Laura Bolaños Cadena
¿Por qué les parece extraño que el gobierno de los EU se oponga de manera terminante a la despenalización del consumo de estupefacientes y su regulación legal? Ustedes, los de la propuesta, quieren acabar con planes como el Colombia y el Mérida. Quieren que cese la injerencia policíaca y militar de los EU en nuestros países; que deje de vendernos armas y tecnología, de otorgarnos calificaciones, aprobación o reprobación en conducta como si fuéramos escolares, y sobre todo que acepten perder el mejor negocio del mundo.
Un poco tardadito, pero crece la opinión favorable a abandonar las tácticas de fuerza en la cuestión del consumo de drogas. Personalidades políticas como algunos presidentes y ex presidentes de nuestra América, así como intelectuales destacados y analistas políticos de diferentes países, incluidos los EU, hacen oír su voz a favor de la legalización, visto el fracaso del enfrentamiento. A casi cincuenta años de haber emprendido la guerra contra esta plaga, no se ha logrado reducir el consumo, la violencia, sobre todo en México, ha llegado a grados pavorosos y las cárceles resultan insuficientes. Cada vez se invierte más dinero en la empresa y cada vez empeoran los resultados… para nosotros. En especial para los mexicanos. Pero para los EU no han hecho más que mejorar en términos de bisnes y de injerencia. Seguro que sus subordinados –sin nombrarlos por ser suficientemente conocidos- tampoco estarán por la opción despenalizadora. Es lógico. GOOD BOYS.
Especialistas en presentarse como el muchacho bueno de la película, los gringos dialogan entre ellos como si la cuestión de la guerra contra el narco en México no tuviera nada o muy poco que ver con su país. El senador John McCain le pregunta al general Jacoby, jefe del Comando Norte, su opinión sobre el asunto. El general dice que es muy pronto para estimar si esa guerra se está ganando o perdiendo, e informa que “estamos mejorando nuestra cooperación de seguridad con nuestros buenos amigos de México”, como si estuvieran haciéndonos un favor y ayudándonos con un problema nuestro en el que ellos apenas si tienen parte.
Kandahar, a eso los mandan
En el transcurso de la guerra estadunidense contra Vietnam, hubo un caso muy sonado sobre el juicio que se hizo a unos soldados gringos que destruyeron con lujo de fuerza una humilde aldea vietnamita, My Lai, y asesinaron a todos sus habitantes, mujeres y niños en mayoría. Mataron hasta los puercos y las gallinas.
Un honrado compañero de armas testigo de los hechos, denunció lo sucedido. Se armó tremendo escándalo porque ellos no acostumbran cometer semejantes atrocidades. Sometieron a los asesinos a corte marcial. El principal inculpado, teniente Calley o Mc Calley, no recuerdo bien, hizo patente su extrañeza por el juicio. Escribió un libro donde pormenorizó sobre el entrenamiento que les daban para esa guerra, que incluía tácticas terribles y despiadadas de asesinato y tortura contra la propia población civil del enemigo. Concluía: ¿Por qué nos juzgan? Si a eso nos mandaron.
Cuang, amigo vietnamita de la embajada de ese país, me comentó: Pero si eso mismo sucede a cada rato. Hay miles de “my lais” por todo Vietnam.
Viene a cuento por los escándalos internacionales a causa del comportamiento de la tropa estadunidense en Afganistán. El más reciente, el asesinato de 16 personas inocentes, entre ellos nueve niños, cometido por un grupo de soldados gringos en una provincia afgana, Kandahar. A fin de salvar la cara, sus superiores pretenden culpar a un solo soldado que “enloqueció”. A pesar de los numerosos casos de abusos, los mandos gringos quieren hacer ver que ése no es un comportamiento usual de su ejército.
Entonces ¿por qué exigen que sus militares no puedan ser juzgados por crímenes de guerra?
El automático
Cada vez que abre la boca, mete la pata. Felipe Calderón no tiene porqué dar opiniones en cuestiones que competen a otros poderes. Lo único que tiene que hacer cuando un caso está en manos de la justicia, es callarse la boca. Y de hacer algo, tendría que haber destituido de inmediato a su consentido, Genaro García Luna, desde que se supo del montaje que hizo con la captura de la delincuente Cassez y su amasio, el jefe de la banda de secuestradores. Y si no lo hizo al momento, debió haberlo hecho cuando derivó en un incidente diplomático con el presidente francés. Sarkozy hizo peor papel que Felipe al elevar un problema criminal al terreno diplomático. Pero allá los franceses, a nosotros nos toca el daño que causa Calderón al contaminar todavía más el asunto Cassez con su burrada.
La exigencia legal y moral en este y en todos los casos es ¡escuchar a las víctimas!
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