miércoles, 18 de diciembre de 2013

Hay q' ir midiéndole el agua a los camotes

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Huérfanos de la Revolución
Laura Bolaños Cadena

Mucha gente sigue sin darse cuenta de cuánto debemos a la Revolución Mexicana y cuánto hemos perdido y seguimos perdiendo gracias a la contrarrevolución que se ha venido gestando desde el poder, en especial desde los multicitados últimos 30 años. Uno de los postulados de la Ley Federal del Trabajo, producto de esa revolución, establecía categóricamente: “A trabajo igual, salario igual”. Pues bien, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) acaba de asestar un duro golpe a la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) saltándose a la torera ese principio para favorecer a la empresa Aeroméxico. Ésta pretende reducir nada menos que en un 60% los salarios de los sobrecargos de nueva contratación, quitarles derechos y aumentarles los horarios de trabajo, a lo que se opone el sindicato. La JFCA había concedido un amparo a la ASSA contra la arbitraria pretensión de la línea aérea, pero acaba de dar marcha atrás y deja el amparo sin efecto, con lo que la empresa queda autorizada para llevar a cabo la arbitrariedad. Lo curioso del caso es que ha sido un, luego un no y finalmente unsiempre sí”. De inicio la JFCA había fallado a favor de la empresa para luego, hace pocos días, emitir una resolución amparando a los trabajadores; pero el fin de semana pasado comunicó a la ASSA que el fallo definitivo es a favor de Aeroméxico, lo que hace sospechar presiones de diferentes tipos.

Tamaño atropello habría sido imposible no hace muchos años. Es más, no era fácil que algún patrón se atreviera a intentarlo, pues era contrario a la ley, y seguro que saldría perdiendo. La JFCA fue establecida, en principio, para defender a los trabajadores, y si bien ya sabemos cómo se manejan las cosas en este país donde los que tienen más saliva son los que tragan más pinole, en muchos aspectos se cumplía la ley, como en la jornada de ocho horas, la duración de los contratos, el pago de horas extra y entre otros, el de no ser posible rebajar los salarios. Tampoco era posible contratar por días u horas, cosa hoy avalada por la infame reforma laboral. Pero en la actualidad se trata de favorecer en todo a la parte patronal, y aún veremos cosas peores.

En el caso mencionado de Aeroméxico, los sobrecargos irán a la huelga programada para el 22 de diciembre a las 24 horas.

Tal como están las cosas es de temerse que la línea aérea se salga con la suya, la intención de las autoridades está muy clara. Paso a paso nos hemos ido convirtiendo en huérfanos desamparados al estilo de los tiempos de Don Porfirio. Si los trabajadores no logran crear un frente único, nos van a seguir desmadrando. Lo peor es que muchos seguirán sin darse cuenta de dónde venían nuestros anteriores derechos y echará la culpa a la Revolución pensando que le debemos este sistema.

Desmemoria histórica

Ni aun hay mucha conciencia del porqué les ha sido posible mantenerse tanto tiempo en el poder a los malandrines que se montaron en el proceso revolucionario. Por muchos años se debió justo a todo lo bueno que heredamos de la parte verdaderamente revolucionaria y progresista de aquella lucha armada; de los que redactaron la Constitución de 1917, lo más avanzado en su momento justo antes de la Revolución Soviética; de las puertas que abrió la educación a un pueblo formado entonces por un 85% de analfabetos y donde apenas existía la clase media. Hubo una sucesión de medidas que cimentaron el país. Se nacionalizaron las finanzas, los ferrocarriles y se crearon industrias estatales con la culminación de la expropiación petrolera hoy convertida en letra muerta. Se crearon múltiples instituciones como el Instituto Politécnico Nacional, el Seguro Social y un largo etcétera. No fue el paraíso ni mucho menos, es bien sabido que el proceso estuvo acompañado de corrupción, autoritarismo, represión y otros muchos defectos; pero en medio de todo se gozaba de ventajas y derechos, y sobre todo había esperanza. Fue esa esperanza basada en lo bueno que se había recibido lo que posibilitó la permanencia del partido oficial en el poder, y es la pérdida de esa esperanza lo que ha ocasionado que por tres veces el gobierno prianista haya tenido que acudir al fraude para mantenerse aferrado a la Presidencia y seguir sometiendo al país a esta debacle no sólo en materia de seguridad, sino en materia de derechos. Hoy asistimos al declive de todas las conquistas que trajo la Revolución.

Demagogia de “izquierda

Miguel Ángel Mancera: qué pena ver desmoronarse, por una inexplicable estupidez, el capital político ganado por el gobierno del DF. Qué necesidad había de la farsa ridícula de “consulta popular” a 7 mil 500 personas de entre un universo de varios millones de usuarios del principal transporte público de la entidad. Si se hubiera explicado como acaba de hacerlo Alfonso Suárez del Real, subdirector general de administración y finanzas del Sistema de Transporte Colectivo (SCT), en una entrevista con el diario La Jornada, se habría entendido la medida. Los sucesivos gobiernos, desde Vicente Fox, explicó el funcionario, han tratado de ahorcar al gobierno del DF recortándole el financiamiento en todo lo posible. Este año, dijo, se recibió la tercera parte del presupuesto necesario para dar mantenimiento a trenes y estaciones del metro, lo que ha obligado a aumentar la tarifa. La finalidad de la maniobra es tronar el transporte para luego privatizarlo, maniobra similar a lo que se ha hecho con PEMEX. El aumento es, pues, indispensable para mantener un transporte de calidad y evitar cualquier intento de privatización. La explicación, a tiempo, habría hecho la medida dolorosa pero aceptable, y habría servido para poner a cada uno en su lugar.

El gobierno federal con sus maniobras sucias habría sido exhibido como el responsable de que se encarezca el transporte público, y no se hubiera visto el hecho como un capricho del jefe de gobierno y una burla, no sólo con el teatrito de la dizque consulta, empeorado con el rebuzno de que tal aumento había sido “decisión de los ciudadanos del DF”. La mentira no lleva más que al desprestigio del gobierno que elegimos con la votación más alta de todas las recibidas por los candidatos, incluido Peña Nieto, a pesar de sus trampas. Se habrían evitado las manifestaciones de descontento e ira contra el gobierno del DF. Qué pena ver a Mancera haciendo estos papelitos.

Y ahora, ¿se aceptará la explicación tardía?

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