¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Muy agradecidos, muy agradecidos, y...
Laura Bolaños Cadena
El
gobierno mexicano recibe con aplausos la aprobación de la reforma
migratoria de Obama que muy poco o nada favorece a los migrantes. Se
festina que abre para ellos la opción de alcanzar la ciudadanía
estadunidense. Sí, siempre y cuando esperen diez años para acceder a tal
privilegio. Y que además de cumplir toda una serie de requisitos, no
cometan “crímenes” que ameriten su expulsión.
Dicho así, suena lógico. Nadie quiere abrir puertas a criminales. Sólo
que en el lenguaje judicial estadunidense, faltas menores como manejar
sin licencia, con aliento alcohólico, con placas vencidas o pasarse un
alto, son clasificadas como “crímenes” y ameritan que el “criminal” sea
esposado cuando lo detienen. De ahí el migrante va pa’ fuera sin más. Un
buen porcentaje de los deportados lo son por incurrir en estas
“conductas criminales”. Por supuesto el carecer de documentos es también
un “crimen”. No se les entabla juicio a tan temibles delincuentes ni
tienen forma alguna de defenderse. Se les deporta y ya. En la estación
migratoria los hacen objeto de golpes y tratos cercanos a la tortura,
como mantenerlos en espacios estrechos sin condiciones sanitarias, con
bajas o altas temperaturas, comidas malas e insuficientes, etc.
Al mismo tiempo EU implementa tácticas de guerra en su frontera con
México. Construye 125 kilómetros más de muro, duplica el número de
guardias fronterizos, de 18 mil 500 a 40 mil, ejerce mayor vigilancia
aérea para la que se está contemplando el uso de drones (aviones sin
tripulación, hasta ahora sólo usados en zonas de conflicto bélico como
Afganistán, donde han ocasionado muchas víctimas inocentes).
Cierto, el canciller José Antonio Meade, titular de la Secretaría de
Relaciones Exteriores (SRE), advirtió, con lenguaje mesurado, que estas
medidas “se alejan de los principios de responsabilidad compartida y
buena vecindad” entre ambas naciones. Sin embargo no ha habido la mínima
protesta de la parte oficial mexicana por la conducta, ésa sí criminal,
de desintegración de las familias de los migrantes con la deportación
del padre, la madre o ambos, reteniendo a los hijos de éstos para
enviarlos a orfanatorios. Tampoco se ha dado ninguna señal de disgusto
por el trato cruel, inhumano y degradante a los deportados.
Ah, pero con la generosidad que lo caracteriza, el Departamento de
Estado de los EU, coordinado con el de Seguridad Interna, brinda
capacitación a funcionarios mexicanos y de otros países para que “operen
de manera más efectiva” en el problema de los migrantes indocumentados
que transitan por territorio mexicano con el propósito de entrar a los
EU. No lo estamos haciendo bien, a pesar de tanto que se desvelan
capacitándonos, muchos se les cuelan.
Qué paciencia nos tienen
Pero ya se disponen a entrenarnos mejor, a ver si aprendemos, caramba.
Esto ya estaba contemplado en la Iniciativa Mérida. Abrieron desde
entonces academias de capacitación para nosotros, pero no las supimos
aprovechar. A ver si por fin aprendemos.
Esto es parte de la reforma recién aprobada donde se abordan medidas
para ampliar la seguridad fronteriza. La de ellos, no la nuestra, pero
también emplean la mesura diplomática evitando que suene a exigencia o
mandato. En lugar de darnos órdenes para que les hagamos la tarea, y
detengamos aquí ese flujo migratorio perjudicial antes de que les llegue
a ellos el problema, le ofrecen ayuda a México. O sea, ellos son
quienes nos hacen el favor. Gracias por su munificencia. Se pasan el
tiempo favoreciéndonos.
Un detallito
Algún funcionario gringo ha respondido a las débiles quejas del gobierno
mexicano respecto al trato a nuestros migrantes allá, que la mejor
forma de resolver la cuestión está en manos de este gobierno. ¿Por qué
no crea empleos suficientes para que sus nacionales no se vean obligados
a cruzar la frontera en busca de trabajo? Pero como nosotros no somos
groseros no les contestamos que asuntos como el de los migrantes
centroamericanos son problemas suyos y no nuestros. Que no tenemos
porqué ocuparnos de cuidarles la frontera.
Y otro detallito presente en nuestras relaciones con ellos: el
narcotráfico. Si no quieren que la droga cruce la frontera, es muy
sencillo: no la dejen pasar y ataquen allá adentro la distribución y el
lavado de dinero en vez de exigirle a México que lo haga. Esa guerra es
de ustedes y no nuestra. Gracias al servilismo del gobierno mexicano, en
especial el de Felipe Calderón, nos ha costado recursos de todo tipo y
decenas de miles de vidas la lucha por detener el flujo de narcóticos
hacia EU, para que los que se dicen afectados lo dejen seguir fluyendo.
Pero sería una mala contestación a tan buenos vecinos.
Gobierno esquizofrénico
Por un lado afectaron al transporte público y nos empujaron a comprar
más autos. Festejan el éxito de las automotrices mexicanas que cada año
aumentan considerablemente las ventas de vehículos. El número sobrepasa
las doscientas mil unidades anuales. Y por otro están pensando en
ampliar a un día más a la semana el programa “Hoy no circula”, en vista
del catastrófico aumento de vehículos en circulación que están a punto
de provocar el colapso de la ciudad.
Otro de los graves problemas del DF, que se extiende por la república,
es el pavoroso aumento del empleo informal que acarrea un sinnúmero de
otros problemas como es obstrucción del tránsito, circulación de
mercancías de procedencia no siempre lícita, competencia desleal al
comercio establecido, etc. Esto se debe a la carencia de fuentes de
trabajo y contribuye a ocultar dentro de las estadísticas el verdadero
porcentaje del desempleo en el país. Según el Instituto Nacional de
Geografía y Estadística, (INEGI), seis de cada diez mexicanos con empleo
está en el ambulantaje.
Y ahora nos sale la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
declarando anticonstitucional el artículo 29 que protegía a los mercados
tradicionales de la competencia más que desleal de los supermercados.
El artículo determinaba la distancia que debía haber entre estas grandes
tiendas y los mercados a fin de que el comercio tradicional no se viera
devorado por ellas. Pero ganaron los gigantes bajo cuyo peso sucumben
no sólo los mercaditos de comestibles sino todas las tiendas y servicios
pequeños, pues dentro de ellos puede uno encontrar tortillería,
panadería, pastelería, comida preparada, medicinas, cosméticos,
servicios de reparación de útiles caseros, ropa, artículos de cocina y
un largo etcétera. Con su arrolladora fuerza económica devoran cualquier
competencia. Y la SCJN le ayuda al pez grande a tragarse al chico.
Ahora pueden ponerse frente al mercado si les da la gana.
¿Qué va a ocurrir con las decenas de miles de pequeños comerciantes
provenientes de familias que por generaciones han vivido del mercado
tradicional, y con los que trabajan en el pequeño comercio? Pues que se
irán a engrosar las filas del ambulantaje. ¿O hay otra salida que no sea
la delincuencia?
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