¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Realidad Vs. Maquillaje
Por Jorge Lara Rivera
Mientras ayudado por su pareja en vileza (la lady Macbeth mediática
quien haciéndose la mustia y con fingida voz no pierde oportunidad
propagandística en cualquier entrevista que consigue), prosigue su
frenesí ansioso de fama y por un lugar en la Historia, el vil ocupante
de Los Pinos pontifica sobre la Justicia –él, tipo de lo más injusto que
haya padecido el país y cruel como todos los cobardes–, va gritando a
los cuatro vientos que durante este sexenio hizo “el máximo de su
esfuerzo”, quiere probarlo entregando obras que están inconclusas,
hospitales inacabados (emulando el estilo del foxiato usurpador en el
Regional de Alta Especialidad de Mérida); inaugura con fines mediáticos
trechos –que no carreteras completas– a cada rato, tal hizo todo su
régimen, a la busca siempre de pretextos para aparecer en noticiarios, y
hasta asegura haber superado metas “a favor de los más pobres”, como
ese supuesto récord de “pisos firmes”, programa social creado por el PRI
y que tanto criticó el panismo pero aprovechó electoreramente,
desvirtuándolo y manipulándolo facciosamente.
Resulta todo demasiado ramplón, tan obvio, tan falso como corrompido.
Ese mal sabor ha dejado su reciente recorrido por estados sureños
(Veracruz, Chiapas, Campeche y Yucatán) donde, además, buscó reagrupar a
las huestes de su jauría causante del desastre que al cabo de su
gestión padece México; esa alta (es un decir) burocracia federal
enquistada en delegaciones en los estados, tratando de legitimarla ante
la sociedad de cara a inminentes cambios en la nómina. Sólo un gesto
desesperado de complicidad, ninguna solidaridad auténtica.
Y es que la idea de humanizar la política no puede reducirse a simple
aparición como vedette mediática en una rampa desde el Palacio Nacional y
con la banda presidencial, trivializando la investidura de jefe de
Estado, ni saludando escenográficamente a los hijos adoptados antes que
al Congreso –como hizo el payo Fox–, ni disfrazando a los propios de
soldados, con aires de Adelita enrebozada, ni ceder al relajado “dar
mordida” al pastel por 50 años del ISSSTE de sus subalternos ante las
cámaras, ni ponerse a desafinar en público arruinando el folklor
nacional –como el actual “jefe” del Ejecutivo. Esas son payasadas y sólo
exhiben la poca conciencia de la responsabilidad social que se
allegaron.
Para volver a la realidad basta fijarse que al mismo tiempo que
continuaban los alardes, jactancias, provocaciones y descalificaciones a
la crítica, en cambio, curándose en salud para conservar su silla y la
paga, antes que estalle el problema y lo tumbe del puesto, Agustín
Carstens Carstens ha preferido informar desde el Banco de México el
gigantesco monto de los recursos sacados al extranjero por empresarios
mexicanos favorecidos por el régimen: 111 mil millones de dólares, cifra
que supera 770 veces lo que salió en todo el foxiato y con creces lo
que se transfirió fuera del país en la crisis de los 80 del siglo
pasado. Y es que es tan grande la suma que supera 70% el total de las
inversiones de capital foráneo en el país (61 mil 434.2 millones de
dólares) en todo el sexenio, pese a todo lo que cacareó como pretexto a
sus políticas económicas draconianas y antisociales la actual
administración, predicadas por el pesado doctorcito.
Peor: entre el relajo propiciado por esa cortina de humo artificial con
las cifras manipuladas del INEGI del panista Eduardo Sojo Garza Aldape
(ex Coordinador de Políticas Públicas en el foxiato y primer Secretario
de Economía de este régimen) que ha venido diciendo los 2 últimos años
que “la aprobación social” al ocupante de Los Pinos “es alta”, y de
última hora con esa falacia de que la gente “está satisfecha con su vida
(en este régimen)”, aparece la gravedad de circunstancias en que se
halla el país. Como remate, literal, tal y como era previsible aun para
los legos, los últimos reportes indican que el desempleo sigue al alza,
al tiempo que las remesas de dólares cayeron de nueva cuenta, dando
lodoso corolario al régimen simulador de ese farsante, fingido y
prescindible jefe del Ejecutivo cuya pequeñez, insignificancia,
ineptitud y banalidad quedaron ya de manifiesto.
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