viernes, 10 de mayo de 2013

No xq' EsPurioII esté feliz el pueblo idem

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Las ráfagas engañosas de la política
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

A primera vista es un hecho que las cosas le han estado saliendo bien a Enrique Peña Nieto los últimos días: no hubo nada que lamentar tras la visita de Barack Obama, se firmó sin contratiempos el rescate del alicaído Pacto por México y pudo al fin ser enviada al Congreso la reforma al sistema financiero. Una semana redonda para el inquilino de Los Pinos, que demuestra la eficiencia de los tecnócratas priístas en el terreno de la praxis política, contrariamente a la total ineficacia de los burócratas panistas, quienes en dos sexenios demostraron una absoluta incapacidad para liderar las instituciones nacionales.

Lamentablemente, no porque le vaya bien al jefe del PRI le va de igual forma al país. Son cosas muy distintas, en tanto que la gran mayoría de población es ajena al rumbo que sigue la institución presidencial, secuestrada literalmente por las pocas familias que se benefician con el usufructo de los bienes nacionales. Otra cosa muy distinta sería si el gobierno de la República actuara como árbitro imparcial en el juego de intereses que rige la vida nacional. Pero bien sabemos que tal cometido es impensable en las actuales circunstancias, luego de cinco sexenios de que la institución presidencial abdicó de su función rectora del Estado.

Sin embargo, ni a la oligarquía conviene que tal situación se exponga abiertamente, pues quedaría en evidencia la inutilidad de un Estado incapaz de llevar a cabo lo que se espera de él: hacer política para evitar conflictos que pudieran afectar al grupo dominante en la sociedad. Así ocurrió con los dos “presidentes” surgidos del PAN, quienes demostraron que habían llegado a la primera magistratura del país con la única finalidad de hacer negocios, sin siquiera realizar un trabajo político mínimo para crear condiciones indispensables a su objetivo final.

Esto lo saben perfectamente los priístas, de ahí el decidido empeño de Peña Nieto en demostrar que es un político, no un tecnócrata como sus antecesores, lo que sólo podrá probar con hechos. Esto explica porqué su interés en involucrar a las distintas fuerzas políticas del país que se prestan a seguir el juego del mandatario, aunque ello les signifique perder clientela y capacidad de negociación política, que a la larga les restará fuerza con quien los necesita y utiliza en estos momentos. Con todo, eso es lo de menos, pues la política mexicana se vive al día, y en consecuencia los resultados son de muy corto plazo.

A Jesús Zambrano, dirigente del PRD, le tiene sin cuidado lo que pueda suceder mañana. Lo importante para él y su grupo es lo que logre ahora gracias a su estrecha relación con Peña Nieto. Zambrano y su grupo consideran que tal vinculación convenenciera les reportará salvoconductos para el futuro, una vez que se fortalezca el sistema priísta y todo vuelva a ser como antes. Sueñan, al igual que la cúpula del partido tricolor, con un nuevo periodo de medio siglo en el poder, cuando menos, situación que les permitiría mantener el papel de comparsas que ahora tienen.

Sin embargo, las cosas no serán tan fáciles como en el pasado, pues las contradicciones internas del sistema político mexicano son insalvables. Más temprano que tarde habrán de estallar, como una olla exprés que se quiere mantener cerrada a pesar de la tremenda presión, porque no es posible que se pueda frenar por mucho tiempo la presión social que durante más de tres décadas se ha venido acumulando en el país. No bastará la capacidad política de Peña Nieto, por más empeño que pusiera, porque no estaría dispuesto a dar el paso definitivo para superar esas presiones. Es imposible que quisiera luchar contra sus propios intereses y suicidarse enfrentando a la oligarquía.

De ahí que sus éxitos no se reflejen en mejoras concretas para el país en su conjunto. Son un poco de oxígeno al gobierno que encabeza, lo que en las actuales condiciones es bueno, aunque de alcances muy limitados. No pasará mucho tiempo para que sea necesaria una nueva addenda al Pacto por México. Tampoco habrá que esperar mucho para ver los verdaderos alcances de la reforma financiera, que acabará beneficiando a los bancos al obligarlos a ver más allá del corto plazo y así ampliar sus beneficios.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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