¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
Desde el poder, una Reforma Laboral a la medida del poder
Todos entraron en arreglos. Los presidentes, saliente y electo;
los líderes parlamentarios; las dirigencias de los partidos; los
representantes de organismos empresariales… Todos aquellos que,
sintetizados por los nombres de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto,
representan al poder. La Reforma Laboral, cualquiera que finalmente sea,
va a pasar. Los únicos que no estuvieron representados en los arreglos
fueron precisamente aquellos a quienes afecta, los trabajadores.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En
medio de la disputa entre las dos cámaras del Congreso de la Unión por
las modificaciones a la Reforma Laboral y las diferencias que afloraron
entre los coordinadores de las bancadas priistas, el diputado Manlio
Fabio Beltrones y el senador Emilio Gamboa Patrón, los equipos de
transición de Enrique Peña Nieto y del presidente saliente Felipe
Calderón llegaron a un arreglo para evitar que la iniciativa se
“enfriara” en San Lázaro y a fin de que se apruebe y promulgue antes de
que termine el sexenio.
Los equipos de Peña Nieto
y de Calderón se reunieron para aclarar que más de 90% de la reforma se
había aprobado y debía ser promulgada, al tiempo que el responsable del
equipo de transición para la Reforma Laboral, Alfonso Navarrete Prida,
negoció y operó con los coordinadores Beltrones y Gamboa Patrón para
aclarar que Peña Nieto “no tiene pensado presentar una iniciativa
distinta” al asumir la Presidencia de la República.
Entrevistado por Proceso,
Navarrete Prida confirma que se reunió con ambos coordinadores el 30 de
octubre y que desde el equipo peñista la posición es que “lo aprobado
en ambas cámaras satisface las prioridades” de una reforma laboral.
“Esta
reforma contribuirá al crecimiento económico del país, generará mayores
empleos formales y plantea un equilibrio entre los distintos factores
de la producción: empresarios, autoridades y trabajadores”, señala
Navarrete al enumerar las “prioridades y expectativas” de la reforma.
–¿ Peña Nieto va a enviar otra iniciativa de reforma laboral? –se le pregunta.
–El
presidente electo no tiene pensado enviar una iniciativa distinta. Peña
Nieto tiene interés en que se concrete la reforma laboral, que se
discuta en ambas cámaras bajo el principio de respeto al artículo 123
constitucional y que no se haga una reforma por lucro, vanidad o cálculo
político.
–¿Aunque haya perdido su carácter de iniciativa preferente?
–Para
el presidente electo ese no es un tema a discusión. La parte que está
aprobada en ambas cámaras es más del 90% de la iniciativa. Lo importante
es que se publique, al margen de que se llame preferente o no.
Procurador
del Estado de México en el gobierno de Arturo Montiel y al inicio de la
administración peñista, Navarrete Prida insiste: “Hay una iniciativa
que ya pasó por ambas cámaras, que está en pleno tránsito legislativo
conforme a la Constitución, el artículo 71 y 72 de la Constitución, que
ya tiene una aprobación de más del 90%, y legalmente ya no se puede
volver a discutir”.
Bloque opositor
Frente a
los arreglos del calderonismo con el peñismo y de éste con los
coordinadores de las bancadas del PRI en el Congreso, los hubo también
entre el PRD y el PAN cuyas cúpulas anunciaron que formarán un “bloque
legislativo” no sólo para el tema de la reforma laboral sino “para todo
el sexenio” entrante, como afirmó el presidente panista Gustavo A.
Madero.
Alentados por el resultado de la alianza que concretaron
en el Senado para incorporar cuatro cambios a la minuta proveniente de
la Cámara de Diputados (lo consiguieron por 66 votos contra 62 del
bloque PRI-PVEM), los panistas y los perredistas comunicaron que ahora
“no hay una fuerza dueña del país, de modo que los acuerdos tendrán que
ser asumidos por las distintas organizaciones políticas, no una sola”.
A
la reunión opositora del 31 de octubre, cuando se dio el anuncio en un
restaurante de la Ciudad de México, asistieron los panistas Ernesto
Cordero, Luis Alberto Villarreal y Gustavo Madero así como los
perredistas Jesús Zambrano, Silvano Aureoles, Miguel Barbosa, Dolores
Padierna y Alejandra Barrales, y el exregente capitalino Manuel Camacho
Solís, actual senador por el Movimiento Ciudadano. De última hora los
cinco senadores del PT decidieron no acudir al encuentro.
Ambas
fuerzas acordaron que el bloque legislativo tendrá como objetivo “ser un
contrapeso contra excesos de autoritarismo que pretendan una regresión a
prácticas absolutistas” y que no sólo será para el tema de la reforma
laboral sino “para todo el siguiente sexenio”, según Gustavo Madero,
dirigente nacional panista.
Entrevistados por Proceso,
algunos de los asistentes consideraron que es importante la formación
de esta alianza porque “al PAN ya no lo condenan como partido a estar
adherido a Peña Nieto, a pesar de los acuerdos con Calderón”, mientras
que “el PRD ya no se limitará a ser una oposición testimonial y podrá
incidir en las iniciativas legislativas”.
Al PAN le interesa
especialmente la alianza en materia de anticorrupción, mientras que el
PRD buscará incidir para frenar una reforma energética, tal como la ha
planteado el equipo de Peña Nieto.
La formación de ese bloque se
gestó en el Senado cuando la exasambleísta capitalina Alejandra Barrales
y el exsecretario del Trabajo calderonista Javier Lozano, ambos
secretarios en la Comisión del Trabajo presidida por el priista Ernesto
Gándara Camou, comenzaron una serie de negociaciones para cambiar la
minuta de la reforma laboral proveniente de la Cámara de Diputados.
Al
PAN le interesaba incorporar los temas de transparencia y democracia
sindical que fueron eliminados en la votación de San Lázaro, mientras el
bloque de legisladores de izquierda, si bien votaron en contra de la
reforma, en lo general acordaron impulsar los temas de Acción Nacional, a
cambio de que se aprobara el artículo 388 bis.
El bloque opositor
provocó que fracasara la operación política planeada por Emilio Gamboa
Patrón, coordinador de los senadores del PRI, para que la minuta se
aprobara “en sus términos”, sin ninguna modificación.
Distintos legisladores y testigos de la negociación confirmaron a Proceso
que Gamboa se concentró en convencer, mediante dinero y prebendas como
el reparto de comisiones, a los senadores del PT y a otros legisladores
para que no se unieran al bloque PAN-PRD. Fueron cuatro votos clave que
modificaron la correlación de fuerzas en el Senado.
La alianza
también generó inconformidad entre los representantes empresariales. Una
semana antes de que se votara en el Senado, el dirigente del CCE,
Gerardo Gutiérrez Candiani, y el abogado empresarial Tomás Natividad,
presionaron a los legisladores del PRD y del PAN para que aprobaran la
minuta proveniente de la Cámara de Diputados “sin modificar una sola
coma”.
(Extracto del reportaje que se publica esta semana en la revista Proceso 1879, en circulación)
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