Contralínea
¡Son las desaladoras, estúpidos! No hay otra salida a la sequía
Álvaro Cepeda Neri *
De tan citada la frase del estratega político James Carville, durante la campaña electoral del ya olvidado Bill Clinton, es archisabida: “¡Es la economía, estúpidos!”. Ahora, ante la devastadora sequía que tiene a las presas casi vacías de agua, los ríos casi secos y la falta de lluvias por las alteraciones climáticas, debemos transformarla por la consigna: “Son las desaladoras, estúpidos! Ha llegado el momento de recurrir a esa tecnología para surtir de agua potable a los estados del centro al norte del territorio. Con la técnica desaladora, Israelitas y canadienses logran quitarle la sal e impurezas al agua del mar, para llenar las presas que surtirán acueductos desde los litorales del Golfo de México y el Pacífico. La decadencia del campo, la ganadería y las necesidades de las poblaciones para surtirse del preciado líquido hacen impostergable la instalación de varias desaladoras para surtir de agua a Jalisco, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, Aguascalientes, San Luis Potosí, Colima, Zacatecas, etcétera, y resolver la pavorosa sequía.
En lugar de subsidios para resarcir los
daños por la falta de agua, que no resuelve de raíz el problema, debe
invertirse urgentemente en desaladoras. En varios países con el mismo
problema las desaladoras han sido la respuesta. Y es que la urgencia ha
recurrido a ese invento que potabiliza el agua de mar, para su uso en la
agricultura y la ganadería, sobre todo. Y para almacenarla en las
presas, de donde sale para sus destinos. Y esas desaladoras, en lugares
estratégicos, llevan directamente el líquido a las poblaciones, mediante
una variedad de acueductos. El ensayo para instalarlas en Sonora ha
fracasado porque los dos últimos desgobernadores (del Partido
Revolucionario Institucional, Eduardo Robinson-Bours, y del Partido
Acción Nacional, Guillermo Padrés Elías), prefirieron quedarse con el
dinero del pueblo que invertirlo en esas máquinas.
El gobierno federal ha de encargarse de
asumir esa tarea, para financiar la instalación de varias desaladoras
en los corredores de los mares del Atlántico, vía el Golfo de México y
del Océano Pacífico, para que por Tamaulipas, Veracruz, Sonora, Sinaloa y
Jalisco, contar con desaladoras que surtan del tan necesario elemento,
ante las constantes sequías que, desde hace al menos 15 años, mantienen
en peligro la vida en casi la mitad del país.
Las desaladoras son la solución. Y se
requiere un programa federal en conexión con esas entidades, para cuanto
antes cotizar con las empresas que tienen esa tecnología y contar con
esas innovaciones que resolverán el angustioso problema. Casi 50
millones de mexicanos (e incluso pobladores de la capital del país)
carecen de agua para cubrir sus necesidades más básicas, no se diga para
la agricultura y ganadería. Así que las desaladoras son la solución y
la Comisión Nacional del Agua, es quien debe tener la iniciativa.
*Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario