Indice Político
Por Francisco Rodríguez
PRI: mucha espuma; poco chocolate
Los priístas —¡ah, los priístas— le bajaron a la espuma de su chocolate.
Tras una encerrona en Los Pinos, hasta donde acudió su dirigente
sustituto Pedro Joaquín Coldwell para entrevistarse con el principal de
los ocupantes de esa residencia, dieron por terminado el affaire de la
intromisión de Felipe Calderón en el proceso electoral en curso.
Mansitos, mansitos, creo que ahora hasta su ungido Enrique Peña cree a
pie juntillas que sí, que ni duda cabe, que la señora Vázquez ya le está
pisando los talones.
¿Qué los hizo mudar de opinión y, sobre todo de actitud?
No lo sé a ciencia cierta, pero me lo imagino.
Veo al señor Calderón sentado tras su enorme escritorio –bueno, a lo
mejor no es tan grande, pero así se ve debido a la dimensión del
personaje—, mismo que está cubierto por alteros y alteros de expedientes
encuadernados en keratol de color negro.
Imagino que, sin levantarse del enorme sillón –sí, ya sé, a lo mejor no
es tan grande— Calderón hace una mueca de disgusto al tiempo que
pronuncia, seco, un “buenas tardes; pase, por favor tome asiento”,
señalando una silla nada cómoda frente a la mesa de trabajo.
Y conjeturo que mientras el odiado dirigente sustituto priísta –Calderón
odia al PRI, su padre le enseñó a odiar al PRI— se acerca a la silla,
le suelta a bocajarro un “ya sabe lo que tengo aquí, ¿verdad?”, mientras
con el índice apunta uno a uno a los varios voluminosos expedientes
amontonados en la superficie del escritorio.
Presumo que Joaquín contesta con una negativa –“no señor, no sé qué sean
esos papeles”—, lo que provoca que la corta mecha del ocupante de Los
Pinos comience a sacar las primeras chispas que, todos lo sabemos,
irremediablemente lo llevan al estallido.
—Son los expedientes negros de los que tanto se habla en los medios
–diría Calderón en mi imaginación— y que aquí mismito en Los Pinos, para
que no haya fugas de información, están “armando” varios ministerios
públicos federales, comandados por el licenciado Ballesteros…
—Entonces ¿es cierto lo que dicen los medios? –diría, imaginariamente,
Pedro Joaquín cual muletilla en lo que piensa una respuesta a la altura
de las circunstancias.
—Pues sí que son verdades de a kilo. Aquí están documentadas, probadas,
una a una de las corruptelas que han perpetrado los priístas durante los
últimos años. Están todos. Empezando por su candidato presidencial…
En mi desbordada quimera veo al cozumeleño disminuirse ante el moreliano.
—¿Y qué va a hacer con esos expedientes negros? –preguntaría Joaquín Coldwell.
—Los voy a filtrar a los medios, si ustedes continúan con su amenaza de denuncia en mi contra…
—Pe-pe-pero señor –tartamudearía en mi cacumen el cada vez más
empequeñecido dirigente sustituto de los priístas— usted bien sabe que
sí violó la ley electoral, además lo hizo a propósito y…
—Está dicho. Si ustedes prosiguen con su denuncia, si insisten en seguir
usando a los perredistas como mano del gato para sacar mis castañas del
fuego, estos expedientes van a ser públicos. Empezando por los de su
candidato presidencial…
Y sin más, Calderón daría por terminada la reunión que más tarde, en un
boletín de prensa, sería calificada como “cordial”, “de entendimiento
mutuo”, bla bla bla.
Me imagino, también, el telefonema –desde el vehículo— de Joaquín Coldwell a Peña Nieto y a éste exclamando:
—No mames wey, ¿de verdad te amenazó con eso? Entonces hay que bajarle la espuma al chocolate, no vaya a ser que…
Producto de mi fantasía todo esto. Sólo eso. Mera fantasía, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: Hace unos días apareció una nota informativa en la que
se decía que, a causa de las jubilaciones de los trabajadores de la
CFE, esta empresa estaba a punto de quebrar. De inmediato recibí una
llamada de un alto funcionario de ese monopolio estatal: “sí va a
quebrar, pero no por los jubilados, sino por la bola de panistas que
acaban de llegar aquí, a quienes se les han creado puestos y más puestos
con altos salarios”. También está a la vera de irse a concurso
mercantil porque, dicen, a la llegada de Antonio Vivanco como director
general de CFE, hay no pocos empresarios desanimados en invertir y
participar en las licitaciones, pues cuentan que para “entrar” en
cualquier proyecto tiene que llegar con el visto bueno de Vivanco o ser
amigo directo de éste. Tal ha ocasionado que varios empresarios molestos
con esta situación, anuncien que darán a conocer en los próximos días
la lista de favoritismos y conflictos de intereses. ¡Ah, el Año de
Hidalgo!
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