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Indice Político
Francisco Rodríguez
Adiós Calderón
Hay de adioses a adioses. Los que son tristes y desgarradores. Los que
están empapados de lágrimas. Los que nos desconsuelan. Los que requieren
de tiempo, mucho tiempo, para la conformidad.
Pero también están aquellos que son exactamente lo contrario. Los que
dan gusto. Los que causan alivio. Los que nos hacen exclamar un relajado
“¡por fin!”… aunque de momento no se sepa qué es lo que vendrá después…
El adiós a Felipe Calderón es de estos últimos.
Un adiós que debe obligarnos a reflexionar para no repetir la triste
experiencia de sus terribles seis años como ocupante de Los Pinos.
Una ocupación político-policiaca-militar de la residencia presidencial
que nos ha costado, dicen los últimos recuentos, más de 100 mil muertos,
muchos millones más de pobres y un desencanto de la política y de los
políticos –por su falta de resultados— que tampoco tiene parangón.
Un adiós a la ineficacia y a la ineficiencia. A la doble moral. A la
arrogancia. A la corrupción. Al cuatachismo infantiloide. Al redivivo
“ni los veo ni los oigo” y por eso hago mi santa voluntad.
Un adiós como el que escribió el poeta chileno Aristóteles España al dictador Augusto Pinochet:
Gran desafío para un poeta decirle adiós a un Dictador. No a través de
un poema como los de Ernesto Cardenal a Somoza, en la década del 70,
cuando lo despedía del universo a punta de fusil, sino en forma de
crónica al sátrapa local que ronda en la memoria desde hace más de 30
años y nadie se atrevió a encarcelarlo por sus crímenes. Digo nadie,
porque así fue. Por mi parte le digo Adiós Chacal, Adiós Pequeño y
Venenoso Buitre.
Que te vayas directamente, sin escala, al país de los dictadores donde
te encontrarás con Hitler, Mussolini, Stalin y todos los de tu especie,
de ambos lados de la metafísica mundial. Adiós Macaco, socio del Banco
Riggs y de todos los tesoros que te iremos descubriendo cuando ya no
estés en Fantasilandia.
Descubriste en tu paso por la Tierra que la Traición es un Bien para
alcanzar la Altura, y que dos más dos pueden ser ocho dependiendo para
quien se trabaje como en los poemas de Vicente Huidobro.
¿Alguna vez desde el Palacio de la Moneda, una noche de invierno, viste
pasar los ojos de los caídos de ambos bandos de la guerra que inventaste
para justificar tus crímenes?
¿Escuchaste algún silabario de halcones el día que intentaron
ajusticiarte en el Cajón del Maipo? ¿O el paisaje mental de los
prisioneros y torturados en la Isla Dawson como en Dachau, Treblinka,
Auswitch, Isla Quiriquina, Ritoque, Tejas Verdes, Chacabuco, Estadio
Nacional, Pisagua, Villa Grimaldi, Tres Alamos, mientras tus generales
sobrevolaban en helicóptero el lugar del crimen?
Adiós Miserable Roedor, Héroe de Alcantarilla; a la hora del crepúsculo y
desde cualquier lugar mientras llegas al país de los muertos, que te
reciban con orquestas e himnos militares el Guatón Romo, El Enano
Maldito, El Profesor Lucifer, y tu corte de breves Diputados y diminutos
Senadores del País de Nunca Jamás, donde la poesía sí existe para
condenar el odio, la matanza vil, el asesinato a campo descubierto.
Un lugar abstracto, como tú, Capitán del Miedo, donde el aire es aire y
la muerte también. Allí llegarás como quien regresa a su vieja
habitación con muñecas y sonidos de viejos circos de tu infancia, porque
como todo niño bueno alguna vez fuiste a uno, con payasos y
trapecistas.
Adiós Gusano, con perdón de los gusanos, porque te arrastraste toda la
vida para llegar a ser un tipo sin culpa, pero sólo deseabas llegar a
ser uno de Ellos, los mismos que hoy te abandonaron en las puertas del
templo, cuando querías caminar por la tierra sin condecoraciones,
repleto de regalos, y los Dueños de Todo te envían ahora de vuelta al
mundo real, con gallinas y serpientes.
Adiós ex Comandante en Jefe de la Derecha, de los Mercachifles, del
Soldado Desconocido, del Teniente Bello, del Mayor Agua Bendita, del
Mariscal de Campo, de la Estrella Solitaria, y de todos los que alguna
vez soñaron ser felices en un país llamado Cárcel.
Que quienes descansen el sueño eterno, en el cielo, mar, tierra o
cualquier lugar, como dice la Biblia; en especial los que ultimaste, se
apiaden de ti. Así sea.
Índice Flamígero: El cuento de la democracia nos dice que cualquiera
puede llegar a ser presidente. Dejando atrás las fantasías, la realidad
nos dice que un ex presidente puede ser un cualquiera. + + + Y si
alguien aplica de manera perfecta aquel viejo refrán de que “en el año
de Hidalgo, chin… a su madre el que deje algo” este es ni más ni menos
que Sergio Hidalgo, director del ISSSTE, quien ha utilizado a Jorge
Padilla como negociador y cobrador externo tanto para la asignación de
contratos como para el “moche” con los proveedores. Uno de los más
recientes casos fue el de la asignación directa de ropa hospitalaria por
260 millones de pesos, con comisión del 10%: 26 milloncitos pa’ la
buchaca. Lo malo para Hidalgo es que en el equipo de transición se
dieron cuenta a tiempo de este tipo de “negocios”, en los que también
participa su operador interno, el director de Administración Antero
Inman Campos. + + + Anote: Felipe Solís Acero, secretario particular de
la Presidencia de la República; Beatriz Paredes, otra vez Reforma
Agraria; Manuel Mondragón y Rafael Macedo, al alimón en la subsecretaría
de Seguridad Pública; Rosario Robles, Sedesol; Pedro Joaquín Coldwell,
Energía; Ildefonso Guajardo, Economía y, claro, Miguel Osorio,
Gobernación; Luis Videgaray, Hacienda, y Jesús Murillo en PGR. + + + Se
acabó la cuenta regresiva de Felipe Calderón. Hoy se va. + + + Al
sexenio que inicia mañana le quedan 2 mil 191 días.
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com
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