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Granier: el huracán de la corrupción que devastó a Tabasco
Álvaro Cepeda Neri
Conjeturas
A partir del uno de diciembre del año pasado y al cumplimiento del
primer semestre del año en curso, no debe caber la menor duda que el
peñismo asume las consecuencias del calderonismo y más si no encauza a
Felipe Calderón a un Juicio Político ante el Congreso de la Unión, y
después a un juicio penal para que responda de sus abusos, indolencias y
corrupción. Asimismo, al gobierno y administración federal peñista le
corresponde, con el actual gobernador de Tabasco y su Congreso estatal,
presentar al ex desgobernador de esa entidad, el tal Andrés Granier
Melo, para que dé cuenta y razón de su mal gobierno; de sus raterías, de
las de sus hijos (¡ah, los nuevos juniors!) y de sus compinches, que
saquearon al pueblo de ese estado y lo dejaron en el desastre total.
Granier es del PRI, y por esto con más razón le toca al “nuevo” PRI dar
un ejemplo con él y seguir con Fidel Herrera, Sabines, Ulises Ruiz, los
ex desgobernadores de Morelos, Michoacán, Jalisco, Colima, etc.
Granier fue un huracán de corrupción. Un ladrón. Raterazo. Tenga o no
los miles de trajes, de pares de zapatos o de mansiones de que presumió,
es un pillo que debe ser sometido al imperio de la ley penal y de la de
Responsabilidades de los funcionarios. Robó hasta hartarse. Y todavía
borrachín (como el alcohólico de Calderón), hizo alarde de sus robos y
alarde de cuanto se compró en tiendas estadounidenses. Cínicamente
confesó su corrupción. El peñismo debe presentar a Granier, por medio de
la PGR, pues Arturo Núñez (compadre del ratero y que se tardó en
proceder), ya puso la demanda y denuncia de los hechos y las cajas
repletas de casi cien millones de pesos.
Andrés Granier no es simplemente presunto responsable de: ejercicio
indebido de servicio público, abuso de autoridad, coalición de
servidores públicos, uso indebido de atribuciones y facultades,
ejercicio abusivo de funciones, peculado y enriquecimiento ilícito,
delitos que saltan a la vista pues ha sido sorprendido “in flagrante
delicto” o sea con las manos en la masa, y que van más allá de la
presunción del delito. Granier y sus compinches se apoderaron del dinero
del pueblo de Tabasco y no deben quedar en la impunidad. Si la promesa
de combatir la corrupción por la que tanta alharaca hace el peñismo va
en serio, con él ha llegado la hora de sentar en el banquillo de los
acusados a otros pillos que roban al amparo del poder público.
Ese desgobernador resultó peor que los huracanes que han devastado a
Tabasco y mucho peor que las inundaciones que han padecido sus
habitantes, pues su saqueo fue infame. Granier es un ratero. Un vil
delincuente. Y si no lo encarcelan y lo someten a juicio penal y
político, entonces la Nación y con ella Tabasco y sus habitantes,
tendrán la palabra constitucional contra todos esos ladrones que, al no
haber gobernado en beneficio de los tabasqueños ni del país, tienen el
derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno, porque el actual
ya traicionó a los mexicanos al interrumpir la observancia
constitucional.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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