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Las ráfagas engañosas de la política
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
A primera vista es un hecho que las cosas le han estado saliendo bien a
Enrique Peña Nieto los últimos días: no hubo nada que lamentar tras la
visita de Barack Obama, se firmó sin contratiempos el rescate del
alicaído Pacto por México y pudo al fin ser enviada al Congreso la
reforma al sistema financiero. Una semana redonda para el inquilino de
Los Pinos, que demuestra la eficiencia de los tecnócratas priístas en el
terreno de la praxis política, contrariamente a la total ineficacia de
los burócratas panistas, quienes en dos sexenios demostraron una
absoluta incapacidad para liderar las instituciones nacionales.
Lamentablemente, no porque le vaya bien al jefe del PRI le va de igual
forma al país. Son cosas muy distintas, en tanto que la gran mayoría de
población es ajena al rumbo que sigue la institución presidencial,
secuestrada literalmente por las pocas familias que se benefician con el
usufructo de los bienes nacionales. Otra cosa muy distinta sería si el
gobierno de la República actuara como árbitro imparcial en el juego de
intereses que rige la vida nacional. Pero bien sabemos que tal cometido
es impensable en las actuales circunstancias, luego de cinco sexenios de
que la institución presidencial abdicó de su función rectora del
Estado.
Sin embargo, ni a la oligarquía conviene que tal situación se exponga
abiertamente, pues quedaría en evidencia la inutilidad de un Estado
incapaz de llevar a cabo lo que se espera de él: hacer política para
evitar conflictos que pudieran afectar al grupo dominante en la
sociedad. Así ocurrió con los dos “presidentes” surgidos del PAN,
quienes demostraron que habían llegado a la primera magistratura del
país con la única finalidad de hacer negocios, sin siquiera realizar un
trabajo político mínimo para crear condiciones indispensables a su
objetivo final.
Esto lo saben perfectamente los priístas, de ahí el decidido empeño de
Peña Nieto en demostrar que es un político, no un tecnócrata como sus
antecesores, lo que sólo podrá probar con hechos. Esto explica porqué su
interés en involucrar a las distintas fuerzas políticas del país que se
prestan a seguir el juego del mandatario, aunque ello les signifique
perder clientela y capacidad de negociación política, que a la larga les
restará fuerza con quien los necesita y utiliza en estos momentos. Con
todo, eso es lo de menos, pues la política mexicana se vive al día, y en
consecuencia los resultados son de muy corto plazo.
A Jesús Zambrano, dirigente del PRD, le tiene sin cuidado lo que pueda
suceder mañana. Lo importante para él y su grupo es lo que logre ahora
gracias a su estrecha relación con Peña Nieto. Zambrano y su grupo
consideran que tal vinculación convenenciera les reportará
salvoconductos para el futuro, una vez que se fortalezca el sistema
priísta y todo vuelva a ser como antes. Sueñan, al igual que la cúpula
del partido tricolor, con un nuevo periodo de medio siglo en el poder,
cuando menos, situación que les permitiría mantener el papel de
comparsas que ahora tienen.
Sin embargo, las cosas no serán tan fáciles como en el pasado, pues las
contradicciones internas del sistema político mexicano son insalvables.
Más temprano que tarde habrán de estallar, como una olla exprés que se
quiere mantener cerrada a pesar de la tremenda presión, porque no es
posible que se pueda frenar por mucho tiempo la presión social que
durante más de tres décadas se ha venido acumulando en el país. No
bastará la capacidad política de Peña Nieto, por más empeño que pusiera,
porque no estaría dispuesto a dar el paso definitivo para superar esas
presiones. Es imposible que quisiera luchar contra sus propios intereses
y suicidarse enfrentando a la oligarquía.
De ahí que sus éxitos no se reflejen en mejoras concretas para el país
en su conjunto. Son un poco de oxígeno al gobierno que encabeza, lo que
en las actuales condiciones es bueno, aunque de alcances muy limitados.
No pasará mucho tiempo para que sea necesaria una nueva addenda al Pacto
por México. Tampoco habrá que esperar mucho para ver los verdaderos
alcances de la reforma financiera, que acabará beneficiando a los bancos
al obligarlos a ver más allá del corto plazo y así ampliar sus
beneficios.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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