Por Lilia Arellano
Condena papal al bloqueo cubano
Iglesia apuntalará cambio en Cuba
Ninguna reunión con la disidencia
A Ratzinger , trato de Jefe de Estado
En México, sumisión constitucional
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“Dios perdonará a los que lo niegan; pero ¿qué hará con los que cometen maldad en su nombre?.- Jacinto Octavio Picón
Después de 14 años de la reunión del padre de la Revolución Cubana con el Papa Juan Pablo II en 1998, se vieron en su último día de visita pastoral a la isla. Desde la anoche anterior, el líder cubano, quien está retirado del gobierno desde 2006 por cuestiones de salud, había señalado que “gustosamente saludaré a Su Excelencia el Papa Benedicto XVI, como lo hice con Juan Pablo II”. Antes de iniciarse la entrevista y al hacer referencia a los fotógrafos y cámaras presentes, se dio el diálogo señalado. En la histórica entrevista que duró media hora, Castro pidió a Joseph Ratzinger su ayuda para hacer santos a Juan Pablo II y a la Madre Teresa de Calcuta, según la reseña de Federico Lombardi, vocero del Vaticano, quien no estuvo presente en la reunión, pero recogió las impresiones de manera directa en conversación con el Sumo Pontífice.
El líder de la Revolución Cubana, también solicitó a Benedicto XVI su ayuda para impulsar un cambio ante la crisis que se vive en el mundo, en economía, religión y ecología, lo que ha llevado a un deterioro que pone en riesgo a la humanidad. Castro, a decir de Lombardi, hizo preguntas al Papa sobre diversos temas, desde los cambios en las liturgias católicas hasta cuestiones de ciencia y literatura, al pedirle que le recomiende un libro que lo oriente en la reflexión que realiza sobre el estado del mundo ante la crisis. También, lo interrogó sobre sus actividades como heredero de San Pedro y de qué manera las enfrenta.
Al despedirse en el Aeropuerto Internacional José Martí, el Papa Benedicto llamó a los cubanos y a las naciones de América a “cultivar la libertad y responder a las exigencias de la humanidad en donde cada uno se sienta responsable de su futuro”. Joseph Ratzinger reclamó que nadie se vea impedido en Cuba por la limitación de sus libertades fundamentales, “ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales”. Esta situación, agregó, “se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas, impuestas desde fuera del país, pesan negativamente sobre la población”, en una clara condena al bloqueo de EU sobre Cuba desde hace más de 50 años, por lo que abogó por “cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada”.
Durante su mensaje de reconciliación, Benedicto XVI pidió que “Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad”. Subrayó que “el respeto y el cultivo de la libertad, que late en el corazón de todo hombre, es imprescindible para responder adecuadamente a las exigencias fundamentales de su dignidad, y construir así una sociedad, en la que cado uno se sienta protagonista indispensable del futuro de su familia y su patria”. Ratzinger animó al “diálogo paciente y sincero” para solucionar discrepancias y dificultades.
En el interior del aeropuerto de La Habana, donde se realizó la ceremonia de despedida debido a la lluvia, Raúl Castro dijo al Papa: “Santidad, hemos encontrado muchas y profundas coincidencias, aunque como es natural, no pensemos lo mismo sobre todas las cuestiones” y destacó que “su encuentro con los cubanos le ha dado la oportunidad de conocernos mejor y constatar la justeza de nuestros propósitos”. El ¨Presidente cubano despidió con un apretón de manos al Pontífice en la escalera del avión, que despegó hacia las 17:40 horas local (22:40 hora GMT).
HISTÓRICA VISITA
Antes de llegar a Cuba, durante el trayecto en avión desde el viejo continente a América, Benedicto XVI dejó muy claras sus intenciones respecto a su visita a la isla, cuando señaló que la ideología comunista “no responde ya a la realidad” –aunque en su estancia en Cuba no volvió a retomar el tema— y su intención de impulsar “nuevos modelos, con paciencia y en modo constructivo”. Sostuvo en ese vuelo que por parte de la Iglesia católica, “queremos ayudar en un espíritu de diálogo para evitar traumas y contribuir a ir a un sociedad justa como la deseamos para todo el mundo”.
Joseph Ratzinger llegó con la firme intención de participar en las reformas de modernización que impulsa el gobierno de Raúl Castro, a fin de negociar un amplio cambio de acción para sus actividades religiosas, culturales y sociales. La Iglesia cubana se ha convertido en interlocutor de las autoridades que encabezan los hermanos Castro, Raúl y Fidel, con el propósito de impulsar la “libertad religiosa”. El Sumo Pontífice fue a Cuba a continuar el trabajo de su predecesor Juan Pablo II, quien visitó la isla en enero de 1998, lo cual representó el deshielo en las relaciones entre la Iglesia católica y el régimen comunista.
La confrontación entre comunistas y católicos cubanos se produjo, prácticamente, tras el triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro en 1959, que derrocó la dictadura del general Fulgencio Batista. El punto de rompimiento final se dio en septiembre de 1961, cuando una procesión católica en La Habana terminó en un enfrentamiento con partidarios del gobierno, donde hubo disparos y un muerto. Del choque directo siguió la expulsión o el exilio “voluntario” de sacerdotes y religiosos y la Iglesia fue replegada a los templos .
Fue hasta 1998, con la visita de Juan Pablo II, que las relaciones mejoraron. Entre agosto de 2010 y diciembre de 2011, se realizó la peregrinación de la Virgen de la Caridad, que fue la mayor movilización popular que haya realizado la Iglesia católica en 60 años en la isla. La caminata incluyó desde ciudades hasta poblados rurales y caseríos, con paradas en plazas públicas, hospitales, templos y prisiones. Durante la semana previa a la visita de Benedicto XVI, se presentó la novedad de que cientos de jóvenes salieran a plazas y parques a difundir la visita papal con audiovisuales, cantos, bailes y oraciones.
BUENAS RELACIONES
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