¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
¡Aguas! Ya viene la privatización del agua
Jorge Canto Alcocer
Con
una lógica demoledora, cínica, propia de aquella visión de “poca
política, mucha administración”, Óscar Alcázar Pérez, alto funcionario
de CONAGUA, proclamó a los cuatro vientos las intenciones
gubernamentales de privatizar el agua, de convertir en mercancía de lujo
el bien fundamental que hace posible la vida en este planeta.
Ni el más contundente crítico del sistema político mexicano ha lanzado
una denuncia tan aguda a la criminal burocracia que nos desgobierna
como lo hizo Alcázar al señalar que “la política nacional hídrica busca
un manejo responsable y sustentable del agua”, y, abundó “es imperativo
transformar los organismos operadores en una figura empresarial
administrada por prácticas corporativas”.
¡Órale! O sea, que los actuales operadores del sistema hídrico son unos
irresponsables, dispendiosos y derrochadores del vital líquido, que
ponen en peligro la sostenibilidad del fundamental recurso. Y eso
incluye, a menos de que el castellano del Sr. Alcázar sea distinto al
que hablamos el resto de los mexicanos, a los actuales funcionarios de
CONAGUA.
La aterradora confesión de Alcázar fue hecha ante la Comisión del ramo
de la muy izquierdista –pero aparentemente ya muy poco popular- Asamblea
Legislativa del Distrito Federal. Sorprendentemente, las crónicas
periodísticas del deleznable suceso no reportan que los legisladores
hayan pedido la inmediata detención del cínico, su encarcelamiento por
delitos de lesa humanidad, tan siquiera su destitución como empleado del
pueblo. Bueno, parece ser que el canallita ni siquiera fue cuestionado
con la severidad del caso.
La desfachatez del tipo llegó al límite cuando planteó que el mayor
mérito de la privatización del agua sería “crear organismos
independientes de los cambios políticos electorales”, reconociendo
tácitamente que en este país dichos cambios siempre son a peor –o sea,
Peña peor que Calderón, él lo dijo implícitamente. En lo personal,
pienso que tan malo el pinto como el colorado-. Poco le faltó para
sugerir que sería un enorme avance que esa “independencia de los cambios
políticos electorales” llegara, por ejemplo, a los congresos estatales y
federal, a las presidencias municipales, a las gubernaturas, a la misma
presidencia de la república… (¿Estaría pensando en la monarquía el
gerentito de marras? ¿Se imaginan a Tabasco perpetuamente bajo el poder
de Granier, para que la institución gubernamental mantenga su
“independencia de los cambios políticos electorales”?)
Pero con todo y declaraciones torpes y ridículas, el gerentito Alcázar
nos hizo el enorme favor de terminar de develar una criminal política
que desde hace años ha venido denunciándose en el mundo entero, pero que
los políticos generalmente esconden: el neoliberalismo, como fase
terminal del capitalismo, ha llegado al extremo de comercializar hasta
los elementos más básicos para la vida humana.
Desde el gobierno de Fox, organizaciones civiles han llamado la atención
sobre los cambios legales que subrepticiamente se empezaron a realizar
por aquellos tiempos a nivel municipal y estatal en todo el país. Ahora
se dice que un proyecto de nueva ley hídrica ha sido presentado por la
puerta de atrás en el Senado de la República, con la intención de
privatizar de manera plena este importantísimo recurso. Las
declaraciones de Alcázar lo confirman.
En todo el mundo hay testimonios del fracaso de la privatización en
relación con la eficiencia del servicio. En Chile hace unos pocos meses
millones de habitantes de la capital se quedaron durante varios días sin
el vital líquido por errores administrativos de la empresa
concesionaria, y descubrieron además con terror que las leyes en la
materia no los protegen ni obligan al Estado a coadyuvar en su
prestación. Y así en otras partes del mundo, como Colombia, Perú y
Honduras.
Pero no necesitamos irnos tan lejos. Pregunte a cualquier habitante de
colonias populares y del centro de Cancún qué piensa de “Aguakán”, la
empresa que “presta” –es un decir eso de “presta”- el servicio de agua
potable. Pregúntele sobre las tarifas mensuales, los constantes cortes
al suministro y la “eficiencia” en reparación a nivel domiciliario o de
fugas a nivel calle.
En un país corrupto, las empresas corruptas prestan servicios malos y
caros. Y de uno u otro modo sobrevivimos con empresas como TELMEX, o las
recolectoras de basura y los prestadores de transportes públicos, pero
¿realmente estamos dispuestos a que nos hagan lo mismo con el agua?
¡Aguas!
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