“Está muy grave”… “¿el presidente?”... No, el país
Álvaro Cepeda Neri
Conjeturas
I.- Ahora que, sin pensar, el inquilino de Los Pinos le echó la culpa de la corrupción a la “condición humana”, de antemano se curó en salud diciendo que con ello daría material a los caricaturistas. Pero no es solamente por eso que Peña está en la mira del periodismo, sobre todo del crítico, y de los dibujantes de la caricatura política. No hay día que la prensa escrita no nos ofrezca, con regulares, buenos y excelentes trazos, lo caricaturesco del mexiquense que se pone a tiro constantemente. Es el caso de quien firma: Camacho –en el periódico Reforma– quien, tiro por viaje nos muestra al presidente en su justa dimensión caricaturizable. En unas de ellas (27/VI/15), tras la intervención quirúrgica para extirparle la vesícula, (hace unos meses fue la tiroides), el periodista Camacho tuvo una gran “puntada”. A las afueras de la sala de operaciones, un médico le dice a otro: “está muy grave”; el que escucha pregunta: “¿el presidente?”, a lo que el primero responde: “No, el país”. La caricatura es certera y demoledora.
II.- Y es que la Nación apenas sobrevive y su gravedad económica va de mal en peor. Aumenta el desempleo que ya oscila entre 50 y 60 millones de mexicanos con la soga al cuello de la informalidad; o sea, dedicados a miles de actividades en las calles: vendiendo toda clase de cosas; ancianos pidiendo una moneda, etcétera. Intervenido de urgencia, Peña no sabe lo que pasa en los hospitales públicos, donde miles de enfermos no son atendidos y arrastrando sus enfermedades les dan cita para dentro de tres o cuatro meses. Los hospitales militares resolvieron con rapidez las consultas de Peña, quien es un mexicano de “primera”; pero más de 100 millones abandonados a su suerte sólo tienen la esperanza dantesca: “pierda toda esperanza quien entre aquí”. A los primeros síntomas de la tiroides y la vesícula, de inmediato Peña fue atendido como rey con los mejores médicos y medicinas (éstas ni en presentación de ínfima calidad existen en los hospitales para el pueblo). Ni un rictus de dolor le vimos ahora ni entonces. Es la diferencia entre un simple mortal en el IMSS, el ISSSTE, Nutrición, etc., y el “Señor Presidente”.
III.- En las dos intervenciones quirúrgicas, Peña nunca estuvo en peligro. Ni hubo necesidad de cuestionar su ausencia del cargo, que fue por unos días y no había porqué hacer que Osorio Chong lo sustituyera. Pero el país sí que está cada vez en mayor peligro debido a la devastadora política peñista y más cuando se suponía que los millones de dólares por la venta del petróleo iban a durar todo su sexenio. Por eso la caricatura del monero Camacho es una verdad de a kilo. El presidente nunca estuvo grave. Es el país el que sobrevive a una crisis que apenas empezó, y el llamado “presupuesto cero” de Videgaray para no acelerarla es una mentira. Y eso es grave. Gravísimo. Porque los sectores público y privado echarán a la calle a los trabajadores. Seguirá bajando el consumo. Y no hay otra alternativa que los mexicanos se rebelen como los griegos o se sometan mansamente al programa de austeridad. Más desempleo. Más pobreza.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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