domingo, 23 de junio de 2013

Ese proletario y prolero Metro

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Homozapping 
El dragón naranja
Autor Invitado
Celeste Ramírez

Línea

¡De a cinco, de a cinco! ¡Para que no se forme! ¡De a cinco, de a cinco! ¡Para que no se forme! A paso del peatón, en hilera los revendedores. Nadie se acerca, quién lo haría: el viaje cuesta sólo tres pesos. El más barato de todo el mundo, presume el Sistema. Y, entre esa muchedumbre, cae el incauto o el que lleva prisa y atacan los revendedores: ¡A cinco, a cinco, para que no se forme! La taquilla oficialla única que está en operación- se encuentra a reventar. Circulo vicioso. Es lunes y es hora pico matutina.

Transborde

Historias particulares. Historias de correspondencias y direcciones. Refugio para desprotegidos, última morada para los desolados, clínica espontánea de parturientas, estética ambulante para oficinistas; errante salón de estudio y cuarto de lectura. Terruño para el manos de seda. Escenario cotidiano de encuentros, despedidas y reconciliaciones; oficina del desempleado. Tianguis sobre ruedas. Masajes en oferta: escarceos y mentadas. Y deporte urbano tras el sonar automático por el cierre de puertas. Es el gran dragón naranja que escupe y devora.

Es el contenedor donde se pudre el reloj.

Línea 7

El “democrático” Metro: Bajamos en Polanco, ¿verdad? -, le contesta una rubita natural, con su ropa casual de firma. ¿Desde cuando tomas agua natural?, pregunta otra de las cinco adolescentes. Se dirige a la joven que lleva una tremenda bolsa de ante crudo. ¿Quieres?, le pasa el envase de plástico. El grupo se aferra a la agarradera tras un frenazo. La preguntona da un sorbo al líquido transparente. Y comparte generosa con los viajantes cercanos el tufillo espirituoso.

Línea 12 

Tan dorada. Brillosa y lumbrosa. Nueva y novedosa. Ensayo guajiro hacia el primer mundo. Ruptura epistemológica del sabroso ajetreo. Escalera eléctrica: consuelo para los pies afligidos. Jazz y anuncio de la próxima estación. Esperan el tren “Carlos Monsiváis”. Salen presurosos del “Carlos Fuentes”. Recorren los lustrosos pasillos y tras la vuelta del torniquete, escuchan en la música ambiental, el: “It’s been a hard day’s night and I’ve been working like a dog…”, de los Beatles.

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