miércoles, 1 de julio de 2015

Hundir a Grecia para que sirva de ejemplo

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

No sólo Grecia está en peligro
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El futuro de la humanidad parece depender del referendo del próximo domingo en Grecia. Si el pueblo helénico vota por el como quieren los acreedores que defienden los intereses fascistas del Grupo de los Siete, se fortalecerán las condiciones para que el mundo siga cayendo por el tobogán que conduce a su exterminio. Es impensable que la humanidad resista más años de austeridad creciente para las grandes mayorías, mientras que cada vez menos organizaciones trasnacionales se apoderan de las riquezas de los pueblos.

Como se preguntó el primer ministro griego, Alexis Tsipras: “¿Es posible que los acreedores esperen el pago al Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando han impuesto la asfixia a los bancos?”. Por supuesto que lo esperan, sin importar las consecuencias, porque el comportamiento de los grandes organismos internacionales al servicio del Grupo de los Siete, no obedece a una lógica económica elemental, sino al diabólico propósito de apuntalar condiciones objetivas que permitan la implantación de un gobierno mundial regido por esta falange neofascista.

El voto negativo a las pretensiones del Grupo de los Siete de hundir a Grecia para que sirva de ejemplo, será la fórmula para que fracasen los planes de dominación imperial de los dueños del mundo. Así lo afirman de manera contundente dos economistas que conocen las entrañas del monstruo: Joseph Stiglitz y Paul Krugman. Ambos coincidieron, en declaraciones por separado, que un voto por el sería tanto como avalar “una depresión casi sin fin”. Esto lo sabe el pueblo helénico, quien exige a Tsipras que no se pliegue a las exigencias de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI.

Stiglitz no duda en afirmar que las naciones europeas acreedoras “son las culpables de la crisis griega y las condiciones que imponen al gobierno de Atenas son indignantes”. Asimismo, Krugman puntualiza que “votar por más austeridad es un callejón sin salida”, y añade que “ceder al ultimátum de la troika representará el abandono de cualquier pretensión de Grecia de ser independiente”

Al gobierno helénico corresponde ahora liderar una causa de interés mundial: oponerse firmemente a la voracidad absurda del Grupo de los Siete, y demostrarle que la humanidad está dispuesta a enfrentar una lucha que podría asegurar un futuro menos dramático a las nuevas generaciones. Así lo hicieron los pueblos que lucharon contra el eje nazi-fascista (incluidos entonces los del Grupo de los Siete), cuya derrota permitió una era de progreso como no se había vivido nunca, misma que ahora ha servido para que los grandes intereses financieros y empresariales dominantes quieran imitar al gran dictador que soñó construir un imperio milenario: Adolfo Hitler.

En México ya vivimos escenarios parecidos, aunque tuvieron un distinto final, como lo registra la historia. En el siglo XIX, la avaricia de las principales potencias de esa época arrinconó a un gobierno patriota, de por agobiado por décadas de guerras internas y ancestral pobreza, que fue víctima de agiotistas franceses, ingleses y españoles, aunque finalmente sólo los primeros decidieron recurrir a la invasión para imponer un imperio que administrara sus intereses, pero fueron derrotados. En la etapa contemporánea seguimos por la misma ruta, hasta quedar entrampados en una deuda externa impagable, porque a los acreedores les interesa cobrar intereses cada vez más leoninos y no contamos con patriotas en el Palacio Nacional.

Llegó el momento de que la humanidad cierre filas contra el Grupo de los Siete, porque sólo así será factible doblegarlos u orillarlos a llegar a la encrucijada final: o actúan con sensatez y apego a la racionalidad más elemental, o llevan a la humanidad a una catástrofe definitiva de la que ni ellos mismos estarán a salvo. Esto hay que repetirlo cuantas veces sea necesario, para que los pueblos del Grupo de los Siete tomen conciencia de su enorme responsabilidad, de enfrentar a sectores plutocráticos cada vez más ciegos y sordos a los reclamos de la humanidad de tener derecho a una vida digna.

Así como vamos, pronto llegará la hora de que la gente no tenga temor a la muerte y no dudará en morir de pie, luchando contra la hidra de siete cabezas que nos quiere devorar, en vez de morir de inanición, como modernos esclavos asalariados, sin posibilidad alguna de hacer realidad viejas utopías por primera vez en la historia de la humanidad.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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