domingo, 9 de junio de 2013

El PAN ligas con Adolfo Hitler y Mussolini

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
La raíz nazi del PAN
Rafael Barajas, el Fisgón

Durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, los hombres que fundaron el Partido Acción Nacional (PAN) en 1939Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Gustavo Molina Font, Manuel Herrera y Lasso, Aquiles Elorduy, Pedro Zuloaga Irigoiti y Luis Calderón Vega, entre otros fueron retratados como hombres de sacrificado heroísmo que tenían fe en el futuro democrático de México. Para la derecha mexicana, Gómez Morín, el ideólogo y primer dirigente panista, es una figura ética y sus biógrafos lo recuerdan como un sabio, un humanista, un defensor de libertades, el heredero espiritual de José Vasconcelos, un creador de instituciones que luchó incansablemente por los valores de la democracia, el Estado de Derecho y la justicia social.1

Esta imagen idealizada oculta que los fundadores del PAN tenían fuertes vínculos políticos e ideológicos con movimientos de ultraderecha nacionales y extranjeros. No podemos olvidar que en la década de los años treinta del siglo pasado, en especial durante el cardenismo, la derecha radical mexicana creció de manera significativa y fue muy beligerante. La Unión Nacional Sinarquista (UNS) llegó a tener más de 500 mil afiliados y la Falange cerca de 50 mil.2 En este período se conformó un grupo pronazi, armado, pequeño, violento, anticomunista, antisemita y antichino llamado los Camisas Doradas, el cual era dirigido por un tal Nicolás Rodríguez. Diversos grupos reaccionarios apoyaron la rebelión de Saturnino Cedillo de 1938 y la candidatura de Juan Andrew Almazán en las elecciones presidenciales de 1940. Finalmente, durante la segunda guerra mundial, en nuestro país circularon varios periódicos afines al Eje Berlín-Roma-Tokio, entre ellos, Timón, Revista Continental (dirigida por José Vasconcelos, mentor de Gómez Morín), Omega y El Hombre Libre.

La cercanía de los primeros hombres del PAN con ideas y personajes de la derecha radical era notoria. De hecho, los servicios de inteligencia estadunidenses de la época sostenían que había una relación muy estrecha entre la UNS, el PAN, el clero conservador, la Falange Española y los nazis.3 Sin embargo, esta versión ha sido desdeñada por la derecha con el argumento de que se trata de una interpretación errada, hecha por un funcionario extranjero. En México, como en todo el mundo, es muy difícil probar las ligas de cualquier individuo, grupo o institución con el movimiento internacional que encabezaban Adolfo Hitler y Benito Mussolini. Los involucrados niegan sistemática y vehementemente cualquier liga con el fascismo, y los documentos y testimonios directos de este período escasean (muchos fueron destruidos) o resultan tan delirantes que terminan siendo cuestionables. Incluso las publicaciones profascistas, que circularon profusamente entre 1938 y 1945, hoy son difíciles de encontrar ya que muchas fueron destruidas al término de la guerra. Faltan muchas piezas de este rompecabezas histórico, pero cuando alguna aparece, aporta información muy valiosa.

Hace unas semanas pude consultar una colección casi completa del semanario de opinión titulado La Reacción (?), un tabloide de doce páginas que circuló entre 1938 y 1942.4 Esta revista fue pronazi. Los artículos, las columnas y las caricaturas daban por hecho “la naturalísima admiración” que provocan los “fulminantes triunfos alemanes” en “toda persona no cegada por la pasión o influenciada por otros motivos menos confesables”.5 Elogiaban el valor y el liderazgo militar del Führer: “Hitler habla poco, y cuando lo hace es porque las circunstancias lo obligan a ello. En todo caso, obra militarmente más de lo que hablaEstá en el frente de la lucha y como director de ella…”.6 El semanario era anticomunista y veía en los avances nazis la promesa de un futuro mejor para el hombre: “Alemania, con sorpresa general, le declaró la guerra a Rusia y procedió a invadirla. Seguramente con ello ha señalado nuevos derroteros de progreso a los destinos humanos.”7 Para justificar las agresiones militares alemanas, los colaboradores de esta revista hacían suyas las versiones más delirantes de Goebbels: “esta faz de la lucha iniciada en 39, es un acto de defensa del Tercer Reich contra la democracia y el comunismo, feudos de la judería internacional”.8

