Contralínea
La reportera Anabel Hernández, Newsweek y el Chapo
Álvaro Cepeda Neri *
El multimillonario Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo, se ha convertido en un delincuente merecedor de entrar a las páginas de cuando menos los libros de Oliver Cyriax (Diccionario del crimen) y René Réouven (Diccionario de los asesinos). Es ya una leyenda, sobre todo por su “fuga” el 20 de enero de 2001, en la nariz del foxismo, cuando ya estaba el policía Genaro García Luna, ahora prófugo –como su jefe Calderón– y escondido también en la geopolítica estadunidense, donde debe estar despepitando lo que sabe a cambio de protección. Doce años hace que fue puesto en libertad mediante sobornos a carceleros, funcionarios, militares y policías, para reconstruir su cártel de narcotráfico en nuestro país en ya más de 25 estados. Y un imperio que se amplía por toda Latinoamérica y tiende nexos con las mafias europeas. Mientras, vende drogas para consumo de no menos de 100 millones de gringos, ya que Estados Unidos es su principal mercado.
Pues bien, la revista Newsweek en su edición de enero de este año, ha publicado un refrito de lo que la reportera Anabel Hernández, en su investigación periodística titulada Los señores del narco (Grijalbo, 2010), en casi 600 páginas, es centralmente una biografía del capo que no se fugó, sino que funcionarios públicos del más alto nivel “lo sacaron vestido de policía”. El reportaje de Newsweek no aporta nada nuevo a lo que escribió la reportera. Es, como se dice en el argot periodístico, un refrito. Tras leerlo, de inmediato cae uno en la cuenta de que se trata de casi una copia. Tal vez contiene uno que otro dato sin mayor relevancia. Aparece en la portada un apunte, parece que a lápiz, de casi medio cuerpo del Chapo. Empero, el libro de Anabel Hernández ha sido, indudablemente, la fuente del reportaje.
El caso es que Guzmán Loera, que
aparece y desaparece a la vista de quienes dicen buscarlo, es el
delincuente que más buscan y no encuentran. El peñismo se ha conformado
con Elba y su saqueo a las cuotas sindicales, acusada como presunta
responsable de haberse apoderado de un botín millonario para su
beneficio, de su familia, sus yernos, su exesposo, sus nietos y sus
amigos-cómplices del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Tras su toma de posesión, las protestas del 1 de diciembre por
estudiantes, la explosión –todavía sin resolver– en unas oficinas de
Petróleos Mexicanos y su catálogo de promesas más su microinforme de los
100 días, nada nuevo hay bajo el sol peñista que no sea el elbazo.
Tal vez, si quieren Osorio Chong y Murillo Karam más los generales de
la Secretaría de la Defensa Nacional con el almirante de Marina más el
señor Mondragón, podrían capturar al Chapo.
Así que Newsweek no tiene nada,
no digamos nuevo, ni siquiera algo original. Todo el mérito de lo que
aparece, con o sin comillas citando a la reportera es, pues, de Anabel
Hernández, quien se ha atrevido a ejercer el periodismo de investigación
(que, por cierto y dicho sea de paso, fue Miguel Badillo, actualmente
director de la revista semanal Contralínea, y los reporteros de ésta, quienes primeramente dieron cabida al periodismo de investigación). De regreso al tema, el narco y capo de capos, por quien el peñismo daría su alma
por capturarlo es, hoy por hoy, el más buscado por la CIA (Agencia
Central de Inteligencia estadunidense), el FBI (Oficina Federal de
Investigación también estadunidense), la Organización Internacional de
Policía Criminal y más, desde que hace no mucho fue declarado “enemigo
número uno” de Chicago, para igualarlo al destronado Al Capone.
*Periodista
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