de varios millones de usuarios del
principal transporte público de la entidad. Si se hubiera explicado como
acaba de hacerlo Alfonso Suárez del Real, subdirector general de
administración y finanzas del Sistema de Transporte Colectivo (SCT), en
una entrevista con el diario La Jornada, se habría entendido la medida.
Los sucesivos gobiernos, desde Vicente Fox, explicó el funcionario, han
tratado de ahorcar al gobierno del DF recortándole el financiamiento en
todo lo posible. Este año, dijo, se recibió la tercera parte del
presupuesto necesario para dar mantenimiento a trenes y estaciones del
metro, lo que ha obligado a aumentar la tarifa. La finalidad de la
maniobra es tronar el transporte para luego privatizarlo, maniobra
similar a lo que se ha hecho con PEMEX. El aumento es, pues,
indispensable para mantener un transporte de calidad y evitar cualquier
intento de privatización. La explicación, a tiempo, habría hecho la
medida dolorosa pero aceptable, y habría servido para poner a cada uno
en su lugar.
El gobierno federal con sus maniobras sucias habría sido exhibido como
el responsable de que se encarezca el transporte público, y no se
hubiera visto el hecho como un capricho del jefe de gobierno y una
burla, no sólo con el teatrito de la dizque consulta, empeorado con el
rebuzno de que tal aumento había sido “decisión de los ciudadanos del
DF”. La mentira no lleva más que al desprestigio del gobierno que
elegimos con la votación más alta de todas las recibidas por los
candidatos, incluido Peña Nieto, a pesar de sus trampas. Se habrían
evitado las manifestaciones de descontento e ira contra el gobierno del
DF. Qué pena ver a Mancera haciendo estos papelitos.
Y ahora, ¿se aceptará la explicación tardía?
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