¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Los yanquis van por todo, del Bravo a la Patagonia
María Teresa Jardí
Triste
recuerdo el aquel lejano cinco de mayo con Ignacio Zaragoza al frente
de un ejército de zacapoaxtlas derrotando a los franceses.
Mientras Barack Obama llegaba en su avión presidencial, en raudo viaje, a
dejar sentado a lo que aspira obtener de México el imperio yanqui, el tren que se conoce como “La bestia”, el que se ven obligados a tomar
los migrantes centroamericanos en su sueño de alcanzar una vida menos
marginada -en su anhelo por trasladarse a los Estados Unidos de
Norteamérica- era atacado por paramilitares, muy probablemente del
desarmado Instituto Nacional de Migración, con un represor como cabeza
nombrada por Peña.
Obama fue muy claro ante estudiantes con saco y corbata y empresarios,
padres de algunos de esos estudiantes, e invitados especiales, quizá,
funcionarios, padres de los otros, el imperio yanqui va por todo, del
Bravo a la Patogonia. El regreso al Plan Puebla-Panamá con el añadido de
que ahora lo quiere alargar el imperio hasta la punta del Cono Sur de
Continente.
Hasta la cocina también por lo que a la educación toca piensa meterse el
imperio. Educación que señala, Obama, que debe ser compartida entre
ambos países.
La educación sin memoria ni historia que acabe de cancelar la memoria y
la historia milenaria que sí tenemos los mexicanos. La educación que al
imperio le interesa. Para los pobres la educación que cuadricula el
cerebro para que sepan desde pequeños que su destino no pasa de ser la
mano de obra barata del imperio. Maquiladores aquí y jardineros allá, a
los que Fox ya se refería.
Y para los ahí presentes la educación que convierta en pro-yanquis,
cuando no del todo yanquis, a los hijos de las mafias adueñadas del
poder.
El neoliberalismo disfrazado por Salinas de neoliberalismo social, para
dar al salto con Zedillo a neoliberalismo a secas y con Fox a
capitalismo con el agregado, literal, de salvaje, adquirido con
Calderón, ya de plano México convertido del todo en laboratorio de los
yanquis, justamente como modelo a imponer en el resto del Continente.
De ahí el puesto, para esconder, pero también para aprovechar como
“educador”, en Harvard, de las futuras generaciones de hijos que allí se
convertirán en “gringos” cancelada la memoria de la historia que
propicia la identidad y el orgullo de pertenencia. La educación que
seguirá convirtiendo a los jóvenes aceptados como “aplaudidores” en el
Museo de Antropología e Historia en traidores a la nación mexicana y al
resto de países latinoamericanos. Países hermanos que hacen lo que
pueden para salir adelante a pesar del yugo que es la bota de los
yanquis.
La DEA y la CIA seguirán aquí y la paramilitar Gendarmería una pantalla
para regresar el Ejército nacional a sus cuarteles. El desprestigio
alcanzado con Calderón por el Ejército Nacional es tan grande que ya no
sirve para seguir cuidando los intereses del capo que le elijan al
actual gobernante como “el amigo narcotraficante” que se debe proteger
en nuestro país.
Que ya somos lo mismo. Aunque unos no sean iguales a los otros. Haciendo
bromas y referencias en español con cinismo y sin reparo, decía a un
puñado de estudiantes a modo que le aplaudían a rabiar, como hacía
también el resto de invitados a modo. Los que seguramente ni siquiera se
debieron sentir vejados por las medidas de seguridad impuestas en
tierra mexicana por el imperio yanqui. La nueva presente y futura mafia
que dicta y está convencida de que va a seguir para siempre dictando en
México las reglas. El bienestar alcanzado por millones inaudito. La
miseria de los muchos más millones de hambrientos no mereció ni una
referencia.
Futuros traidores los aplaudidores que se conforman con el confort para
ellos y sus familias. Aunque se tenga que continuar con la limpia de
pobres que afean el patio trasero del imperio canalla. Imperio que ya ni
a los suyos sirve. Imperio que sin el dinero de la droga con el que se
mantiene su sistema financiero su deuda externa se convertiría en tan
enorme como es su deuda interna.
Nada de despenalizar la venta de droga. La venta de esa mercancía se
mantendrá como clandestina. Ya se sabe que lo que no es clandestino no
deja el dinero a raudales que el imperio necesita. La violencia nada
importa mientras los latinoamericanos en general y los mexicanos en
particular sigamos poniendo los muertos...
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