Los colaboradores eran racistas; uno de ellos aprobó la incursión alemana en los Balcanes con el argumento de que “¡La Grecia actual no es siquiera helénica de raza, sino una mezcla de eslavonio, albanés, dálmata, turco, veneciano…!”.9 Por supuesto, la revista justificaba la persecución de los judíos: “Los judíos, con su espíritu de mafia racial se apoderaron, fácilmente de todos los puestos de dirección [de Alemania]… Es natural, pues, que el nacional-socialismo les declarase la guerra más enconada.”10 Por supuesto, el semanario protestó cuando México le dio asilo a 30 mil israelitas que huían del exterminio.11

A nivel nacional, La Reacción (?) era anticardenista, anticomunista, antilombardista y veía en los Camisas Doradas la salvación de la patria.12 Denunciaba las “falsedades” de la prensa “anglófila” monopolizada por las potencias “saxojudías” y se mofaba de quienes denunciaban la existencia de una Quinta columna fascista o una conjura nazi en México (conjura documentada recientemente por Juan Alberto Cedillo en su reportaje Los nazis en México). En 1941, el semanario le exigió una y otra vez al gobierno de Ávila Camacho que se mantuviera neutral en el conflicto mundial; que no siguiera los pasos de Washington, que le había declarado la guerra a Alemania

Explotando los sentimientos antiyanquis del pueblo mexicano, La Reacción (?) hizo una campaña constante contra el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosvelt, a quien acusaba de entrar en guerra contra Alemania “obedeciendo al impulso de la sangre judía que corre por sus venas y a las influencias de sus consejeros (semitas)”.13 De hecho, La Reacción (?) es responsable de la publicación de los tres volúmenes del libro Los judíos sobre América, del Dr. Atl, la obra cumbre del antisemitismo mexicano.

Por todo lo anterior, se puede afirmar que La Reacción (?) fue una herramienta de propaganda del Eje en México. Ahora bien, en todo el mundo, el nazismo tuvo aliados estratégicos que esperaban el triunfo del Tercer Reich para tomar el poder en sus respectivos países. La llamada Quinta columna estaba organizada a varios niveles; entre otras cosas, solía mantener frentes de propaganda que solían estar ligados a partidos o grupos políticos concretos. México no fue la excepción a esta estrategia y en las páginas de La Reacción (?) se puede rastrear fácilmente qué agrupación política estaba detrás de este proyecto propagandístico.

Para empezar, entre 1941 y 1942 (los años consultados), ese semanario nazi fue dirigido por el licenciado Aquiles Elorduy, fundador y líder importante del PAN (fue uno de los primeros diputados federales de ese partido; después, en 1947, fue expulsado por declarar contra el clero), pero Elorduy no actuaba de motu proprio. En siete de los sesenta números estudiados, la revista ostentaba, en la contraportada, con grandes letras a veces a página entera un listado de colaboradores que conformaban una suerte de comité de redacción, de aval editorial. Esta lista permaneció prácticamente inalterada durante el tiempo que circuló el semanario y los enlistados jamás se deslindaron de la línea de la revista. Entre los personajes que “daban la cara” por el semanario estaban los más connotados escritores fascistas mexicanos: Nemesio García Naranjo (ministro de Educación de Victoriano Huerta y abogado de compañías petroleras estadunidenses), el Dr. Atl (seudónimo del pintor Gerardo Murillo, prolífico autor de textos antisemitas y pronazis), Rubén Salazar Mallén (comunista converso al fascismo) y Alfonso Junco (representante de la derecha regiomontana). Entremezclados con ellos estaban los nombres del padre fundador del PAN, Manuel Gómez Morín y de otros tres destacados fundadores de ese partido: Gustavo Molina Font, Manuel Herrera Lasso y Pedro Zuloaga. De hecho, Elorduy y Zuloaga colaboraban regularmente en el semanario. Elorduy estaba consciente del autoritarismo hitleriano, pero justificaba así su posición:
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