lunes, 2 de diciembre de 2013

Habla con faltas de ortografía el EsPurioN

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Diario Libertad
Lo que le debemos a Peña Nieto  
por Lydia Cacho 

Está claro que la mayoría de colegas, con motivo del #1D, harán un largo y minucioso recuento de lo que el presidente no hizo, no cumplió o dejó a medias durante su primer año de mandato. De allí que yo haya decidido hacer un breve recuento de lo que hizo por las y los mexicanos durante 2013.

Me parece que resulta fundamental hacer notar la capacidad de convocatoria de Peña Nieto. En doce meses logró unir casi a la misma cantidad de ciudadanos y ciudadanas que votaron a su favor, pero ahora se han articulado en su contra. Esto es notable ya que como sabemos duró casi tres años en precampaña extraoficial y en campaña oficial. Lo cual nos hace saber que su capacidad de convocatoria es 200% mejor como presidente en funciones que como aspirante. México salió a las calles como nunca en la historia del priísmo gobernante.

Carlos Fuentes dijo alguna vez que resulta imposible escribir ficción sin haber pasado una vida dedicado a la lectura de buena literatura. Nuestro presidente contradijo con hechos la locución del gran escritor. A pesar de haber confesado que no es muy afecto a la literatura, particularmente a la novela, el mandatario mexicano ha tenido logros extraordinarios en la elaboración y promoción de los cuentos más grandes respecto a la violencia social, gracias en gran medida a la colaboración de su co-autor, el secretario de Gobernación.

En campaña Peña Nieto aseguró, tanto en México como en España (a donde gusta ir a compartir su ficción narrativa), que durante su mandato él favorecería la libertad de expresión; prometió mantener una sana relación con los medios de comunicación. Efectivamente ha cumplido a cabalidad. Durante este año las portadas de los periódicos de mayor circulación publicaron en un espacio promedio del 60%, comunicados de prensa enviados por Presidencia que se refieren a declaraciones de Peña, viajes o planes futuros. El mandatario ha defendido durante doce meses su libertad de expresión y la de su gabinete gracias a un intercambio de favores y compromisos entre su partido y los propietarios de los medios de comunicación. Para las y los activistas y periodistas que disienten y cubren marchas, las detenciones arbitrarias, los arrestos y las golpizas se han convertido en una suerte de daño colateral de su campaña de promoción del nuevo PRI, apoyado por Mancera en la Capital. La nueva democracia llegó para quedarse y quien se oponga puede argumentar libremente desde los separos de alguna delegación o cárcel en diferentes puntos de la hermosa República Mexicana.

Prometió justicia social y excarcelar a quienes él consideraba estaban purgando penas injustamente. De allí que luego de otorgar el perdón al profesor Patishtán, ya encarrerado y creyendo que la sociedad no se daría cuenta, decidiera aprobar los trámites necesarios para garantizar la libertad de Raúl Salinas de Gortari, así como la inmediata devolución de los miles de millones de pesos, propiedades múltiples y varios pasaportes falsos que le fueron confiscados injustamente durante detención.

Prometió mejores servicios de salud para los mexicanos, sobre todo para quienes sufrieran enfermedades graves y carecieran de recursos. De allí que sentara precedente con el ejemplo de ayuda incondicional al gobernador de Michoacán. La presidencia le dio el apoyo necesario para que tomara una ausencia por enfermedad de más de un año sin perder su trabajo. Con este gesto magnánimo envió un mensaje para que se sepa que nadie perderá su puesto de trabajo por enfermedad; el narco también les apoyó solidariamente tomando las riendas en su ausencia.

En la reunión México en Paz, Peña prometió que nos convertiríamos en un país pacífico. Dijo: “Para ello trabajaremos con estrategia con una coordinación entre los órdenes de gobierno a fin de combatir la impunidad. No habrá seguridad mientras no haya justicia”. Ahora todo parece indicar que la estrategia nueva se llama “México Déjame en Paz”. El resultado de esta postura es el silencio absoluto del presidente respecto de la violencia que asola diferentes regiones del país. El vocero de esta nueva campaña es el secretario de Gobernación, promotor de la difusión de cifras ocultas (no son los delitos que no se ven, sino los que eligen esconder).

Un priísta de cepa me dijo hace unos meses que a partir de los gazapos lingüísticos de Peña, del tipo “infraschuchur”, varios jóvenes priístas se metieron a estudiar inglés. Sin duda las cosas han cambiado, quien lo niegue se equivoca.

@lydiacachosi
Periodista

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