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Por Esto!
Manchadas de sangre y corrupción
Julio Pimentel Ramírez
Hoy domingo 7 de julio tendrán lugar las primeras elecciones bajo el
nuevo gobierno priísta, en momentos en los que la economía del país, en
crisis estructural desde hace años, se adentra en un periodo de
estancamiento y retroceso y en los que a pesar de la nueva estrategia de
“silencio” en torno a la violencia e inseguridad, ésta no cede y su
ominosa presencia continúa cobrando decenas de vidas diariamente, todo
bajo el manto de la impunidad, la corrupción y la descomposición
política.
En
este ambiente en 14 entidades de la República Mexicana se realizarán
comicios, en los que 32 millones de ciudadanos (el abstencionismo
probablemente será alto, dado el desencanto y repudio que concitan los
partidos y sus candidatos, sin olvidar la apatía de la población)
elegirán mil 790 nuevas autoridades. En total se elegirán un gobernador,
mil 356 presidentes municipales y 441 diputados locales.
También habrá elección extraordinaria en un distrito de Sonora sitio en
el que, usted recordará, fue ejecutado el diputado federal electo. Se
acusó del crimen a su suplente, por lo que la posición quedó vacante.
Este es el grado de descomposición de la mayoría de la clase política,
que es capaz de cualquier cosa por obtener una posición en la cual
fluyen recursos y posibilidades de negocio; para ellos, como decía
connotado priísta del “pasado”, la moral es un árbol que da moras.
Las campañas electorales, en las 14 entidades, se caracterizaron por
asesinatos, secuestros, hostigamientos y atentados, muchos de ellos
denunciados penalmente. Además de esas prácticas delincuenciales también
ocupó un lugar destacado la intervención de los tres niveles de
gobierno en los procesos electorales, tal como sucede tradicionalmente
en nuestra endeble democracia representativa. La compra y coacción de
votos sigue en pie, reconocen senadores.
Así, la violencia contra candidatos en las campañas es la más alta
registrada en los últimos años. A horas de que los ciudadanos acudan a
las urnas para renovar una gubernatura, diputaciones locales y más de la
mitad de las alcaldías del país, al menos cinco candidatos han sido
asesinados en poco más de dos semanas, el último de ellos en Zacatecas
en pleno periodo de veda electoral.
Además fue asesinado el hijo del coordinador de campaña en un municipio
de Sinaloa y un dirigente del PRD local en Oaxaca, sin obviar la
ejecución de un dirigente de la UGOCP en esta entidad. Al menos tres
candidatos más han sido atacados. Este es un recuento incompleto pero
representativo de que las cosas en México en vez de avanzar, retroceden y
cada día es más evidente que el llamado crimen organizado (en el que
participan delincuentes comunes, de “cuello blanco” y funcionarios
gubernamentales corruptos) reclama un sitio en el escenario político, un
lugar en los espacios formales del poder político.
De los 14 estados donde habrá elecciones, sólo Baja California es
gobernado por el PAN, mientras que Puebla, Oaxaca y Sinaloa tienen
mandatario surgido de coaliciones conformadas por PAN, PRD y PT —que
ahora se reactivaron—, pero en las otras nueve entidades gobierna el PRI
con el apoyo del Partido Verde y en algunos casos Nueva Alianza, el
partido de Elba Esther Gordillo.
Justamente los gobernadores priístas de Aguascalientes, Chihuahua,
Coahuila, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz
y Zacatecas son acusados por la coalición de derecha-izquierda de
intervenir en los recursos públicos para favorecer a los candidatos
priístas, pero éstos han achacado lo mismo a sus antagonistas.
El PRI ya denunció penalmente al gobernador de Baja California, José
Guadalupe Osuna, por supuestamente desviar más de mil 300 millones de
pesos a favor de los candidatos del PAN, mientras que Javier Moreno
Valle también es acusado de apoyar con recursos públicos a Antonio Gali
Fayad, candidato a Puebla capital. La lluvia de denuncias ante la
Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) ha
sido significativa, tanto las interpuestas por el blanquiazul, como las
realizadas por el tricolor.
A diferencia de otros comicios, en éstos 14 del siete de julio, las
desprestigiadas casas encuestadoras han brillado por su ausencia. Se
mantienen en la incertidumbre los resultados electorales, aunque es de
esperarse que muchos se diriman en las revisiones ante los tribunales
pues la judicialización del proceso es algo que seguramente estará
presente en muchos casos.
Lo que suceda este domingo es importante para el país, aunque se
vislumbra que cualquiera que sea el resultado las cosas no mejorarán
para los mexicanos. Si el PRI se lleva el “carro completo” estaríamos
ante el retorno del partido casi único, con comparsas menores; si el PRD
no se desploma y el PAN retiene Baja California, sus actuales dirigente
recibirían un tanque de oxígeno y con ello se fortalece el llamado
Pacto por México -acuerdo de cúpulas para sacar adelante las llamadas
reformas estructurales. De cualquier modo quedará claro que mientras el
movimiento progresista no sea capaz de organizarse, consolidarse y
atraer a la mayoría de la población a la participación consciente en la
transformación social, las cosas no cambiarán.
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