sábado, 29 de junio de 2013

Sueños guajiros para los pobres migrantes

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Muy agradecidos, muy agradecidos, y...
Laura Bolaños Cadena

El gobierno mexicano recibe con aplausos la aprobación de la reforma migratoria de Obama que muy poco o nada favorece a los migrantes. Se festina que abre para ellos la opción de alcanzar la ciudadanía estadunidense., siempre y cuando esperen diez años para acceder a tal privilegio. Y que además de cumplir toda una serie de requisitos, no cometan “crímenes” que ameriten su expulsión.

Dicho así, suena lógico. Nadie quiere abrir puertas a criminales. Sólo que en el lenguaje judicial estadunidense, faltas menores como manejar sin licencia, con aliento alcohólico, con placas vencidas o pasarse un alto, son clasificadas como “crímenes” y ameritan que el “criminal” sea esposado cuando lo detienen. De ahí el migrante va pa’ fuera sin más. Un buen porcentaje de los deportados lo son por incurrir en estas “conductas criminales”. Por supuesto el carecer de documentos es también un “crimen”. No se les entabla juicio a tan temibles delincuentes ni tienen forma alguna de defenderse. Se les deporta y ya. En la estación migratoria los hacen objeto de golpes y tratos cercanos a la tortura, como mantenerlos en espacios estrechos sin condiciones sanitarias, con bajas o altas temperaturas, comidas malas e insuficientes, etc.

Al mismo tiempo EU implementa tácticas de guerra en su frontera con México. Construye 125 kilómetros más de muro, duplica el número de guardias fronterizos, de 18 mil 500 a 40 mil, ejerce mayor vigilancia aérea para la que se está contemplando el uso de drones (aviones sin tripulación, hasta ahora sólo usados en zonas de conflicto bélico como Afganistán, donde han ocasionado muchas víctimas inocentes).

Cierto, el canciller José Antonio Meade, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), advirtió, con lenguaje mesurado, que estas medidas “se alejan de los principios de responsabilidad compartida y buena vecindad” entre ambas naciones. Sin embargo no ha habido la mínima protesta de la parte oficial mexicana por la conducta, ésa criminal, de desintegración de las familias de los migrantes con la deportación del padre, la madre o ambos, reteniendo a los hijos de éstos para enviarlos a orfanatorios. Tampoco se ha dado ninguna señal de disgusto por el trato cruel, inhumano y degradante a los deportados.

Ah, pero con la generosidad que lo caracteriza, el Departamento de Estado de los EU, coordinado con el de Seguridad Interna, brinda capacitación a funcionarios mexicanos y de otros países para que “operen de manera más efectiva” en el problema de los migrantes indocumentados que transitan por territorio mexicano con el propósito de entrar a los EU. No lo estamos haciendo bien, a pesar de tanto que se desvelan capacitándonos, muchos se les cuelan.

Qué paciencia nos tienen

Pero ya se disponen a entrenarnos mejor, a ver si aprendemos, caramba. Esto ya estaba contemplado en la Iniciativa Mérida. Abrieron desde entonces academias de capacitación para nosotros, pero no las supimos aprovechar. A ver si por fin aprendemos.

Esto es parte de la reforma recién aprobada donde se abordan medidas para ampliar la seguridad fronteriza. La de ellos, no la nuestra, pero también emplean la mesura diplomática evitando que suene a exigencia o mandato. En lugar de darnos órdenes para que les hagamos la tarea, y detengamos aquí ese flujo migratorio perjudicial antes de que les llegue a ellos el problema, le ofrecen ayuda a México. O sea, ellos son quienes nos hacen el favor. Gracias por su munificencia. Se pasan el tiempo favoreciéndonos.

Un detallito

Algún funcionario gringo ha respondido a las débiles quejas del gobierno mexicano respecto al trato a nuestros migrantes allá, que la mejor forma de resolver la cuestión está en manos de este gobierno. ¿Por qué no crea empleos suficientes para que sus nacionales no se vean obligados a cruzar la frontera en busca de trabajo? Pero como nosotros no somos groseros no les contestamos que asuntos como el de los migrantes centroamericanos son problemas suyos y no nuestros. Que no tenemos porqué ocuparnos de cuidarles la frontera.

Y otro detallito presente en nuestras relaciones con ellos: el narcotráfico. Si no quieren que la droga cruce la frontera, es muy sencillo: no la dejen pasar y ataquen allá adentro la distribución y el lavado de dinero en vez de exigirle a México que lo haga. Esa guerra es de ustedes y no nuestra. Gracias al servilismo del gobierno mexicano, en especial el de Felipe Calderón, nos ha costado recursos de todo tipo y decenas de miles de vidas la lucha por detener el flujo de narcóticos hacia EU, para que los que se dicen afectados lo dejen seguir fluyendo. Pero sería una mala contestación a tan buenos vecinos.

Gobierno esquizofrénico

Por un lado afectaron al transporte público y nos empujaron a comprar más autos. Festejan el éxito de las automotrices mexicanas que cada año aumentan considerablemente las ventas de vehículos. El número sobrepasa las doscientas mil unidades anuales. Y por otro están pensando en ampliar a un día más a la semana el programa “Hoy no circula”, en vista del catastrófico aumento de vehículos en circulación que están a punto de provocar el colapso de la ciudad.

Otro de los graves problemas del DF, que se extiende por la república, es el pavoroso aumento del empleo informal que acarrea un sinnúmero de otros problemas como es obstrucción del tránsito, circulación de mercancías de procedencia no siempre lícita, competencia desleal al comercio establecido, etc. Esto se debe a la carencia de fuentes de trabajo y contribuye a ocultar dentro de las estadísticas el verdadero porcentaje del desempleo en el país. Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, (INEGI), seis de cada diez mexicanos con empleo está en el ambulantaje.

Y ahora nos sale la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declarando anticonstitucional el artículo 29 que protegía a los mercados tradicionales de la competencia más que desleal de los supermercados. El artículo determinaba la distancia que debía haber entre estas grandes tiendas y los mercados a fin de que el comercio tradicional no se viera devorado por ellas. Pero ganaron los gigantes bajo cuyo peso sucumben no sólo los mercaditos de comestibles sino todas las tiendas y servicios pequeños, pues dentro de ellos puede uno encontrar tortillería, panadería, pastelería, comida preparada, medicinas, cosméticos, servicios de reparación de útiles caseros, ropa, artículos de cocina y un largo etcétera. Con su arrolladora fuerza económica devoran cualquier competencia. Y la SCJN le ayuda al pez grande a tragarse al chico. Ahora pueden ponerse frente al mercado si les da la gana.

¿Qué va a ocurrir con las decenas de miles de pequeños comerciantes provenientes de familias que por generaciones han vivido del mercado tradicional, y con los que trabajan en el pequeño comercio? Pues que se irán a engrosar las filas del ambulantaje. ¿O hay otra salida que no sea la delincuencia?

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